El fin de semana había sido interminable para Hendery. La orden tajante de sus padres de no salir lo había dejado atrapado en casa, lidiando con su tristeza en soledad. Aunque ZhanYu le enviaba mensajes para consolarlo, Hendery evitó las llamadas, sabía que, si escuchaba la voz del alfa, terminaría llorando, y lo último que quería era cargar a ZhanYu con su dolor.
El lunes llegó como un respiro, aunque apenas había dormido. Hendery caminó por los pasillos de la escuela con los hombros hundidos y los ojos ocultos detrás de unas gafas de sol. Era un intento inútil de disimular el cansancio y la hinchazón en su rostro.
Al girar en una esquina, se encontró con Qiang Hao, quien llevaba una sonrisa burlona en el rostro y el uniforme desarreglado como siempre.
—¡Eh, Hendery! —lo saludó, deteniéndolo con un golpe suave en el hombro—. ¿Qué tal tu fin de semana romántico? ¿Te casaste ya con ZhanYu?
Hendery bajó la mirada, deseando no tener que contestar, pero Hao continuó sin darse cuenta del ambiente.
—En serio, cuéntame, ¿cómo fue la cena con tus papás? ¿Ya lo aman o lo odian más?
Hendery se detuvo en seco, y Hao finalmente notó la rigidez en su postura. Al ver que no respondía, ladeó la cabeza con curiosidad.
—Espera… ¿qué pasó?
Las lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos de Hendery, pero las contuvo mientras mordía su labio con fuerza. Sin decir nada, agarró la muñeca de Hao y lo arrastró hacia un rincón menos concurrido del pasillo.
—¿Qué demonios pasó? —insistió Hao, más serio ahora.
Hendery tomó aire y dejó escapar las palabras en un torrente incontrolable. Le contó todo: la cena, los comentarios hirientes, la discusión que siguió en casa y la bofetada de su padre. Cuando terminó, sus hombros temblaban mientras intentaba contener las lágrimas.
Hao lo miró, atónito.
—Eso… Eso es una locura. ¿Tus papás? ¿Ellos? ¿Los señores Lu que siempre son tan amables y atentos? ¿Trataron tan mal a ZhanYu?
Hendery asintió con la cabeza, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano. Hao chasqueó la lengua y se cruzó de brazos.
—Vale, no sé cómo procesar esto. O sea, XueZhang no es el tipo más emocionante del mundo, pero es un buen tipo. Si yo tuviera que elegir a alguien para mi mejor amigo o lo que sea, probablemente sería él. Es más, si fuera omega me buscaría alguien como el… pero con dinero y menos soso.
Hendery dejó escapar una risa ahogada, y Hao sonrió de lado.
—Mira, sé que es un lío, pero escucha: haz lo que quieras. Si tus papás no lo entienden, es su problema, no el tuyo. Al diablo con ellos.
—No puedo hacer eso, Hao —murmuró Hendery, sacudiendo la cabeza.
—¿Por qué no? —Hao suspiró, exasperado—. Estas tan acostumbrado a ser el hijo bueno, obediente y sumiso que tus papás ni siquiera dudan al rechazar a ZhanYu porque creen que tarde o temprano harás lo que ellos dicen. Y ya que estamos aquí, creo que oficialmente dejaré de ir a tu casa. A este paso, tus padres van a empezar a pedirme que salga contigo, y no, gracias. A menos que me paguen, claro.
Hendery dejó escapar una pequeña carcajada, y Hao sonrió satisfecho al ver que su amigo se relajaba un poco.
—Anda, vamos a la clase. Aunque, bueno, si quieres saltarte la primera, no me quejo.
Hendery lo miró con un atisbo de sonrisa.
—¿Qué estás sugiriendo?
—No sé, tal vez podemos buscar un lugar donde hablar sin que el profe nos dé un sermón.
El omega asintió, y juntos se dirigieron hacia el jardín trasero de la escuela.
ZhanYu intentaba concentrarse en la lección, pero sus pensamientos estaban muy lejos del aula. El rostro de Hendery, lleno de tristeza, era lo único que podía ver en su mente. Sabía que su omega no estaba bien, y la impotencia de no poder consolarlo lo estaba volviendo loco.
—¿Algo te pasa? —preguntó Jian, inclinándose ligeramente hacia él.
ZhanYu salió de su ensimismamiento y negó con la cabeza.
—No es nada.
—¿Seguro? Pareces… distraído.
Tras un momento de vacilación, ZhanYu suspiró.
—Es por la cena con los padres de Hendery. No salió como esperaba.
Jian fingió sorpresa, aunque por dentro se sentía triunfante.
—Qué pena. Pero, bueno, no siempre puedes caerle bien a todo el mundo. Quizá es mejor que no te esfuerces tanto.
Antes de que ZhanYu pudiera responder, un bollo de papel voló por el aire y golpeó la cabeza de Jian. La chica se giró para ver a WenJun, quien sonreía con inocencia desde su asiento.
—¿Qué? —Jian lo fulminó con la mirada
WenJun puso su dedo en su boca, señalándole que se callara.
Cuando llegó la hora del almuerzo, los tres se juntaron para dirigirse al comedor. Durante el trayecto, ZhanYu le contó a WenJun los detalles de lo sucedido en la cena.
—Parece que tus suegros son todo un caso —comentó WenJun, rascándose la barbilla—. Pero no te preocupes, sólo tienes que ser paciente. Al final, entenderán que amas a Hendery.
—¿Y si no lo hacen? —intervino Jian, con un tono de falsa preocupación—. Quizá no vale la pena tanto esfuerzo.
ZhanYu guardó silencio, las palabras de Jian le hicieron eco. Pero WenJun no dejó que las dudas crecieran.
—No escuches eso, ZhanYu. Si amas a Hendery, sigue adelante. Todo se resolverá.
Al llegar al comedor, ZhanYu notó la ausencia de Hendery y Qiang Hao. Justo entonces, su teléfono vibró con un mensaje. Era de Hao.
"Ven al jardín. Pero solo tú."
ZhanYu frunció el ceño, pero no perdió tiempo.
—Los veo después —dijo, girando sobre sus talones.
Jian quiso seguirlo, pero WenJun la detuvo con una sonrisa.
—Déjalo. Vamos a comer.
La beta resopló, pero no tuvo más opción que seguirlo.
ZhanYu llegó al jardín, donde pocos estudiantes se encontraban. Al final de una hilera de árboles, vio a Qiang Hao y Hendery sentados juntos. Al acercarse, notó las gafas de sol de Hendery y levantó una ceja.