El auto avanzaba por la carretera, pero el ambiente dentro era sofocante. Hendery permanecía en silencio en el asiento trasero, con la mirada fija en la ventana, mientras sus padres intercambiaban comentarios sobre la cena.
—Realmente esperaba algo mejor —comento su padre—. Si va a estar con alguien, al menos que sea alguien con un futuro claro. ¿Qué puede ofrecerle ese chico?
—Nada. Absolutamente nada. —La señora Lu negó con la cabeza.
—Esa historia de la beca es una fantasía. —El señor Lu soltó una risa seca—. No quiero ser cruel, pero, ¿de verdad alguien como él tiene oportunidad de conseguir algo tan prestigioso?
—Probablemente ni él lo cree —añadió su madre—. Seguro solo lo menciona para impresionarnos.
Hendery cerró los ojos, tratando de ignorar las palabras de sus padres. No podía creer lo mal que podían hablar de ZhanYu, su novio se había esforzado mucho esa noche, incluso cuando ellos se la pasaron atacándolo durante toda la cena.
—Y ni hablar de que es alfa —continuó el señor Lu—. Eso ya lo convierte en un problema.
La señora Lu asintió.
—Hendery necesita estabilidad, alguien que lo cuide y lo entienda —dijo su padre—. No alguien que podría lastimarlo en cualquier momento.
—Por eso siempre he pensado que Qiang Hao sería una mejor opción para él —añadió la señora Lu con una sonrisa nostálgica—. Es un muchacho tan educado, tan tranquilo. Un beta perfecto.
Hendery apretó los puños en su regazo, sintiendo cómo la ira burbujeaba en su interior.
—Qiang Hao y yo somos solo amigos —murmuró, su voz cargada de tensión.
Sus padres ignoraron el comentario, continuando su conversación como si él no estuviera presente.
—¿Por qué no puede ver eso? —preguntó su madre, claramente frustrada—. Qiang Hao sería el compañero ideal. Ese alfa, en cambio…
—Debemos terminar con eso antes de que lo lastime. —El señor Lu concluyó con un tono definitivo.
Hendery por un momento pensó en gritarles, enfrentarlos ahí mismo, pero se contuvo. Sabía que cualquier cosa que dijera en ese momento solo empeoraría la situación. Respiró profundamente, tratando de calmarse.
Al llegar a casa, Hendery abrió la puerta del auto y salió rápidamente. Quería encerrarse en su habitación, respirar, alejarse de la hostilidad de sus padres. Pero la voz de su padre lo detuvo en seco.
—Hendery, ven aquí.
El tono firme y autoritario le hizo girarse lentamente. Sus padres lo esperaban en medio de la sala, con los brazos cruzados y expresiones que le dejaron claro que esto no era una conversación opcional.
—¿Qué quieren? —preguntó Hendery, sin molestarse en ocultar su irritación.
—Queremos hablar contigo sobre ese chico, ZhanYu —dijo su madre, con una seriedad que lo irritó aún más.
—Ya hablaron suficiente en el auto, ¿no creen? —espetó Hendery, cruzando los brazos.
El señor Lu frunció el ceño.
—Hendery, esto no es un juego. Necesitas escuchar lo que tenemos que decir. Ese chico no es bueno para ti.
—¿Por qué? —replicó Hendery, su voz cargada de desafío—. ¿Porque es alfa?
Su madre suspiró, como si hablara con un niño pequeño.
—No es solo eso. Es su situación. Su familia no tiene recursos, ni conexiones. ZhanYu no tiene nada que ofrecerte.
Hendery rió con amargura.
—¿Entonces es eso? ¿Piensan que está conmigo por interés?
—Es evidente —intervino su padre, alzando la voz ligeramente—. Hijo, eres un omega de buena posición, con un futuro asegurado. Ese chico solo te está utilizando porque sabe que nunca logrará nada por sí mismo.
—¡Eso no es verdad! —gritó Hendery, dando un paso hacia ellos—. ¡ZhanYu trabaja más duro que nadie! Tiene sueños, metas, y no necesita de nadie para lograrlas.
—Sé realista, Hendery —replicó su padre, con un tono cargado de desprecio—. Esa beca de la que habla, ¿de verdad crees que la va a conseguir? ¿Y si no la consigue, qué hará? ¿Vivir de ti?
—¡Él jamás haría eso! —Hendery apretó los puños, sus ojos llenos de lágrimas de frustración—. Pero claro, nada de eso importa porque lo único que ven es que es alfa.
—¡Porque ser alfa significa algo! —gritó el señor Lu, perdiendo la paciencia—. Los alfas son impredecibles, egoístas. Solo piensan en ellos mismos.
—¡No todos son así! —replicó Hendery con furia—. Ustedes están obsesionados con lo que pasó hace años. ¡ZhanYu no es el alfa que intentó lastimar a mamá! ¡Él no es esa persona! Es responsable, amable, y me respeta más que nadie. Y ustedes lo tratan como si fuera un monstruo solo por algo que pasó hace décadas. ¡Él jamás me haría daño!
La señora Lu dio un paso hacia él, intentando calmarlo.
—Hendery, lo hacemos por tu bien. No queremos que sufras.
—¿Mi bien? —Hendery soltó una risa amarga—. ¿Cómo pueden decir eso cuando lo único que hacen es juzgarlo sin conocerlo? Él me respeta, me ama. ¡Y yo lo amo a él!
El señor Lu golpeó la mesa que estaba a su lado con el puño, haciendo que Hendery diera un paso atrás.
—¡Eres un niño, Hendery! No entiendes cómo funciona el mundo. Los alfas no cambian. Ese chico te lastimará tarde o temprano.
Hendery sintió cómo su rabia alcanzaba un punto de ebullición.
—¡Ustedes no lo conocen! ¿Saben quién estuvo conmigo cuando nadie más quería? ¿Quién me hizo creer en mí mismo? ¡ZhanYu! Y mientras ustedes lo insultan, él nunca ha dicho nada malo sobre ustedes.
El silencio cayó por un momento, hasta que su padre explotó de nuevo.
—¡Basta, Hendery! No vamos a permitir que sigas con él. Termina esa relación ahora mismo.
—¡No lo haré! —Hendery gritó, con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Saben cuál es su verdadero problema? Que odian a los alfas porque no pueden dejar el pasado atrás ¡Supérenlo!
El señor Lu, fuera de sí, levantó la mano y abofeteó a Hendery.
El sonido resonó en la sala, dejando a todos en silencio. Hendery se llevó una mano a la mejilla, su expresión una mezcla de incredulidad y dolor.
Editado: 22.02.2025