Nuestro destino es amarnos: Primer Reencuentro

Capítulo 22

Después del día en que obtuvieron un primer sospechoso del intento de asesinato de Santiago, no en una, sino en dos ocasiones. El encargado del caso, junto a su equipo decidieron empezar con la búsqueda. Primero, fueron a su casa para hablar con sus padres, estaban seguros de que no lo encontrarían allí; pero al menos esperaban obtener alguna que otra pista de su ubicación actual.
Sus padres se mostraron sorprendidos, lo cual era natural, no podían concebir la idea de que su único hijo cometiera tales actos, no lo creían y se negaban a aceptarlo.

—¿Es esto una broma?— preguntó atónito el padre del sospechoso.
—¡Nuestro hijo es un buen chico, no sería capaz de hacer algo así!— reclamó la mujer.
—¿No notaron algo extraño en él? Porfavor necesitamos de su colaboración—
—No ha tenido ninguna actitud extraña, ¡Y definitivamente, mi hijo no hizo eso de lo que lo acusan!— aseguró sin ninguna duda, se sentía indignada ante el escrutinio de ese hombre.
—Creo que noté algo— intervino su esposo, queriendo cooperar.
—Cariño ¿Qué dices? —lo miro con dolor, sin poder creer lo que estaba haciendo—. —Él no fue ¡Entiéndalo y váyase!— Esta vez se dirigía hacia el Señor Pedro.
—Lo siento señora; pero tenemos pruebas y un testigo aseguro verlo visto en el hospital el dia que intentaron asesinar al señor Santiago—
—No creo eso, ¡Imposible!—
—Si eso es cierto, muéstreme las grabaciones y entonces hablaré con usted— Él no podia estar tan seguro como su esposa; pero realmente ansiaba que esas pruebas no fueran decisivas.
—Con gusto señor, gracias por cooperar —Con una corta señal llamo a uno de sus compañeros para qué prepararán la grabación y así poder mostrarsela.

En cuestión de segundos, sus compañeros acercaron una tableta y reprodujeron el video de la evidencia que inculpaba a Carlos Leigh. Así como Leyla, sus padres también podrían reconocer su voz, y sin duda lo habian hecho, sus rostros espantados lo decian todo.

—¡Hola maldito! ¿Me recuerdas? Seguro que si, ¿Aún no mueres?—
—Pensé que con atropellarte bastaría; pero veo que no es el caso, ¡Cuanta resistencia! ¿Quién lo creería? ¡Lograste arrebatarme a Leyla en tan poco tiempo! Aun así, no permitiré que estén juntos, aquí y ahora morirás de una vez por todas—

De forma sorpresiva, tuvieron que detener el video al ver la negativa reacción de la mayor.
—¡No es cierto! ¡Eso es falso, cariño! No creas en eso— levantó la voz acusando a los demás de una alteración en el video.
—¡Cálmate cariño! Yo me encargo ¿Sí? Tú ve a descansar, no has dormido nada— intento calmarla y hacerla desistir.
—¡Pero cariño, no creas eso!,Nuestro niño es muy bueno—
—Calma amor, vamos— Su esposa se encontraba ansiosa desde el día que su hijo no llegó a casa, no había podido dormir casi nada y sumándole lo anterior, sus emociones empezaban a alterarse.

—¿Cómo pueden estar tan seguros de que es Carlos?— empezó el señor Leigh, queriendo negarse a sí mismo que no era su hijo.
—Señor, por favor, usted y yo sabemos que lo reconocio— Insistió intentando ser comprensivo y paciente.
—Señor, ¿Qué puedo hacer? ¡Es mi hijo— Su actitud fuerte empezaba a desvanecerse y su voz se quebrantó.
—Su hijo debe responsabilizarse de sus actos, ¿No lo cree?—
—Lo sé, señor— Se tomó unos segundos antes de continuar y recordó el día en que vio a su hijo por última vez—. —La última vez que lo vi, usaba esa ropa y dijo que visitaria a un amigo que estaba muy enfermo y sé despediria de él porque no le quedaban muchos días de vida. Esa noche no regreso a casa y al día siguiente tampoco, ni siquiera se ha contactado con nosotros, y no responde mensajes ni llamadas ¡No sabemos nada de él!—

— Si lo cito después y grabo nuestra conversación ¿Cree que podría repetir todo esto?—
—Claro, no hay problema— contesto dudoso y sintiéndose de lo peor.




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