—Carlos, ¿Es que no lo entiendes? ¡Esto es inútil!, deberías entregarte y dejar de hacer esto— Estaba nerviosa, sus manos temblaban y ni siquiera entendía qué estaba haciendo ahí, hablando con un criminal como él, fuera del hospital donde se encontraba Santiago luchando por despertar.
—¿Crees que fui yo? ¡Piensas que soy un asesino!— Su rostro mostraba desconcierto, era un buen actor. Hasta él se empezaba a sentir ofendido por la acusación que le hacían.
—¡Escuche tu voz y te vi en las grabaciones! ¿Cómo puedes seguir negándolo?—
—¡Debes creer en mí! ¡Por nuestro amor, yo te amo Leyla! —En desesperación, tomo sus brazos temblorosos, no soportaba verla de esa manera. Solo necesitaba que ella creyera en él y que todo vuelva al cómo era antes—. —Tú también me amas, ¿No es así?— preguntó, con una visible luz de esperanza en sus ojos, olvidando todo lo que había hecho hasta el momento, como si la distancia entre ellos y sus acciones no existieran.
—¡No, no lo es! —gritó, zafándose del suave agarre y retrocediendo en el acto—. —¡La próxima vez que te aparezcas frente a mí, de esta forma tan descarada y diciéndome tonterías, te denunciaré!— amenazo señalándole con el dedo, con supuesta determinación, intentando hacer flaquear al otro.
—Entonces esta vez no lo harás. ¿No dirás que me viste?— Parecía haber ignorado por completo todo lo anterior y solo se centró en el hecho de que ella no lo denunciaría en ese momento. Para él eso significaba solo una cosa. Ella lo seguía amando.
Sin embargo, su mirada demostraba algo contrario: miedo y resentimiento.
—Te estoy dando una oportunidad para redimirte y pagar por tus pecados. Entrégate si de verdad me amas tanto como dices— Era una oportunidad que no merecía y que sería en vano, pero eso no lo sabría hasta después de unos años.
—¡Leyla!— Gritó espantado, levantándose de golpe de la cama y haciendo que su pareja hiciera lo mismo, pero con un rostro incluso más asustado que el de él.
—¡Amor! ¡Dios mío! ¿Qué pasa?— Preocupada, tomó el rostro de su esposo y despejó los mechones de cabello que cubrían sus ojos.
—¿Qué paso? —Se acomodó mejor en la cama y restregó sus ojos, para poder espabilarse. Descubrió su rostro y la vio a ella, observándolo con preocupación. Entonces suspiró aliviado, formulando una gran sonrisa en su rostro—. —No es nada, amor, solo fue una pesadilla—
Nos vemos en la segunda y última parte. Nuestro destino es amarnos: Segundo Reencuentro
Lizzn☘️
Última corrección: 01/02/2025
Editado: 03.02.2025