El chico de los ojos marrones
17 años después...
- En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios: 《Haya luz》, y hubo luz. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas 《Noche》. Atardeció y amaneció: fue el primer día. Y es hora de que vayan a la escuela mis amores. - dijo la madre dulcemente, Emma pensó que cada vez que veía y escuchaba como relataba la palabra de Dios se sorprendía más sobre la motivación y adoración hacia las sagradas escrituras mientras que ella, desde pequeña había preferido verla y admirarla a través de la naturaleza; su madre cariñosamente les dió un beso a cada uno en la frente acostumbrados y medio fastidiados pensando que eran los suficientemente mayores como para ese tipo de afectos. Sara sonriendo se fue a cocinar.
Mientras Zack, Luca y ella caminaban vía al instituto, se encontraba pensando en su historia; cada quién tiene un relato de su vida la cual dependiendo de cómo se viva se podrá ver si fue hermosa o no tan hermosa. Su historia era simple: Sara, su madre los había tenido a ella y a luca; un mellizo que a decir verdad era un poco fastidioso y se entretenía en molestarla aunque cómo todos los hermanos se querían y se cuidaban entre sí.
Su madre le comentó en una vaga ocasión sobre su padre quien había muerto antes de que nacieran, nunca le dijo de qué o porqué murió y a decir verdad nunca indagó ni preguntó más allá de lo que se le contó. No quería deprimirse sobre la razón de que nunca conoció a su progenitor. Los tres vivían en una pequeña casa junto a Mateo y Zack. Mateo un hombre alto, un poco avanzado de edad pero animoso desde que tenía memoria lo veía como su familia, como un papá. Fue quién la vio nacer, quien le enseñó a caminar, a llevarla a la escuela de la mano.
Zack era harina de otro costal, la chica le echó una ojeada, no sabría como explicarlo, lo veía más como su amigo a verlo como por ejemplo veía a Luca. Un hermano. Aunque se hayan criado juntos.
Dior era un universo pero eso no significaba que no había tecnología de hecho eran uno de los universos más avanzados solo que su sistema era ser guiados por Dios y seguir su palabra. Se dividían por varios conductos regulares.
- Porque tan pensativa renacuaja - comentó su mellizo mientras esté le daba un empujón amistoso, desde lejos se veía la escuela donde estudiaban. Alumnos pasaban por su lado charlando y saludándolos. Por milisegundos se tambaleó al cruzarse con aquellos malvados ojos.
- Nada que te interesé morrocoy- le contestó golpeándolo en un costado ocasionando una mueca en su rostro. A él no le gustaba que lo llamarán así, no había sido su idea sino de Zack .De pequeños habían sido muy unidos, la defendía de las miles de bromas que el mellizo se gastaba en ella y un día, detrás de la casa, en los arbustos el pequeño cobrizo le ayudó a buscar un sobrenombre como venganza a ese horrible apodo que la hacían llorar .
Recordó la forma perezosa con que el mellizo se levantaba todas las mañanas, con la mismas ganas de un niño ir al pediatra abría los ojos, tomaba lo primero que veía, apenas se cepillaba los dientes, era como si el tiempo para él fuera más lento, más tranquilo de lo normal como ese animal, no importaba lo rápido que iban todos, él no, él caminaba a su ritmo.
- Déjala Luca debe estar pensando en su examen de biología, seguro aprueba- Zack con una sonrisa de lado astuto y bien que sabía que a la rubia se le había olvidado el examen de la señorita Wanda, dejo caer el comentario, así sin mas. Se quedó por unos segundos algo extrañada ¿Hoy no era martes? En su rostro anguloso se vio clara preocupación al caer en la cuenta que apenas era Lunes y por ende el examen de la señorita Wanda.
- ¿Por qué no me recordaste?! ¡Zack se me olvidó! Por el amor al Altísimo aish - respiró profundo, vale que si era su culpa no haber estudiado aunque en su nula defensa pensó en Zack quién sí se había acordado y había sido incapaz de recordárselo. Zack les llevaba un año y medio de edad pero Sara y su papá habían elegido ingresarlos a los estudios en un mismo tiempo para que estuviesen juntos.
Entraron a los pasillos de la escuela, se veían a los muchos estudiantes; estaban los que corrían deprisa, los tranquilos y pacíficos, los fanáticos, los sociables, los rebeldes y podría seguir la lista; a ella no le gustaba calificarse aunque a veces ensimisma se sinceraba pensando en como encajaba dentro de la categoría: tranquila y pacifica. Por supuesto que en ocasiones tenía su carácter pero lograba tener un equilibrio con su personalidad.
- tranquila Emmi yo te ayudo - era demasiado bueno para ser verdad cuando añadió - con mis oraciones - y rompió a carcajadas haciéndose el gracioso. Un brillo especial se coló en la mirada de él aunque cómo siempre Emma no se enteraba de nada.
- gracias por tu caridad - le lanzo una mirada que si fuera posible lo dejaría decapitado.
- tranquila hermanita eres una nerd - secundó el otro antes de irse corriendo para ligar con Luz . En realidad ella no era una nerd solo que su hermanito era muy flojo.
- bueno me voy a orar y a estudiar, Dios no va a bajar a hacerme el exámen - le expresó al susodicho sin esperar respuesta salio corriendo al salón despavorida cargando consigo malas miradas de algunos profesores. Al llegar al salón noto el vacío de este.
Tomó asiento en su lugar, abrío el libro dando paso a su nueva lectura y se dedicó a estudiar mientras rogaba al más allá para pasar la prueba.
Jesucristo ayúdame susurró al borde de la preocupación. Más adelante recordó aquel lunes, ojalá las molestias se hubieran congelado allí, en pasar las notas y no en algo mucho más grande.
***
Terminó de última el examen a juzgar por las tres respuesta que solo tacho de las siete seguro que recibirá un gran cero escrito con bolígrafo rojo así tipo primaria. El muy idiota de Zack se reía desde el otro lado del salón, se negó a si misma que aquella risa le parecía de los más atrayente y no se cansaría jamás de oírla. Él juntaba sus palmas en modo de oración, lo que le provocaba ir directo hacía él y gritarle sus cuatro merecidos en la cara pero como era una excelente hija del Señor solo lo ignoró.
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Editado: 13.04.2025