Nuestro contrato (editando)

Ayúdame.

Narra (Ellise)

— Richard fue por Marina a la escuela, le avisaron que Marilyn había pasado por ella horas antes — explicó angustiado, su rostro se transformó en una indescifrable caja de emociones, no tuve tiempo alguno de descifrarlos puesto que ambos ya habíamos salido en busca de la pequeña. Temí por un instante que esto se tratara solamente de una trampa, Marilyn se caracteriza por ser una mujer cruel, ya decía que entregarnos a la niña ya había sido muy misterioso.

— Esto es mi culpa, no debí descuidarme tanto Ellise — se lamenta con las manos posadas en el volante, sus nudillos se vuelven blancos de la presión ejercida, empieza a desesperarse rápidamente.

— No hay momento de buscar culpables Dorian, ¿Dónde podrían estar? — cuestiono sensata, mi esposo comenzaba a perder la calma, cuestión que no lo dejaba analizar con sensatez. Ruego en mis adentros que la pequeña se encuentre bien, no creo que Marilyn posea un límite de desconsideración teniendo en cuenta que es su propia hija, entendía perfectamente la desesperación de Dorian.

— No lo sé, Lucas no encuentra la ubicación del auto de Marilyn, deben de estar en el lugar menos esperado — murmura, entonces una idea sin sentido cruza mi cabeza de improvisto, parecía ser una locura, pero es por ello que las locuras resultan ser parte de la intuición, me detuve a compartir dicho pensamiento en tan mala situación.

— Pueden estar en casa, ¿A dónde pediría la niña que la llevasen? A nuestra casa — expreso, le observó fruncir el ceño al mismo tiempo que marca la direccional, siento un leve dolor en el vientre bajo el cual intento ocultar disimuladamente.

— Pídele a Dios que sea así.

No quise añadir más, los nervios me consumían más que esta mañana, me aterra la idea de que Marina pueda estar lastimada, esa mujer no tenía conciencia alguna y estoy segura que su hija debe estar muerta de miedo. Me parecía realmente increíble la desesperación por hacerle la vida imposible a Dorian, estando a tan pocos días del juicio, quería creer que esto era una simple coincidencia y no una extorsión, Dorian terminaría enfermo de esta situación parecía tan cansado, sin mencionar que la noche en que Roger trajo a Marina a casa le había visto llorar por su hija y el dolor que le causaba esta situación.

— Dios...duele — intento susurrar, la presión sobre mi vientre empezaba a incomodarme, Dorian me miró preocupado al aparcar el auto enfrente de la casa, me quité en cinturón respirando con dificultad.

— ¿Estás bien? ¿Es el bebé? — pregunta abriendo la puerta, niego suavemente en un intento por tranquilizarlo, se abalanza hacia mí buscando mis brazos, se detiene unos instantes y logra susurrar las palabras que hicieron quebrarme en llanto.

— Estaremos bien, estaremos juntos los cuatro, comenzaremos de nuevo mi amor — acuno su rostro entre mis manos para plantar un beso sobre sus labios, sus hermosos ojos azules me miran con cansancio y tristeza, sufría en silencio constantemente, me partía el corazón verlo tan cansado.

Me ayudó a bajarme con extremo cuidado, el dolor comenzaba a disminuir con lentitud, suponía que a esto se refería Monic al no exponerme a sentimientos muy fuertes, pero era inevitable siendo esa pequeña la que sufre con tanto dolor, ella era parte de mi alegría y poseía una porción de mi corazón. Al adentrarnos a la casa caminamos hacia la sala de estar, donde efectivamente estaba Marina vuelta un saco de nervios, su pequeño cuerpo tiritaba sin control alguno, Marilyn se encontraba a su lado con una sonrisa en el rostro, ¿Cómo diablos tenía esta mujer acceso a la casa? Giré mi cuerpo levemente solo para percatarme que la cerradura había sido forzada, aclarando de una vez por todas mi cuestionante.

— Que alegría verte Dorian, tú y yo debemos hablar — su tono de voz juguetón me puso de los nervios, mi cuerpo se tensó por completo mientras buscaba la mirada de Marina quien pedía en silencio ser alejada de la mujer.

— Ellise sube con Marina, las alcanzo luego — indicó serio, su grave voz resonó entre las paredes de la casa aumentando la tensión, la niña corrió hasta mí y me ayudó a subir con cuidado las escaleras, nos ubicamos en la habitación que compartía con su padre donde me posó con suavidad sobre la cama.

— ¿El bebé está bien? — inquiere angustada, asiento con suavidad palmeando la cama para que se acueste a mi lado, la abrazo con fuerza una vez comienza a llorar, entendía que se había llevado el susto de su vida con la persona a la que menos pensó que lo haría, esa mujer seguía siendo su madre y no lo dejaría de ser.

— Quiere separarnos Ellie, no te quiere ver conmigo ni con papá, — aclara, intento no darle vueltas al asunto, Dorian sabría que hacer no dudo de sus capacidades, ni quiero pensar que algo podría pasarle si se opusiera a la idea.

— Estaremos bien pequeña, te lo prometo.

Narra (Dorian)

— Por aquí — indico buscando la oficina, podía ocultar con excelencia mis nervios mas no podría hacerlo por mucho tiempo más, esta situación comenzaba a salirse de mis manos en cuanto Marilyn intentaba pasarse de lista. Temía no solamente por mis hijos sino por mi esposa también, esta mujer me había dejado claro cuán peligrosa podía ser con el sólo hecho de proponérselo.

— Estás siendo muy amable, amor — provoca con seducción en su tono, conocía la jugada y por ende, llevaba cierta delantera de por medio. Se sienta sobre mi silla de cuero, cierro la puerta atrás de mí quedando de pie, decido buscar sobre la estantería la botella de whiskey que doy por seguro no me hará nada.

— Mi tiempo es preciado, ¿Dime qué carajos quieres? — me mira detenidamente, si intenta comprender lo que pienso ha sido un fallido intento, frente a una amenaza lo mejor que sabía hacer era cerrarme por completo, sin una gota de sentimiento o expresión alguna.

— Pídele el divorcio a la princesita, y te daré a Marina sin protesta alguna. No creo que sea muy conveniente que entregue la copia del contrato en el juicio — me paseo hacia ella tomando el papel que le extiende, solo para constatar que el documento si era verídico en su totalidad. Me enfado en cuanto me doy cuenta de mi error, lo mínimo que deseaba era darle una razón para hacerme doblegar.




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