Se han dicho mucho de las historias de amor. Dicen que muchas terminan con finales felices llenos de flores y pajarillos cantando, pero la que yo conozco...
La que viví yo en carne propia, nos es la típica historia con su final feliz. Bueno, quizás no lo sea para muchos, pero para mí lo es. Para mí, esta historia no tiene ni un final feliz, ni uno triste.
A pesar de eso, nuestra historia no termina. La volvimos infinita, inédita. Creamos un mundo nuevo, un significado del amor que deslumbró a todos, pero sobre todo, creamos nuestro para siempre. La única cosa que nos mantendría unidos para toda la vida.