Viernes al mediodía. Esta vez me tocó a mí preparar el almuerzo. Y para sacarme el asunto de encima rápidamente, decidí preparar unas hamburguesas. Me iba a llevar más tiempo hacer el fuego que cocinarlas.
Habíamos comprado de todo para agregarles: lechuga, tomate, panceta, queso cheddar o danbo, huevo, incluso morrón. Por supuesto, no podían faltar los aderezos que le daban ese toque de sabor extra a las hamburguesas. También había salsa criolla o chimichurri que se usaría para los asados que teníamos pensados.
Cuando saque la primera tanda, todos ya estaban sentados en la mesa. Y como no estuve en ese tiempo en la mesa, no sabía de qué tema estaban conversando.
Que quilomberos que éramos de pibes - comenta Bauti.
Y todavía lo somos - agrega mi hermano riéndose, lo cual provoca una carcajada en el resto de mis primos. Silenciosamente, coloque las hamburguesas con sus respectivos panes en la mesa y todos se abalanzaron sobre ellos y empezó una disputa por los distintos complementos y aderezos. Parecían compradores disputándose el último producto en oferta.
Rompiamos los huevos a veces… - agregó Mauro mientras agarraba la mayonesa y la estrujaba para llenar su hamburguesa de ese aderezo.
Como jodíamos con los cohetes. Éramos insoportables - dijo Lucas y me hizo acordar a aquellos Años Nuevos y Navidades de cuando éramos niños y adolescentes…