Nuestro destino es amarnos: Primer Reencuentro

Capítulo 4

—¡Hola tía, ya llegué!— la abraza y le da un suave beso en la mejilla, la mujer dejo de lado lo que estaba haciendo, apenas lo escucho.
—¡Hola hijo, llegaste muy rápido! No era necesario apresurarse mucho, ya que siempre llegas un poco tarde a casa— Saludó sonriente la Tía Yuni a su joven sobrino.


—¡Cómo no va a ser necesario llegar pronto si estás enferma! Quería cuidarte hasta que mejores y siempre que llego un poco tarde es porque voy a acompañar a mi amiga a su casa— explico, mientras alzaba las fundas con los medicamentos que había comprado camino a casa.
—No necesitas explicarlo, mientras llegues a salvo; pero, ya que lo mencionas ¿Quién es esa amiga? —dijo levantando sus cejas con picardía para luego añadir— ¿Es una chica linda, tu novia o te gusta?—


—¡Pero que dices tía! No es mi novia, solo es una amiga; mi amiga de la infancia, talvez la recuerdes— respondió con afán.
—¡Déjame pensar! Solías estar la mayoría del tiempo jugando con una niña que se llamaba Leyla ¿Es ella?—


—¡Si ella, la recuerdas tía!—
—Aún tengo buena memoria, no estoy tan vieja después de todo— Aseguró, notando como su sobrino había evadido el tema.

—¿Ya te sientes mejor o necesitas algún medicamento?— Estaba preocupado, la noche anterior sé le había subido la fiebre y no tenía medicamentos para tratarla en seguida.
—Ya me siento mucho mejor; pero ¿Por qué mejor no me cuentas sobre esa linda chica que tanto te gusta?— sugirió mientras veía como el muchacho se sonrojaba súbitamente.
—¡Tía!— Se quejó sin saber que más decir al respecto.

 

 

—¡Padres, ya estoy en casa!—
—¡Qué bueno que llegaste pronto! Porque no te imaginas quién está aquí— comentó la Señora Tzes, extrañamente alegre en comparación con la última semana, donde solo lucia un rostro rígido en presencia de su amigo.


—¿Por qué tan alegre madre? ¿De quién se trata?—
—Pues adivina— Hace una pausa y al no recibir respuesta, con disimulo le pide al invitado que se acerque.
—Hola cariño, ¿Me extrañabas?—


—¡Carlos, cariño! Claro que te extrañaba —No sabía como reaccionar ante tan inesperada visita—. —¿Cómo así nos visitas después de tanto?— sonríe de forma forzada, sin entender el porqué su novio estaba allí, después de no comunicarse en varios días.


—Creo que tarde en visitarlos, he estado un poco ocupado y por eso mismo, no he podido asistir a clases mi vida; pero no te molestes por eso, hoy he venido a verte— Sonrió aliviado de verla, la había extrañado. Expandió sus brazos, esperando que su novia se acercara.
—Entiendo, no estoy molesta— Sintiéndose un poco aliviada, se unió a él en un cálido abrazo, después de todo Leyla lo quería mucho y lo había extrañado en los días que se había mantenido alejado.

 

Al terminar la cena, los Señores Tzes decidieron que lo mejor era dejarlos a solas para que la pareja se ponga al corriente. Aunque, la idea fue de la Sra. Tzes, que casi rogó a su esposo para llevar a cabo su plan y así, unir a la joven pareja, ante los varios días que habían pasado separados.

 

—Cariño, quiero hablar contigo de algo serio y necesito que seas muy sincera conmigo —Empezó a hablar de forma directa y suave; pero muy poco le duro—. —¿Estás conociendo a otro chico? Hay rumores de que pasas todos los días en compañía de un chico al cual no conozco—


—¿De qué estás hablando? ¿Crees en esos chismes?— respondió a la defensiva, sintiéndose dolida por la desconfianza de quién sería su futuro esposo.
—No se trata de si creo o no, solo responde ¿Es eso cierto? —Empezaba a frustrarse viéndola en total silencio, sus ojos le recriminaban y su mirada estaba cargada de decepción. Aun así, no pudo contenerse y dijo la primera tontería que cruzo su cabeza—. ¿Me estás engañando con el chico nuevo?

—¿De verdad me estás preguntando esto?— No podía creer que algo así haya salido de su boca, a pesar de ser una pregunta y no una afirmación, entendía que él creía en ese absurdo rumor— Mejor me voy, no quiero discutir por algo sin sentido, que ambos sabemos que no terminara bien.


Lo decía con seguridad porque tenía de experiencia anteriores discusiones donde la desconfianza ganaba y terminaban hiriéndose con palabras crueles que realmente no sentían, y de las cuales luego se arrepentían.
No entendía esa inseguridad que lo dominaba, pero no lo juzgaba y sobre todo trataba de comprenderlo porque quería permanecer a su lado, porque lo amaba demasiado.


—¡Espera, no hemos terminado de hablar! —levanto la voz, esforzándose por mantenerse en su puesto, no quería acercarse a ella y hacer algo de lo que luego se culparía—. ¿Acaso huyes porque te he atrapado?
—¿Qué clase de mujer crees que soy? —Y por primera vez en la noche, elevo su tono de voz en reclamo—. —¿Acaso piensas que soy de esas que andan con cualquiera teniendo una relación sería como la que yo tengo contigo?— Sus ojos se crisparon asustados al sentir su propia mano golpeando al rostro de su novio; era la primera vez que lo hacía.
—¿Pero qué te pasa? —Con sorpresa se toca la mejilla sintiendo el ardor por el golpe—Tan solo te pedí que seas sincera y mira como te comportas.


—Estoy harta de tus falsas acusaciones cada vez que te dominan esos celos enfermizos ¡Vete de aquí!—Con todo el dolor y arrepentimiento que tenía, intentaba empujarlo para que saliera de su casa.
No quería verse como una tonta, a punto de llorar y talvez hasta llegar a disculparse por haberlo golpeado.

—¡Tú eres la que me engaña y resultas más molesta que yo! ¿Cómo pude aceptar esta relación? Seguro fue porque fui obligado y quise creer que te amaba —Estaba diciendo todo lo que pensaba, sin analizar realmente si sentía las cosas que decía, no pensaba siquiera en el daño que causaba en ella, ni mucho menos notaba el dolor que oprimía su propio pecho—. ¡Quizás todo esto fue un error!




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