Dahlia suspira profundamente, pasa una mano por una arruga imaginaria en la falda de su vestido, da dos pasos hacia el frente, mientras trata de forzar una sonrisa.
Lleva una bandeja con bocadillos, tiene invitados, sus amigos, era domingo, un maravilloso día, decidió invitarlos a comer asado, mientras charlaban de como había sido su semana, ese día había decidido que cuando su amiga Eira se marchará, daría un paso en su amistad con Alden, estaba locamente enamorada de él desde hacía años atrás, eran vecinos, crecieron juntos. Luego conocieron a Eira en la escuela y se volvieron inseparables los tres. Había sospechado que Eira tenía sentimientos por Alden, pero este día, ella les había hablado de su nuevo jefe, un hombre que describió como un dios griego, el cual la había invitado a cenar en este día.
Al llegar a la mesa sus ojos se posan en el jefe de Eira, había aparecido en su casa, después que su amiga lo había invitado, para luego irse a su cita. Cael literalmente le había caído mal, era presuntuoso a su parecer, tenía una mirada penetrante que podía jurar que le leía los pensamientos, a pesar de estar en su casa, en su jardín, él parecía que estaba en su casa, se veía relajado.
Ambos no se habían caído bien, sentía que la hostilidad era mutua, coloco la bandeja en la mesa, se dispuso a sentarse, Eira era el centro de atención de los dos hombres, siempre fue así desde que estaban en la escuela. Alden se puso de pie, caminó hacia ella, el corazón de Dahlia se aceleró al ver al hombre guapo, alto que tenía una sonrisa que la desarmaba, siempre fue así desde que lo conoce.
—Lamento decirte que debo irme —el corazón de Dahlia se entristeció, hoy era el día que había decidido en confesarle sus sentimientos, pero las cosas no estaban saliendo como lo había planeado.
—Necesito hablar contigo —responde, la mano de Alden toca su mejilla.
—¿Es urgente? —tal vez él no lo viera urgente al saber que era una confesión, así que niega con la cabeza, él sonríe —Hablamos luego entonces, debo retirarme,
Dahlia quería gritar que se quedará, suspira y pasa su mano por su mejilla, mientras Alden se marchaba.
—Que lástima que Alden se marchó —Eira le entrega un plato con bocadillos a Cael —El nuevo proyecto lo está absorbiendo —Dahlia solo asiente, se sentía desalentado.
La tarde a pesar de que se había marchado Alden, no fue aburrida, Cael no era aburrido, sabía como mantener temas de conversación interesante, aunque se dirigía a Eira, a ella la ignoró totalmente, pero no le importó en lo absoluto a Dahlia.
Cuando se marcharon, Dahlia terminó de recoger la mesa, subió a su habitación y se sentó frente a su computadora, abrió la carpeta donde tenía almacenado todas las fotos que se habían tomado a lo largo de los años, desde que tiene memoria Alden esta junto a ella, en sus momentos tristes, en sus momentos felices.
Cuando dejó la casa de sus padres, sintió mucho la separación, para ella era difícil saber que si se asomaba a la ventana de su habitación no lo vería, luego ella se marchó cuando consiguió un empleo, tuvo que mudarse a un lugar más cerca de su trabajo.
Sonríe con cada foto que veía con Alden.
*****
Cael Clayton, observa cuidadosamente a través del cristal que hay en su oficina, el personal está trabajando, pero él está pendiente de un escritorio, el de Eira Solis, ella está al teléfono y revisando su computador, era una mujer bonita, pero a él le había llamado la atención su sonrisa, su manera dulce con la que se dirigía hacia otras personas, era una mujer muy querida en el equipo.
La Corporación Zimtex se había extendido en los últimos dos años, su principal actividad comercial era productos de belleza, pero en el último año habían adquirido una revista famosa dirigida principalmente a la mujer.
La idea de adquirir la revista no fue bien vista por los primos del clan Clayton, ya que argumentaban que La Corporación Zimtex su especialidad era los productos de belleza, no perder el tiempo en una revista que en lo único que se dedicaba era en publicar chismes de artistas, consejos para que una mujer se revelará más contra los hombres, e incluso publicar novelas románticas que hacían que las mujeres se llenarán de ideas erróneas del amor.
Cael estaba disputando el puesto de presidente de La Corporación Zimtex, debía demostrar a su abuela que él era el indicado de ocupar la silla presidencial, pero también su primo Henrik Clayton, así que no se lo tomó muy bien cuando el clan Clayton lo envió a liderar la Revista que él insistió que compraran, si en un año no aumentaban las ventas cerrarían la revista, no iban a arrastrar un negocio que no aportaba al clan Clayton, pero si la Revista alcanzaba ventas, la expanderian.
Cael no pudo negarse a la orden, después de todo él iba a demostrar que era un excelente líder y que tomaba decisiones acertadas tanto para el clan Clayton como para La Corporación Zimtex.
Tenía una semana de haber llegado a la Revista, estaba conociendo al personal, aún le faltaba conocer a la escritora de la novela romántica que se publicaba quincenalmente, sabía por las encuestas que eran novelas que enloquecian al público, cuando se inició a publicar la novela romántica las ventas subieron, pero supo que la escritora había decidido retirarse, algo que él no podía permitir.
Sólo que no contaba que la escritora se negaba a verlo, no sabia quién era, solo el nombre que usaba para escribir Señorita Amor, pasa una mano por su cabello lacio y castaño, usaba un corte elegante, su rostro era considerado uno de los más bellos, ojos oscuros, nariz aguileña, labios de infarto que invitaban a besar, mandíbula cuadrada, un no marcado hoyuelo en su barbilla, realmente era un hombre que hacía que las mujeres comenzarán a sudar, iba tres veces a la semana al gimnasio, era alto, un sueño de mujer. Él sabía que era alguien deseable por eso no dudaba que Eira Solis no se negaría a ser su esposa, si, él no se andaba por las ramas, debía casarse, lo exigía su abuela para Henrik y para él.