Nuestro contrato (editando)

Serás papá.

Narra (Ellise)

Durante la mañana siguiente amanecí de muy mal estado, las náuseas me consumían repentinamente, había despertado a Dorian repetidas veces por mi inestabilidad causada por el embarazo, empiezo a creer que sospecha del algo y espero que sea así, de todas formas le diría esta noche en la pequeña cena improvisada que tengo preparada para él, deseaba que fuese la sorpresa más hermosa que pudiera tener, no podía aguantar más tiempo ocultándole algo tan importante para ambos.

— ¿Segura que estás bien, hermosa? — pregunta mi marido por quinta vez, se ajusta la corbata mientras me observa sentada sobre la cama, asiento levemente.

— Lo estoy supongo que algo me cayó mal anoche, de todas formas Richard está aquí, no me pasará nada — intento tranquilizarlo, Richard aparece por la puerta con un vaso de agua y un caramelo para disipar el mal sabor.

— ¿Solo son náuseas? — le cuestiona a mi hermano, no podía soportar tanta ternura junta por ahora, Dorian parecía preocupado por algo tan sencillo y común.

— Son náuseas, le pasan a la mayoría de las mujeres y... — le golpeo levemente la pierna intentando callarlo, lo soltaría sin darse cuenta y esa, no era la idea que tenía preparada.

— Es muy común en el período de fertilidad — finaliza con una mueca en el rostro, sigo espectante en Dorian quien solo entrecierra los ojos. Hago un gesto con mis manos indicándole que se acerque, le abrazo suavemente dejando sobre su mejilla un beso, acaricio su cabello alegremente. No entiendo por qué deseo llorar ahora.

— ¿Qué pasa, nena?

— ¿Crees que puedes volver a casa temprano? Deseo cenar contigo a solas... — besa mi frente caminando con dirección a su saco, toma su billetera y su teléfono.

— Por ti lo que sea preciosa, ¿Qué hay de Marina? — pregunta, es ahí cuando mi hermano mayor interviene con rapidez.

— Hoy regresaré a casa, hablé con Roger ayer y le dije que podía visitar a Marina en mi apartamento — sonrío ante la sincronía de sus palabras, Dorian suelta una risita ante el plan elaborado de esta noche, sería sin duda la primera mejor noche de nuestro matrimonio.

— De acuerdo, que Marina no coma tantas golosinas antes de ir a la cama y por favor, cuida a mi pequeña — responde, adoraba cuán buen padre era y admiraba el amor que le daba a la niña, ambos eran realmente adorables.

— Por supuesto, te acompaño — se levantó al lado de mi esposo quien me guiñó el ojo y lanzó un beso al aire en señal de despedida.

— Adiós, querido.

Me lavanto con dirección al lavabo, vuelvo a lavar mis dientes por tercera vez, realmente odiaba el sabor metálico que quedaba en mi boca después de las náuseas, seguramente aprendería a lidiar con ellas a lo largo del embarazo. Después de salir escuché desde la planta baja unas voces susurrando, a lo que decidí bajar discretamente sin ser vista por ambos, Dorian y Richard permanecían serios y con una ligera preocupación sobre el rostro, no esperé a escuchar dicha conversación.

— No creo que sea una buena idea.

— Dorian cálmate ¿Quieres?, si empiezas a desconfiar de Roger a tempranas horas no sabemos cómo pueda reaccionar — responde Richard observando hacia la ventana, me quedo helada en mi sitio intentando entender su conversación.

¿Por qué habría de desconfiar de Roger? ¿Qué tipo de misterio intentan guardar ambos?

— Solo avísame si algo ocurre, a días del juicio no puedo estar más inquieto, si ella logra...

— No lo hará, estamos contigo y conoces muchas personas que están dispuestas a dar la cara por Marina.

Ese juicio tenía a todos bastante preocupados, aún con tan buena defensa por parte de Andrew.

— Sí te tranquiliza, mi apartamento tiene cámaras, puedes checarlas si eso te hace sentir mejor — tranquiliza, es cuando empiezo a retroceder hasta chocar con Marina, a quien le hago una señal para que guarde silencio.

— Gracias, gracias por todo — agradece y sale por la puerta, empezamos a buscar la habitación antes de que Richard se dé cuenta. Empiezo a buscar mi maleta mientras Marina bosteza sobre la cama.

— Ellie...oh, buenos días Mar — se sienta a su lado mientas me dispongo a buscar la caja que había preparado para Dorian.

— ¿Qué es eso? — inquiere la niña, me siento junto a ellos dispuesta a revelarle la sorpresa, siento un ligero nerviosismo ante su respuesta no obstante, intento ser positiva.

— Ábrelo con cuidado Mar, es para tu padre — indico, la niña me da una mirada rápida y con una sonrisa se dispone a abrir la caja aún incompleta.

— Dios míos, no puede ser — chilla con alegría, salta de la emoción con la prueba de embarazo en mano, las lágrimas comienzan a aparecer sobre su rostro rápidamente. Me abraza con suavidad mientras posa una mano sobre mi vientre.

— Voy a tener un hermanito, gracias muchas gracias Ellie — y me quebré en ese instante, el llanto no esperó a más y las lágrimas también me acompañaron.

— No me hagan llorar, por favor — mi hermano se remueve las lágrimas, me abraza con euforia mientras nos consumimos en esa gran alegría que invadió la habitación.

No podía estar más agradecida con la vida misma.

(...)

— Estás loca — Grita de emoción, posiblemente toda la cuadra lo ha escuchado. Liz y Louis rompen en llanto ante la anunciación,  reí divertida ante sus reacciones, no sabían si reír o abrazarme con fuerza sintiendo miedo por hacerme daño.

— Seremos tíos, seremos tíos — anuncia con alegría, a pocos minutos de abrir la tienda nosotros mismos por última vez.

— ¿Qué hicimos en nuestras vidas pasadas para merecer todo esto? — exclama Liz nostálgica, nos sentamos en nuestros escritorios observando el local con detenimiento, en mi mente pasaban los múltiples recuerdos de cuatro años en este lugar, llanto, risas y alegrías inundaban las paredes.

— Últimamente he pensado que en la vida debemos sufrir para buscar esa felicidad, no tuvimos un buen pasado pero hemos conseguido un buen futuro — aseguro, haciéndolos llorar aún más fuerte.




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