Junio – 2001
Sin darse cuenta, ya habían pasado tres meses. ZhanYu había pensado en innumerables ocasiones en hablar con Hendery y decirle que ya no sería su guía—o más bien, su guardián. El omega ya se movía con confianza por las instalaciones y parecía no necesitar su ayuda. Pero, cada vez que una oportunidad se presentaba, ZhanYu encontraba una excusa para no hacerlo. Algo lo detenía, una inquietud que no lograba definir.
Esa tarde, mientras almorzaban en la cafetería, ZhanYu observó con atención cómo Hendery revisaba su bandeja, rebuscando entre los platos hasta encontrar lo que parecía interesarle más: un pequeño paquete de dulces. Una sonrisa casi imperceptible apareció en los labios de ZhanYu.
—¿Sigues comiendo dulces en el almuerzo? — preguntó, su tono cargado de una mezcla de curiosidad y reproche.
Hendery levantó la vista y, con un puchero infantil, murmuró:
—Sé que dije que los dejaría, pero no puedo evitarlo…
ZhanYu dejó escapar un suspiro corto, pero en su interior algo cálido se encendió al ver el gesto. Había algo en la expresión de Hendery, en su manera de ser tan genuina y sin pretensiones, que le resultaba fascinante. "Tierno", pensó sin darse cuenta, aunque jamás lo admitiría en voz alta. Luego, con un movimiento automático, tomó algunos de sus vegetales y los puso en el plato de Hendery.
—Debes comer bien o no crecerás. Eres muy pequeño, incluso para ser un omega —comentó mientras empujaba el plato hacia el chico.
Hendery infló ligeramente las mejillas, un gesto de indignación que rápidamente desapareció.
—No soy pequeño… Mi doctor dice que estoy bien para tener 15 años —respondió, pero no discutió más. Simplemente, tomó los palillos y comenzó a comer lo que ZhanYu le había dado.
El alfa lo observó en silencio, una pequeña sonrisa asomándose en sus labios mientras Hendery mordisqueaba los vegetales con una expresión entre resignada y agradecida.
—A tu edad yo era más alto —dijo, provocando una reacción inmediata.
—A tu edad yo era más alto —remedó Hendery, haciendo una mueca mientras seguía comiendo.
ZhanYu soltó una risa suave. Era increíble cómo en tan poco tiempo la confianza y comodidad entre ellos habían crecido tanto. Había algo natural en esa dinámica, algo que él no terminaba de entender pero que no le molestaba en absoluto. Hendery, por otro lado, parecía relajado, como si el mundo a su alrededor se hiciera más llevadero cuando estaba con ZhanYu.
Fue entonces cuando notó un pequeño trozo de arroz en la mejilla del omega. Extendió la mano para quitárselo, pero se detuvo en el aire al ver cómo Hendery giraba el rostro bruscamente hacia otro lado, su atención captada por alguien más.
—¡Qiang Hao! —exclamó Hendery al reconocer a un amigo que pasaba cerca.
El nombrado se acercó con pasos relajados, arqueando una ceja al escuchar el tono exaltado del omega.
—Oh, así que sí sabes hablar en voz alta, mochi de fresa —dijo con un toque de burla.
Hendery se sonrojó de inmediato.
—No me llames así… —murmuró, bajando la mirada. Aunque el apodo no le molestaba, sentía una vergüenza inmensa al ser llamado de esa manera frente a ZhanYu.
—¿Por qué no? Es perfecto para ti. Eres suave y dulce, aunque a veces un poco pegajoso —añadió Qiang Hao con una sonrisa burlona, mientras se sentaba junto a ellos sin esperar invitación.
Hendery intentó fruncir el ceño, pero el rubor en sus mejillas delataba que, en el fondo, disfrutaba la familiaridad del apodo.
—No soy pegajoso… —refunfuñó, mirando de reojo al beta.
ZhanYu, que había permanecido en silencio, apretó ligeramente los labios. Su mirada se desplazó entre Hendery y Qiang Hao, observando cómo el omega reía suavemente ante los comentarios del beta. Algo en la escena lo incomodaba. No era la presencia de Qiang Hao en sí, sino la forma en que Hendery parecía tan cómodo, tan despreocupado, como si el alfa no estuviera allí.
—Buenas tardes, XueZhang —saludó Qiang Hao al alfa, inclinando ligeramente la cabeza. ZhanYu respondió con un leve asentimiento, su expresión neutra, pero la rigidez en sus hombros revelaba su tensión.
—¿Ibas al salón? —preguntó Hendery, notando que la hora del almuerzo estaba por terminar.
—No, iba a ver si hacía sol —respondió el beta con un tono de sarcasmo ligero, una característica que Hendery había aprendido a tolerar con el tiempo. Su forma irónica de hablar, aunque desconcertante al principio, había terminado por resultarle divertida.
—Entonces voy contigo —dijo Hendery, negando con la cabeza y riendo un poco. Recogió su bandeja y se giró hacia ZhanYu con una sonrisa suave— Nos vemos luego, gege.
—Nos vemos… —respondió ZhanYu, mirando cómo el omega se alejaba junto a Qiang Hao.
—¿Seguro quieres ir? Te derretirás —bromeó el beta, ganándose una ligera risa de Hendery.
ZhanYu se quedó observándolos, su mirada fija en la espalda de Hendery mientras el omega reía de nuevo ante otro comentario del beta. La sensación en su pecho era extraña, una mezcla de molestia y vacío que no lograba entender. “Es bueno que tenga más amigos…”, se repitió a sí mismo, intentando justificar su incomodidad. Pero una parte de él no podía evitar sentirse relegado, como si la conexión que había construido con Hendery en los últimos meses estuviera siendo compartida con alguien más.
Miró su bandeja. La comida que antes le parecía suficiente para saciar su hambre ahora se le antojaba insípida. Con movimientos lentos, recogió sus cosas y se dirigió al contenedor más cercano para desechar los restos. Hendery solía irse con Qiang Hao de vez en cuando; no era algo nuevo. Sin embargo, cada vez que lo hacía, una sensación de incomodidad se apoderaba de ZhanYu, algo pequeño y fácil de ignorar al principio, pero que con el tiempo parecía crecer como una espina clavada en su interior.
Hoy, esa incomodidad era más fuerte, más persistente. No entendía por qué. Había algo que hacia que cada vez que veía reír a Hendery con Qiang Hao hacia que su incomodidad se mezclara con una punzada de irritación. ¿Por qué le molestaba tanto? No lograba encontrar una razón lógica, y eso solo lo frustraba más.
Editado: 21.01.2025