Nuestro destino es amarnos: Primer Reencuentro

Capítulo 21

—¡Hola maldito! ¿Me recuerdas? Seguro que si, ¿Aún no mueres?—
—Pensé que con atropellarte bastaría; pero veo que no es el caso, ¡Cuanta resistencia! ¿Quién lo creería? ¡Lograste arrebatarme a Leyla en tan poco tiempo! Aun así, no permitiré que estén juntos, aquí y ahora morirás de una vez por todas—

Para Leyla era suficiente. No necesitaba escuchar más, reconoció si voz desde la primera palabra pronunciada, pidió que detuvieran la grabación, se sentía mareada y todo empezaba a dar vueltas en la habitación, estaba confundida y devastada. Esperaba que sus sospechas no fueran ciertas; pero no había sido el caso.

Conocía un lado de Carlos que era maravilloso, un chico gentil, amable y comprensivo, se preocupaba de su bienestar y apreciaba a su familia, no había nada en él de que pudiera renegar, todo él era ideal.
Estaba lista para compartir el resto de su vida junto a él, se sentía segura de esa idea, pero ahora entendía cuan equivocada había estado todo ese tiempo. Aun así, no podía evitar sentir decepcionada y afligida.
La idea de haber amado a alguien falso debilitó su cuerpo y cayó en el suelo inevitablemente.

—¡Esto no puede estar pasando! Es un error— intentó negarse y negar lo que había oído hace poco
—¿Amor, Qué pasa? Me preocupas mucho ¿Te sientes mal?— se arrodilló hasta su altura y acunó su rostro intentando fijar sus miradas
—¡Él! Choco conmigo al salir ¡Pudo haberte matado! Lo siento mucho— Agachó la cabeza sintiendo culpabilidad
—No te preocupes, ¡Mírame, estoy bien! Todo está bien amor— sonrió para mostrarle que se encontraba bien y que no había nada de que preocuparse
—Es mi culpa, si yo no…-
—No es tu culpa, no lo es— detuvo sus palabras y seco una lágrima que rodaba por su mejilla
—Disculpe señorita ¿Sabe quién es él?— preguntó por la identidad del chico del video
—Si, lo sé; pero…— dudo, no entendía muy bien el porqué; pero así fue
—¡Amor, mírame!— levantó su mentón y enfocó su rostro con el suyo —Es alguien malo y puede hacer daño a alguien más, piénsalo, no podemos dejar que se escape, ¡Ahora podría estar fuera de su propio control!-
—¡Fue Carlos! Reconozco su voz, lo hago— aseguró ¿Pero no lo entiendo? ¿Por qué? Él era un buen chico, incapaz de hacerle daño a alguien— se preguntó más a sí misma, estaba aturdida.

Hubo un largo silencio, hasta que el Investigador decidió preguntar, dudoso de la acusación y sin saber de quién se trataba en realidad.
—¿Quién es Carlos?-
—Carlos Leigh, heredero de la Compañía Leigh’s-
—Es hijo único, conozco a esa familia; pero ¿Qué motivos podrían incentivarlo a lo que acaba de hacer?-
—No se rendía al hecho de perder para siempre a Leyla, lo vio como una salida fácil, librarse de mí, talvez para que las cosas fueran como antes, antes de que yo llegara— era la única razón que podría encontrar, estaba claro que ese era el propósito de él.

En otro lugar, dos amigos hablaban de forma discreta mediante una llamada telefónica, desde un lugar público no muy lejano al hospital, haciendo contacto desde un teléfono público.
—¿Qué has hecho Carlos? ¡Debe ser una broma!— cuestionó a su amigo por cuarta vez mientras caminaba de un lado a otro en su habitación
—¡Te dije que no! Sabes bien que no iba a parar, ¿Sí, no por qué me avisaste que él estaba vivo la primera vez?—
—Ese fue mi error, no debí verte dicho nada; pero no pensé que seguirías con esto ¡Debes parar!—
—Ya está hecho, no hay nada que pueda hacer—
—¿Lo mataste? ¿Estás seguro?—
—Sí ¡Maldición! ¿Cuántas veces más me vas a preguntar lo mismo?—

—Necesitas irte lejos, de seguro serás considerado sospechoso por los enfrentamientos que has tenido con él y Leyla te acusará sin dudarlo-
—Ella no lo haría— dijo temeroso
—¿Estás seguro?—
—¡Vete al diablo!— se sentía inseguro, lo había hecho dudar y ahora que Leyla parecía amar a Santiago ¿Por qué no habría de acusarlo si era evidente que él era culpable de cualquier desgracia que le podría pasar? ¿Quién más sino él?
—Ven a mi casa ahora mismo, no demores— cortó la llamada de inmediato dejándolo sin alternativa, sabía que él era la única persona en la que podría confiar para cualquier cosa, por más incorrecta que sea la acción.

Corrió por las calles alejándose lo más que pudo del sitio, iría a la casa de Óscar para que lo ayudara a salir de esa situación, sabía que él tendría la respuesta, una solución momentánea para librarse de los problemas que acarrearían haber cometido asesinato. Por el momento se alejaría de sus padres, lo mejor era que no supieran nada y sería mucho mejor si no tuvieran contacto, de modo que si lo buscaban en su casa, sus padres pudieran decir que no lo habían visto, sin necesidad de mentir o encubrirlo, no quería darles más problemas de los que parecían tener.

En el trayecto empezaba a preguntarse que le había pasado ¿Cómo llego hasta ese momento? ¡Era absurdo! ¿En realidad estaba ocurriendo todo eso? ¿Había intentado matar a una persona en una ocasión y posteriormente lo había logrado? ¿Cómo lo hizo? ¿De cuándo acá se volvió en un asesino? Ni el mismo lo entendía. Empezaba a desconocerse, sentía que había partes faltantes en él, algo estaba incompleto.

No podía recordar con facilidad su infancia, ni sus padres; pero tenía un claro recuerdo de él viniendo de un hospital a otro, su padre cargándolo y corriendo muy deprisa hasta encontrar un taxi, su madre sosteniendo su mano e intentando calmarlo, tenía una sonrisa cálida y se sentía seguro ante ella.

Tenía la idea de haber sido parte de una familia acogedora y confortable; sus días pasando en el hospital empañaban ese recuerdo, desde muy pequeño había sido un niño enfermizo, nació con un sin número de alergias y una severa asma, ante el más mínimo descuido su salud parecía desmoronarse. De a poco habían ido olvidando esa etapa de su vida; pero era en momentos como ese que empezaba a traer todo a colación, si tan solo tuviera a su lado a esos padres que se desvivían por él y por hacerlo feliz a pesar de sus enfermedades.




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