Finalmente, apareció la calle de tierra. En los casi 20 años en los que he ido a esos parajes nunca se habían tomado el tiempo de asfaltar las calles de tierra. Sin embargo, prefería que no la tocaran porque le daba un toque rústico. Si la llegasen a asfaltar, perdería esa esencia rural que caracterizaba a ese lugar.
Habíamos viajado una hora y media debido al tráfico producto del fin de semana largo. Mi primo, Lucas, y yo nos pasamos de mano en mano el mate hasta que terminamos el termo blanco que me habían regalado para una ocasión especial. Mi hermano, Rodrigo, había tomado un par, pero no era amante del mate como nosotros. Cuando vimos la tranquera, la cual no contaba con el candado, señal de que ya había llegado gente, me bajé del auto, la abrí, corrí hacia la pequeña casa despintada que tenía la cortina de siempre e ingresé al baño. No había sido la mejor idea acabarse un termo entero, pero hizo que el viaje se pase volando.
Al salir de la casa, me detuve a observar la quinta. Estaba por ser vendida y probablemente iba a ser la última vez que la pisemos. Los últimos rayos de Sol estaban iluminando el terreno amplio que había hecho tantas veces de cancha de fútbol o de algún otro juego. La piscina apenas tenía un par de hojas y algún que otro insecto que había tenido la mala suerte de tener la fatalidad de caer en el agua. Se notaba que alguien había pasado el barrefondo y la pala. El pasto estaba corto, otro signo de que habían pasado la podadora hace unos días. La habían preparado para la gran despedida. Nadie sabía que iban a hacer los próximos dueños. Capaz que la modificaban completamente o la dejaban tal cual estaba.
Mis primos Mauro y Bautista habían sido los primeros en llegar. Eran los que vivían más cerca de la quinta. Mauro estaba en la piscina tirado en un gomón tomando una cerveza y Bauti estaba tomando unos mates en una reposera. Mi hermano, Rodri, corrió hacia el borde de la piscina y se arrojó de bomba, lo cual irrumpió la paz de Mauro que casi termina con vaso en mano en el agua. Lucas y yo saludamos a Bauti con un fuerte abrazo.
Tantos años, pero no me acordaba la primera vez que había estado allí. Era imposible acordarme la primera vez, pero si uno de los primeros recuerdos que tuve. El lugar que siempre elegía para todos mis cumpleaños. El lugar ideal. ¿Cuál fue uno de los primeros cumpleaños que había organizado? ¿Y cómo fueron esos cumpleaños?