Nuestro destino es amarnos: Primer Reencuentro

Capítulo 6

Al escuchar el escándalo, los padres de Leyla decidieron bajar lo más rápido posible. Al bajar, se encontraron con su hija, quejándose adolorida, por un dolor que no era físico. La preocupación incremento cuando no respondia ante los llamados de sus padres, solo lloraba y lloraba sin consuelo.

Estaban asustados, y todo empeoro cuando de pronto detuvo su llanto, ahora se encontraba muda viendo un punto fijo, casi muerta en vida; una escena demasiado dura para sus padres que nunca habían pasado por tal situación.
Decidieron llamar a una ambulancia, sus brazos seguían sangrando y sus manos tenían demasiados cortes.

 

 

Al llegar a la casa, los padres de Leyla abrazaron a su hija y comenzaron a pedir explicaciones del incidente, ella se limitó a abrazarlos con fuerza, y después de un rato se separaron. Ahora se encontraba mejor, habia vuelto en sí.


—Gracias por su preocupación; pero por favor no pregunten más, no me siento capaz de hablar de ello, solo revisen las cámaras. Quiero descansar un poco—

Ninguno se opuso, solo la dejaron ir.

Cerró la puerta con seguro y se recostó en su cama,  intentando ahogar sus quejidos de dolor con una pequeña almohada para evitar preocupar a sus padres; mientras maldecía al chico que tanto amaba aunque lo que más deseaba era verlo en la puerta de su casa arrepentido y disculpándose por todo.
No estaba segura de que haría ante esa escena; pero podría jurar que se lanzaría a sus brazos sintiendo un profundo alivio.
A ese nivel se encontraba su amor por él.

 

A mitad del video, el Sr. Tzes se levantó de manera abrupta de la silla, el coraje e indignación se apoderaban de él.
—¡Amor, cálmate! Aún no termina el video— indicó su esposa.


—¡Esto ya es suficiente para mí! ¿Quién se cree para faltarle el respeto a mi hija? Eso no se lo permito a absolutamente nadie—
—Él es un buen chico, creo que ella exageró un poco y las cosas se salieron de control— Supuso sin mirar a su esposo, porque se imaginaba la fría mirada que le estaria dando.
—¡Mujer, es tu hija! ¿Acaso se te ha olvidado? ¿Por qué lo defiendes? —tomó una pausa para calmarse, no quiero discutir con ella, no más de lo que lo hacian a diario—

Sin querer seguir en el mismo espacio que ella. se marchó en dirección del cuarto de su hija. Tocó suavemente la puerta y aviso de su presencia; pero para su sorpresa no tuvo que esperar mucho para sentir los brazos de su hija alrededor de él, acto seguido su padre cierra la puerta y le corresponde.
Esa noche se quedo junto a ella, ayudándola a dormir como lo hacia cuando era pequeña.

Los cortes en sus manos y brazos parecían no haber sido profundos, pero ardían demasiado y prefería ni tocarlos. Su padre había decido quedarse en casa para ayudarla a sanar el tiempo que fuera necesario.

Durante una semana, el desagrado y desinterés de su madre era notorio. Pasaba las tardes despreocupada, descansando, viendo series y algunas veces salía a divertirse con sus amigas, a las cuales últimamente llamaba muy seguido para hacer un plan y pasar lo menos posible en casa; de forma que ambos se sentían un poco dolidos.
Su actitud era familiar para su esposo, pero no, para su hija.

Su malestar era más que notorio, se encontraba lejana a la familia Tzes, lo único que le importaba era ver como se arreglaría el compromiso.
Casaría a su hija con Carlos Sunday a como diera lugar.




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