Narra (Ellise)
4 meses después.
— ¡Ellise! — escucho a Liz desde la habitación continua de su apartamento, me encuentro observando mi reflejo una y otra vez sobre el espejo, el vestido de novia fue ajustado a mi figura hace tan solo unos días, el embarazo comienza a ser visible. Sonrío ampliamente con el recuerdo de todos estos meses, hemos cumplido nuestro sueño finalmente, somos una hermosa familia.
Desde nuestro regreso a casa todo ha sido de maravilla, Dorian y Marina llenan mi vida a diario con una alegría inmensurable. Día a día me levantaba con tanto afán, dispuesta a cambiar el mundo a mi ritmo incluso a mejorar la vida de los demás. Marilyn fue juzgaba y condenada por quince años en prisión, dado que se comprobó estado de demencia se le internó en un psiquiátrico donde cumpliría su sentencia final, alejada de nosotros y de nuestra felicidad.
La empresa había crecido considerablemente en un corto tiempo, la popularidad había crecido en cuanto compramos una pequeña porción de acciones en Taylor Studios, así como se escucha, Roger había vuelto a nuestras vidas dispuesto a quedarse para siempre y yo como buena amiga, había arreglado un par de citas para él...creo que no ha salido tan bien como debía, tengo por seguro que él como mi hermano encontrarán esas mujeres que cambien sus vidas tal y como Dorian lo hizo conmigo.
— ¿Qué sucede Liz? — me giro a su encuentro, mi amiga me mira con lágrimas en los ojos, me atrevo a decir que se ha quedado sin palabra alguna.
— Estás preciosa...creo que estoy muy sensible — se acerca para abrazarme con todo aquel amor, mi vida de había vuelto de ensueño, tenía a mis amigos más cerca que nunca y mi familia por fin estaba completa. En alguna ocasión me he sentado a reflexionar y llego a la misma conclusión, si debí sufrir todo aquello para recibir tal felicidad, realmente valió la pena.
— No estás sensible Liz, mi mamá se ve como una hermosa princesa — la voz de Marina nos separa lentamente, me congelo apenas y escucho como acaba de llamarme, debo tratar de comprobar si esa pequeña niña me había dicho mamá.
— Marina amor ven acá, ¿Cómo me has llamado nena? — pregunto sentándome sobre el sofá, Marina prosiguió a sentarse a mi lado mientras acariciaba mi notorio vientre, ha estado a mi lado cada mañana cuando despierto por las náuseas o me acompañaba cuando tenía algún extraño antojo. Se había vuelto mi preciosa compañía.
— No quería decírtelo antes porque pensaba que te podías molestar, pero me haces muy feliz Ellie. Tú, mi pequeño bebé y papá...son todo lo que deseé mamá. — explica con calma, he de decir que las lágrimas invadieron mi rostro mientras le aferraba a su cuerpo y con todo aquel amor que desprendía mi corazón decidí besar su coronilla.
— Tú también eres nuestro mundo, mi amor.
— No quiero llorar más por favor, ahora tenemos que irnos antes de que Dorian piense que lo dejaste en el altar — bromea Liz quién se encontraba emocionada, ayer apenas podía respirar con todo aquel llanto en el que se sumió, la alegría y la preocupación por que su novio hiciera alguna locura durante la despedida de soltero había sido demasiado para ella.
— Opino lo mismo, quisiera saber si el tío Roger y el tío Richard están bien...ellos eran los verdaderos atentados anoche — fueron instantes para romper en carcajadas ante las palabras de Mar, desde el juicio la amistad de mi hermano y Rog había crecido a tal punto de hacerse inseparables, mi Dorian finalmente tenía verdaderos amigos cerca de él.
***
Una vez en la iglesia mi corazón late desenfrenado a causa de los nervios, toda la decoración, los preparativos y la ceremonia la habíamos planeas apenas hace dos meses atrás, realmente me emocionaba la idea de tener una boda abierta y en presencia de mi hermano quien ahora se encontraba junto a mí. Liz y Marina decidieron tomar sus respectivos lugares en el templo, mi hermano me esperaba en la puerta de la iglesia con lágrimas sobre sus ojos, finalmente su hermanita se casaría en su presencia.
— Te ves espectacular hermana, nuestros padres están realmente orgullosos en donde sea que se encuentren — dice, entrelazo nuestros brazos en posición para ingresar hacia el altar, una sonrisa amarga aparece sobre mi rostro y Richard hace notoria mi expresión.
La música comienza a sonar sobre el lugar, observo a nuestro alrededor como nuestros más cercanos amigos se encuentran presentes, mis compañeros de trabajo, los amigos de Dorian y cercanos empleados de nuestras empresas dispuestos a brindar por nuestro amor esa mañana.
Al final del altar yacían mis damaa de honor, Liz, Julia y Rita luciendo sus preciosos vestidos más radiantes que nunca. Al costado opuesto se encuentran los padrinos, Lucas, Roger, Charles, Loan y Paul tan apuestos robando aquella atención en el lugar, me preguntaba de igual si todos se habían comportado en la despedida de mi esposo, comprendí entonces el desespero de Lizareth.
Hay un vacío en mi todavía en mi corazón, y sé quienes son los responsables de ello. Desearía a la vida una segunda oportunidad, mis padres presentes en el día más feliz de mi vida.
— Desearía que ellos estuvieran aquí — exclamo aferrando aún más mi brazo contra el suyo, aquel era mi intento por no romper en llanto, por no derrumbarme puesto que aquel sentimiento me dolía tan profundo como nunca antes.
— ¿Qué dices? ¿Ellos están aquí es que acaso no lo ves? — corrige desviando su mirada, sigo su dirección solo para llevarme tal sorpresa. Al inicio de la fila de expectantes habían junto a Marina dos espacios vacíos, son los de mis padres como si aquel sitio se llenara con su esencia.
— Gracias Richard, gracias por todo — agradezco al borde de las lágrimas, estaba segura que no aguantaría hasta el final de la ceremonia antes de demostrar toda aquella alegría contenida.
Justo en frente del altar está Dorian, tan guapo como el día de nuestra primera boda y esta vez me sorprende lo que observo, ese hombre que se mostró seguro el día de la ceremonia hoy se encontraba sumido en el llanto.