Era un sábado soleado, y Hendery apenas podía ocultar su emoción mientras cerraba la puerta de su casa con cuidado. Había conseguido convencer a sus padres de que lo dejaran salir, una hazaña que no era fácil dadas las circunstancias actuales. Su aversión hacia ZhanYu hacía que cualquier permiso terminara con un rotundo no, pero esta vez había tenido un as bajo la manga: Qiang Hao.
—Dime otra vez por qué estoy aquí sacrificando mi sábado. —preguntó Qiang Hao, caminando junto a Hendery con las manos en los bolsillos y un aire de fingida resignación.
—Porque eres mi amigo y me quieres mucho. —respondió Hendery, sin molestarse en ocultar la sonrisa de satisfacción en su rostro.
—Claro que sí, pero no lo suficiente como para querer enfrentarme a tus padres si algo sale mal. —bufó Qiang Hao. Luego agregó con un tono más ligero—. ¿Sabes la imagen de chico perfecto que tienen tus padres de mí? Estoy arriesgando mi reputación para que tengas tu cita secreta.
—Prohibida. —corrigió Hendery con un tono travieso.
Qiang Hao lo miró de reojo.
—Eso no hace que suene menos complicado.
Llegaron a la estación de tren, y Hendery abrió su mochila, buscando algo con rapidez.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Qiang Hao, arqueando una ceja mientras Hendery se dirigía al baño público.
—Me cambiare de ropa.
—¿Por qué? —insistió Qiang Hao, siguiéndolo con la mirada.
—Por el aroma. No puedo arriesgarme a que mi mamá note el aroma de ZhanYu en mí. Siempre se me pega. —respondió Hendery antes de desaparecer tras la puerta del baño.
Cuando salió, llevaba una camisa distinta, limpia y planchada, que contrastaba con la informalidad de la camiseta que había usado antes.
—Eres un exagerado, ¿lo sabías? —dijo Qiang Hao, mientras cruzaba los brazos.
—Solo soy precavido. —respondió Hendery alzándose de hombros.
Minutos después, ZhanYu apareció en la entrada de la estación. Con su postura recta y su porte sereno, llamaba la atención incluso entre la multitud. Hendery corrió hacia él en cuanto lo vio, envolviéndolo en un abrazo lleno de entusiasmo.
—¡ZhanYu! —exclamó, como si no lo hubiera visto en años.
El alfa se tensó ligeramente al sentir las miradas de los transeúntes, pero no apartó a Hendery. Aunque aún le incomodaban las muestras públicas de afecto, había aprendido a aceptar la espontaneidad de Hendery como parte de su personalidad.
—Hendery, estamos en público. —murmuró, recordándole que aún estaban en China, donde tales muestras de afecto no eran comunes.
—¿Y eso qué? —respondió Hendery, sin soltarse. —En Canadá, los abrazos no tienen horario ni lugar.
Qiang Hao observó la escena con una mezcla de resignación y diversión.
—De verdad, ustedes no tienen remedio. —dijo, poniendo los ojos en blanco. Luego se dirigió a ZhanYu con un tono más serio—. Cuídalo bien, ¿sí? Prometí que estaría de vuelta antes de las ocho. Si llego tarde con él, sus padres me asesinan, y luego yo a ustedes dos.
ZhanYu asintió.
—Estará de vuelta a tiempo, lo prometo.
Hendery, ignorando por completo el intercambio, se volvió hacia ZhanYu con los ojos brillantes.
—¿A dónde vamos?
ZhanYu sonrió levemente, un gesto que Hendery reconocía como su manera de expresar cariño sin palabras.
—Es una sorpresa.
Tomados de la mano, Hendery y ZhanYu se dirigieron al andén. Qiang Hao los vio alejarse, negando con la cabeza.
—Debería cobrarles por esto. —murmuró para sí mismo antes de girar sobre sus talones y marcharse.
Dentro del tren, Hendery se acomodó junto a ZhanYu, mirando por la ventana con una sonrisa soñadora.
—No puedo creer que estemos haciendo esto. —dijo en voz baja, su tono lleno de felicidad.
—¿Salir a espaldas de tus padres?
—Si. —respondió Hendery, apoyando su cabeza en el hombro de ZhanYu. —Es como si fuéramos Romeo y Julieta.
—Es una comparación un poco exagerada, pero me alegra que lo tomes por un lado más romántico y ya no estes tan triste.
El omega levantó la vista para observarlo, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y adoración.
—Es que contigo todo se siente como una historia de amor.
ZhanYu bajó la mirada hacia Hendery, permitiéndose una pequeña sonrisa antes de apartar la vista, incómodo pero enternecido por la sinceridad del comentario.
Luego de unos minutos en tren, el ruido de la ciudad comenzó a desvanecerse gradualmente, pero los grandes edificios aún eran visibles en la distancia. Hendery caminaba al lado de ZhanYu, mirando a su alrededor con curiosidad. El vecindario en el que se encontraban era modesto, con calles algo estrechas y casas que, aunque no eran viejas, no tenían el brillo de los lugares más prósperos de Tianjin. Este tipo de barrios no era algo a lo que Hendery estuviera acostumbrado, pero aquí estaba, caminando junto a ZhanYu sin saber exactamente a dónde lo llevaba.
Las pequeñas tiendas alineadas a lo largo de la calle tenían un aire algo rústico, algunas con carteles viejos y fachadas algo desgastadas, nada como las boutiques de lujo o los centros comerciales con los que Hendery estaba familiarizado. Era un barrio sencillo, pero de alguna manera, tenía su propio encanto.
—¿Dónde estamos? —preguntó Hendery, mirando a su alrededor, un tanto sorprendido por lo diferente que se veía todo.
ZhanYu sonrió, notando la sorpresa en los ojos de Hendery, pero no respondió de inmediato. Él ya conocía ese lugar tan bien, pero no esperaba que Hendery lo entendiera al instante.
—Ya lo veras. —respondió ZhanYu con una sonrisa.
A medida que caminaban, Hendery notó cómo las personas saludaban a ZhanYu con familiaridad. Un par de veces, un saludo o una sonrisa les llegaba desde las casas cercanas. Como una señora mayor que barría frente a su casa, quien se detuvo al verlos pasar y, con una sonrisa, saludó a ZhanYu.
—¡ZhanYu! —exclamó la mujer, agitando la escoba mientras se acercaba—. ¿Cómo va todo en la escuela?