Nuestro destino es amarnos: Primer Reencuentro

Capítulo 24

El Señor Leigh, a pesar de ser un empresario reconocido y con gran éxito en todo el país, poco le importaba los rumores que se generaran a partir de la desaparición de su único hijo y la investigación que lo señalaba como principal sospechoso, lo único que quería era que él hiciera lo correcto. Y a esas alturas, lo único correcto que podría hacer, era entregarse por cuenta propia.

Después de tantos días con insistentes mensajes, su hijo se contactó con él y se disculpó por preocuparlos, no quería hacerlo, pero era lo mejor para evitar que ellos fueran involucrados, más de lo que ya estaban siendo.

Por otro lado, si había un cómplice y era un amigo cercano a él, Óscar; que si bien no había formado parte del retorcido plan de Carlos para acabar con la vida de Santiago, había sido un espectador y como tal se había quedado callado, para encubrirlo, ahí radicaba su error y culpabilidad. Incluso ahora lo estaba ayudando a esconderse, doble error.

La policía lo había contactado al descubrir su cercanía con el sospechoso, pero para su suerte había salido bien librado.

Aliviado, el mayor suspiro al ver como dejaba atrás a los carros que anteriormente lo seguían, le había costado perderlos de vista, se sintió muy asustado al casi ser atrapado. ¿Ahora qué les diría? Antes, había asegurado no conocer el paradero de su hijo, lo cual había sido cierto; pero ahora, no podría negar algo que ya conocía.

Su hijo cometió un crimen y debía pagar por ello, no quería que cometiera los mismos errores que él.
No quería que fuera un criminal como él, uno que no pagara por sus actos.

Tocó la puerta dos veces y se encontró con el rostro cansino de su hijo, su aspecto no era prolijo, por el contrario, lucia algo demacrado y parecía no estar durmiendo adecuadamente, incluso estaba más delgado. Sin embargo, su padre esbozó una pequeña sonrisa, lo abrazó y entro de inmediato.
—¿Llegaste bien?— Se sentó en un pequeño sofá e invitó a su padre a tomar asiento.
—Casi, ¿Cómo estás, hijo?—
—Bien o al menos eso creo —respondió aparentemente despreocupo—. —Estoy libre ¿Eso es bueno, no?
—No estoy seguro de que tan bueno sea, ¿Realmente hiciste esas cosas?—
—Sabes la respuesta papá. No me hagas decirlo, por favor— Ante su padre se permitía sentir la culpabilidad, sentía haberlo decepcionado, siempre fue un padre excepcional, y sabía que le había fallado.
—¿Por qué? —El mayor se restregó el rostro esperando no haber oído esa media afirmación—.
—Todo era perfecto entre nosotros, pero él lo arruinó, si no hubiera aparecido nada habría cambiado—
—¿Es esa tu razón?— Inevitablemente levantó la voz, sintiéndose decepcionado ante lo que escuchaba, su hijo era un chico racional, responsable y correcto, pero la persona frente a él no era nada de eso.
—¡Lo es! Entiéndeme papá, no quería decepcionarte, no soy este tipo de persona ¡Lo juro!— Se detuvo y golpeó su pecho, agregando énfasis en sus palabras —. —Éramos felices juntos, él intervino de alguna forma y cambió a Leyla, todo se invirtió y quede como alguien perverso y malvado ante ella—

—¿Él ocasionó que este lado tuyo surgiera?—
—¡Así es! ¿Lo entiendes?—
—Lo hago, pero no le encuentro sentido alguno ¿Escuchas lo que dices? Este no eres tú, no eres así—
—¿Qué debería hacer ahora?— preguntó derrumbando su actitud despreocupada.
—Para empezar, dejate de esconder y entregate—
—Papá, no puedo hacer eso. ¡No quiero ir preso!—
—Eso es lo que debes hacer, es lo correcto hijo— intentaba convencerlo, pero su hijo lucia inseguro, no quería hacerlo y dudaba que lo hiciera—. —Debes hacerlo, no quiero que mi hijo sea un criminal que no pague por sus actos, quiero que seas diferente, alguien mejor—
—¿Diferente a quién?—
—Solo haz lo correcto— Con eso, se despidió, lo abrazo reconfortante, dejando a su hijo con dudas y con mucha confusión sobre que hacer.
—Dile a mi madre que lo siento y que por favor no se preocupe mucho—
—No dejará de preocuparse, eres su hijo y te ama; pero sé lo diré— respondió con pequeñas lágrimas saliendo de sus ojos, teniendo en cuenta que lo más probable sería que esa fuera la última vez que lo veria siendo libre.

Como era de esperarse, lo estaban esperando en su casa, no tenía idea de que decir y como salir de aquella situación, quería que su hijo se entregara por su cuenta y no que fuera él, su padre, quien lo entregara. En el pasado cometió muchos errores, por la juventud y ambición que se apoderaron de él, con el tiempo la culpa había tomado lugar en su vida y el arrepentimiento era casi insoportable.
No quería eso para su hijo.

—¿Te aviso a que hora salen?— preguntó ansioso un hombre de 29 años.
—Quedo en avisarme, espera tranquilo cariño—
—No puedo estar tranquilo— El hombre apretaba sus puños en notorio desespero. A los pocos segundos llegó el mensaje que tanto había esperado junto a su esposa—. —Dice que acaban de salir— Dado el aviso, realizo una corta llamada.
En cuestión de minutos, un nuevo mensaje de un número desconocido les notificaba que el contrato establecido se había cumplido en su totalidad.
Dos personas murieron esa noche. El plan en realidad era acabar con la familia Sunday, pero habia un sobreviviente, un niño que no tendría que heredar porque se apoderarían de los bienes y acciones de la misma, así que no sería un problema.

Una ambición sin sentido se llevó todo su raciocino, el de ambos, pero la culpa llegó con prontitud ante la llegada de su primer hijo, un niño que amarian como si fuese suyo, uno al que habían logrado salvar y al que protegerian para siempre. Justo cuando se habian resignado a no ser padres, una "oportunidad" les fue otorgada.




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