—¿De qué carta estás hablando, Dante?— le dije con voz nerviosa, mirando a Mateo, que estaba detrás de Dante, observandome también.
—La carta que Mateo te echó en la mochila —los miré desconcertada. ¿De qué carta habla?
—No sé de qué carta estás hablando, la verdad no vi ninguna —les dije, ya más tranquila, pues los nervios se habían ido.
—Te dije que no iba a revisar su mochila —le dice Dante a Mateo, poniéndose a su lado—. Mejor se lo hubieras dicho tú, y no a través de una estúpida carta.
—¿Cuándo metiste la carta, Mateo? —pregunté, sintiendo cómo regresaban los nervios. Si la metió hoy, ¿Habrá visto la carta que era de Joseph? ¿Por eso preguntó por una carta en la cafetería?
—Te la eché el viernes —me dice.
Y sentí alivio al saber que no sabe que yo tengo la carta de Joseph.
—Pero mejor dime, ¿Que decía la carta? —le dije.
—Mejor vamos por tu mochila para que la leas tú misma —dice Dante, caminando hacia mi habitación.
Mateo y yo lo seguimos.
Ya en mi habitación, voy por mi mochila y buscó la carta. Por suerte, antes de irnos había sacadola carta de Joseph.
Cuando los volteo a ver, veo a Mateo en mi mesa de tocador, sosteniendo la fotografía que tengo de Dante, Alice y yo, la que nos tomamos en la feria el año pasado.
Dante está mirando por la ventana, hacia el bosque.
—No la encuentro. ¿Estás seguro de que la echaste? —le digo a Mateo.
Él camina hacia mí, me arrebata la mochila y la vacía sobre la cama. Revisa entre mis libretas hasta que saca un pedazo de hoja.
—Aquí está la carta —me dice Mateo, sosteniéndola.
—Lisa, ¿por qué no buscaste bien? —me dice Dante, sentándose en la cama.—¿Y qué dice? —Intento quitarle la carta, pero él es más rápido y no me deja.
—No te voy a decir —me dice, guardando la carta en el bolsillo de su pantalón.
—La carta decía que si querías ir con él a la feria —dice Dante.
Lo miro sorprendida. ¿Cómo voy a ir con él, si ni siquiera me habla?
—Dante es la única persona con la que te veo hablar. Así que, si quieres, puedes ir con nosotros a la feria —le dije a Mateo.
—Bueno, ya sabes la respuesta a tu carta. Así que ya se pueden ir a sus casas —les digo, señalando la puerta de mi habitación.
En la sala, mi abuelita está viendo un programa de televisión.
—Chicos, ya está el carro de Mateo esperándolos —les dice apenas los ve.
Ambos se despiden de ella y se suben al carro. Pronto se pierden por las calles.
Yo me siento en un sillón junto a mi abuelita.
—Abuelita, ¿sabías que un compañero de escuela se suicidó? —le hablo en voz baja, con miedo.
—Sí. La familia del chico está destrozada por su repentina muerte —me responde sin dejar de ver la televisión, y su voz no refleja preocupación.
—También dijo que la mamá de la chica que se perdió la semana pasada está muerta —le digo.
—Mira, Lisa. No le creas todo a ese chico. Se droga, y lo más seguro es que estaba drogado cuando eso sucedió. Además, se sabe que la chica se escapó con el novio —me mira de una forma que no logro descifrar.
—Cuando fui al bosque, vi que algunos árboles tienen un símbolo, como si fuera una señal para guiarte a algún lugar. También a Alice le llegó una carta con el mismo símbolo. Es el mismo que aparece en las fotos de la familia Fox —mi abuelita me mira con esos ojos que saben más de lo que dicen.
—No sé de qué símbolo hablas —me dice tras unos segundos de silencio, como si no supiera qué decirme—. ¿Le dijiste eso a Dante o a Mateo? ¿Por qué Alice te muestra esas cartas? —su mirada se vuelve fría, sin expresión.
—Por eso no quiero que te sigas juntando con esa muchacha. Me alegra mucho que te lleves bien con Mateo y Dante. Ellos dos te van a proteger si algo malo te pasa —y sus ojos se llenan de brillo, como si estuviera orgullosa.
Me levanto del sillón y le sonrío.
—En la feria voy a ir con Mateo y Dante. Me voy a dormir. Descansa, abuelita —me despido con un beso en la mejilla.
____
Llego a mi habitación y me siento en mi mesa de tocador. Me desenredo el cabello, recién duchada. Dejo el peine sobre la mesa y noto un papel debajo de la foto donde estamos Dante, Alice y yo. Levanto la foto y encuentro una hoja doblada con el mismo símbolo que vi en los árboles. La abro y leo el mensaje:
“¿Quién es la siguiente, Lisa?"
Fue Mateo. Cuando estuvo en mi cuarto, vio la foto. Él puso la carta.
____
Ya es de día y no pude dormir pensando en la carta. ¿A qué se refiere con “¿Quién es la siguiente, Lisa?”?.
Durante el desayuno no le digo nada a mi abuelita, pero llevo la carta en la mochila. Estoy segura de que fue Mateo.
Llego a la escuela y me dirijo al salón, buscando a Mateo, pero veo a todos salir.
—¡Lisa! Vamos al auditorio, órdenes del director —me jala Alice.
—Oye, ¿Has visto a Dante? —le pregunto.
—No lo he visto —responde.
Nos sentamos cerca de la entrada del auditorio. El director empieza a hablar sobre el tema de ayer. Dice que en la autopista salió que estaba drogado, y por eso se suicidó.
No sé si los efectos secundarios te lleven a hacer eso.
—Oye, Alice ¿Tú crees que de verdad se suicidó por eso? —le susurro.
—Creo que eso es lo que quieren que creamos —me dice.
—Le pregunté a Dante si sabía de una cabaña en el bosque y me dijo que no había nada —le cuento.
Ella me mira espantada.
—Tranquila, no le dije que tú me habías contado —le sonrío, y ella también me sonríe.
____
En clase, el maestro hace equipos de tres para una actividad. Estamos Dante, Mateo y yo.
Saco la carta de mi mochila y la coloco sobre la mesa. Al verla, ambos se miran.
—¿A qué te refieres con esto, Mateo? —le pregunto.
Él me mira y luego mira a Dante. En sus ojos se ve la desesperación.
—¿Dónde encontraste esto? —pregunta, mientras desdobla la carta para leerla.
#1176 en Thriller
#551 en Misterio
misterios suspenso secretos, pasado dolor mentiras secretos, desaparicion e injusticia
Editado: 27.10.2025