Solo dos días después me encuentro saliendo de mi turno, y como desde el primer día me dirijo hacia la habitación de Mia, su evolución ha sido impresionante, en pocos días sus pulmones han mostrado muchos índices de mejora, estoy realmente feliz por eso.
Lo negativo en todo esto es que mis horarios no han coincidido con los de Ed y no lo he visto, al contrario de lo que creí, cada día estoy más convencida de que hablar con el de una vez por todas es lo correcto y lo que ambos necesitamos en estos momentos.
También que como he estado ocupada no me he podido acercar a el orfanato donde dejaron a Mia para hablar con ellos sobre que necesito para adoptarla, espero que me encuentren apta para intentarlo, esta pequeña es muy importante para mí y quiero poder protegerla… Estos días me he imaginado una vida al lado de Mia y Edward.
Llevó a Mia a la bañera y le doy un baño para que pueda dormir tranquila esta noche, quisiera poder llevarla a casa conmigo, pero por ahora solo me conformo con quedarme algunas noches con ella aquí, ella necesita estar bien cuidada ahora.
La visto con una pequeña pijama que compre esta mañana cuando venía camino al trabajo, no me pude contener cuando la vi en la vitrina del almacén, es de color azul claro, con el dibujo de una luna llena en su pancita.
Se ve hermosa con ella puesta, me siento en la mecedora que hay en la habitación con Mia en brazos y comienzo a cantarle una canción de cuna para poder dormirla, ella no tarda mucho en dormirse. La acuesto en su cuna y vuelvo a la mecedora para leer un rato, normalmente me voy después de dormirla, pero hoy tengo permiso para quedarme con ella toda la noche, también espero que Ed llegue hoy, sé que sabe que me quedare toda la noche aquí así que si es inteligente, entenderá que es nuestra oportunidad para aclarar las cosas.
El reloj de mi celular marca que son las 8 pm lo que significa que puede llegar en cualquier momento, me he preparado para hablar con él, deje a un lado mi prejuicio y abrí mi mente a su posible explicación.
Para cuando se hacen las 8:30 escucho la puerta de la habitación abrirse, sé que es él, escondo mi sonrisa tras el libro, se acerca a mí y toma asiento en la silla a mi lado, debo decir que Ed tiene a Mia como una princesa, su habitación esta amueblada y ambientada para hacerla sentir cálida y cómoda.
-Hola, Hannie… ¿Hace cuánto que se durmió? - Pregunta bajo con la intención de no despertar nuestro angelito, sonrío, siempre tan considerado.
-Ed, hace una media hora aproximadamente, ¿Qué tal estuvo tu día?
-Mejor de lo que espere… No quiero sonar cansado, pero por favor dime que hoy si me vas a escuchar - Me dice y no puedo evitar sentirme algo culpable.
-Ha llegado el momento, Ed no más huir de lo inevitable, puedes comenzar que yo te escuchare, pero prométeme que al final tú me escucharas a mí, está bien.
-Sí, voy a ser completamente sincero contigo, desde que te vi en esa cafetería sentí que te pertenecía, lo del baile solo fue el destino jugando a mi favor, pero tenía miedo, no es común querer en tu vida a alguien que acabas de conocer, por eso te pedí que fuéramos más despacio. - Asiento y él suspira, toma mis manos en las suyas y se endereza - Aquel día de nuestra segunda cita, el peor día que he tenido en mucho tiempo, luego de que salieras al baño apareció una hija de una familia amiga de la mía, ella siempre me ha tenido fastidio por así decirlo, siempre que puede me saboteaba todas mis cosas, al verme me preguntó el que hacia allí y yo tontamente le respondí que estaba en una cita con la mujer más increíble que había conocido jamás, ella se rio y medio a si, pues vamos a ver qué cree esa mujer cuando te vea con otra, en segundos sus labios estaban sobre los míos, de la impresión tarde en reaccionar y cuando lo hice ya era tarde, tú ya nos había visto. Me volví loco en ese momento tu no me querías escuchar y de la nada desapareciste, estaba tan desesperado por encontrar que mi único escape a mi obsesión era el obtener mi puesto como director, ahora que escuchaste mi parte quiero pedirte que borremos todo y empecemos desde cero…
-Antes quiero que me escuches tu a mí, necesitamos sacar todo de nosotros para empezar de nuevo, ese día no te puedo negar que estaba dolida, no encontré otra solución que escapar de lo que me hacía daño, pero no me fui por mi propia voluntad, mi abuela sufrió accidente y tuvimos que irnos de inmediato, durante todo este tiempo me sentía traicionada por ti y no quería parecer la mujer tonta con la que los hombres pudieran jugar, siempre me esforcé por ser independiente y no podía aceptar el hecho de que tu posible engaño me hiciera tanto daño, sé que actué muy impulsivo en ese momento, pero ahora que por fin deje de pelear contra mi propia felicidad entiendo lo equivocada que estuve, y por eso me quiero disculpar, por ser una cobarde y huir de tu explicación y si tu aceptas mis disculpas y estás dispuesto a darnos una oportunidad, nada me haría más feliz. - Todas mis palabras han estado dando vueltas en mi cabeza y por fin las pude decir.