Nuestro Para Siempre

I

Viajar siempre ha sido de las cosas más aterradoras de mi vida. Jamás pensé en hacerlo, mucho más porque mi familia no tenía el dinero para pagar un viaje a todos por vacaciones. Pero cuando me llegó la noticia que mi beca a España para estudiar en la Universidad había sido aceptada. No hubo más remedio para mi familia que hacer un esfuerzo y pagarme el viaje a España.

Y aquí estaba, esperando mi maleta para ir directo a la residencia que mis padres pudieron pagar.

La cinta transportadora de equipajes daba vueltas y demasiado rápido para alguien tan torpe como yo. Por eso cuando visualice mi equipaje casi se iba nuevamente por donde vino. Si no llega a ser por un chico que por lo visto es más rápido que yo, quizás tendría que hacer una de esas enormes filas para recuperar equipajes.

El chico deja mi maleta delante de mis pies y se digna a buscar la suya. Me logra dar tiempo dedicarle una inspección de arriba abajo.

Era un chico joven, alto, me pasaba unos cuantos centímetros por arriba. Aunque yo no soy un buen ejemplo a la hora de comparar estaturas, ya que soy un pitufo. Tenía el cabello castaño oscuro y un buen trasero. Vale, debía dejar de mirarlo.

El desconocido se da la vuelta y parece sorprenderse cuando me encuentra parada detrás de él. Vale, puede parecer extraño, pero no me juzguéis, solo quería agradecerle por lo de la maleta.

—¿Necesitas algo? —me pregunta al ver que no hacía más nada que mirarlo.

Me remuevo en mi sitio e intento no parecer una tonta. Aunque cabe destacar que seguro ya le di esa impresión.

—No, solo quería darle las gracias por no dejar que se me fuera la maleta.

El me sonríe sin separar los labios y toma su maleta, comenzando su camino a la salida.

—No me trates de usted, debemos tener casi la misma edad —dice cuando ya pensaba que no diría nada—. ¿Eres nueva en la cuidad?

Subo el tirador de mi maleta y comienzo a caminar detrás del chico. Mis padres siempre me dijeron que no me relacionara con desconocidos, pero que remedio me quedaba si al parecer era el único que podía ayudarme a encontrar la dichosa residencia en donde me vendré quedando un año enteró.

—Eh, s-si. De hecho, me sería de gran ayuda encontrar un lugar.

Apresuro el paso detrás de él y espero una respuesta de su parte.

—Muy bien, ¿Que lugar?

Meto mis manos en el bolsillo de mi pantalón y saco el papel que decía el nombre de donde me quedaría.

Cuando le digo el nombre de la calle, el se detiene y se gira lentamente para observarme. Traía una sonrisa en la cara muy chistosa. No se que era lo que le causaba tanta gracia.

—¿Estudiaras en Mittchew?

—Si... ¿Tu también...?

—Yo también estudiaré allí y justo da la casualidad que nos hospedaremos en el mismo sitio.

 

 

 



#18909 en Novela romántica

En el texto hay: amorjuvenil, muerte, tristesa

Editado: 25.02.2022

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