Dahlia saca de su llavero la llave del departamento de Alden, le dolía lo que estaba haciendo, pero amaba a Eira y no quería que su amiga por culpa de ella, sufriera.
—Te entregó Alden.
—¿Permitirás esto? —la miraba incrédulo.
—Nuestra amistad no se está destruyendo, solo nos estamos dando privacidad, ya que ambos tenemos pareja, mi novio tiene razón —sentía las mejillas ardiendo de la vergüenza —Pudiste haber llegado en un momento comprometedor.
—Así es Señor Gallagher, diez minutos más tarde que hubiera llegado —aclara Cael.
Dahlia aclara su garganta, ya que ambos sabían que diez minutos más tarde, ella estaría sola en su casa.
Alden busca la llave en su llavero.
—Pensé eras diferente —le dice, ella levanta la mirada —Creí en lo que decías acerca del matrimonio.
Ella muerde su labio inferior, sabía que se refería a que lo que ella siempre dijo llegaría virgen al matrimonio.
—Todo este tiempo lo dije porque realmente no sabía lo que era el amor —apretó fuerte su mano, enterrandose las uñas en la palma de su mano, ya que siempre lo había amado a él —Ahora se lo que es el amor...
—No debes dar explicaciones querida, lo que pasa en nuestra cama o el porque pasó, solo me interesa a mí, tu futuro esposo.
Alden asiente con la cabeza, entrega la llave a Dahlia.
—Lamento haberlos interrumpido, solo quería charlar contigo —se gira sobre sus talones y se marcha.
Dahlia cierra los ojos, le dolía verlo partir de ese modo.
—No debió hacer eso.
—¿Hacer qué? ¿Evitar que ese hombre destruya tu amistad?
—¿De qué habla? —Dahlia molesta camina hacia la cocina, abre el refrigerador y saca una botella de agua.
—¿Aún no lo has entendido jovencita? Ese amigo tuyo, jamás te notó como mujer, pero ahora que estás comprometida actua como un hombre celoso, él no sabe lo que quiere, eligió a Eira y no a ti, pero tampoco te deja ir, apuesto que si toda la vida te hubieras quedado solterona junto a ellos, serias un mueble más en su vida.
—Alden no es así —Cael se acerca a ella, su mirada era oscura, ella da un paso hacia atrás, pero pega su espalda contra el desayunador.
—¿Sabes lo que creo? realmente no estabas enamorada de él, simplemente de la idea del amor —extiende su mano y acuna su mejilla —Apuesto que no morías por un beso de él —inclina su rostro y lo acerca al de Dahlia —Que no deseabas que sus manos recorrieran tu cuerpo —su voz que se había vuelto un susurró la tenia hipnotizada, sin pensarlo ni un minuto cerró los ojos cuando los labios de él, se unieron a los suyos... fue un beso tierno, explorador, pero luego se fue tornando más demandante, él pegó su cuerpo al de ella, sus manos la atrajeron más a su cuerpo, y luego recorrieron su espalda, ella que nunca había experimentado nada de lo que estaba viviendo en ese momento, sentía miles de sensaciones como si en ese instante su cuerpo estuviera indicándole que estaba vivo, cuando sintió la mano grande y fuerte de Cael, entrar en su ropa interior en la parte de sus nalgas, ella retrocede, lo mira con los ojos abiertos, los labios temblorosos, baja la mirada y se da cuenta que Cael está excitado.
Él sonríe llenó de burla
—Esto es el deseo señorita Bennett —extiende sus brazos —Es increíble que usted y yo tengamos química pura, cuando desde que nos conocimos no nos caímos bien —extiende su mano y su dedo roza el botón duro de su seno, ella gime por la sensación.
—¡Váyase por favor! —se cruza de brazos.
Él sonríe.
—Deme por lo menos un momento en que me recupere —Cael estaba sorprendido, ella lo tenía totalmente excitado, su masculinidad pedía ser libre.
Ella baja la mirada hacia su pantalón. Cael sonrió al verla roja por la timidez, se atrevió a hacerle una broma sexual.
—Supongo solo en libros ha visto uno ¿Quiere que le muestre? Prometo no haré nada, solo si me lo pide.
Ella no dice nada, no aparta su mirada de su pantalón, él enarca una ceja y desabrocha su faja, la mira y no dice nada, así que baja su pantalón junto a sus bóxer.
Ella se ha puesto roja, el tamaño de Cael le asustaba, pero sobre todo ¿Qué rayos estaban haciendo?
—¡Vistase! ¡No debió hacer eso! —Cael se viste
—El día de hoy señorita Bennett ha conocido un hombre de verdad, como le dije antes, Prometo no hacer nada, sólo si me lo pide.
—¡Vayase!—el suelta una carcajada y luego la mira, frunce el ceño al darse cuenta que llevaba años sin reír de verdad, solo lo había logrado Dahlia Bennett, rápidamente toma las llaves del auto y sale de la casa de ella.
Su cuerpo aún seguía excitado, menos mal no había gente fuera en la calle.
Ella lleva las manos a su cabeza ¿Qué estaba pasando? Ella amaba a Alden, pero jamás había sentido su cuerpo arder por él, ver a Cael desnudo, intensificó las sensaciones en su centro, su cerebro estaba nublado, imaginando lo que podía estar pasando en ese momento si no lo hubiera echado. Se preguntaba ¿Cómo sobreviviría al fin de semana en la cama con Cael?
*****
Extrañamente Cael no dio señales de vida en toda la semana, Dahlia se estaba empezando a relajar, pensando en que a lo mejor se cancelo el viaje.
Pero el viernes por la tarde que salió de la oficina, su corazón se aceleró al verlo esperando fuera del edificio.
—Dahlia —la saluda, ella sentía los pies pesados como si fueran de plomo, caminó hacia él
—Señor... Cael ¿Cómo está? —el sonríe
—Has reprobado la clase —se acerca a ella con cuidado —Una novia que no ha visto su novio, salta de alegría al verlo de nuevo y se lo come a besos, no olvide nos estan vigilando —la atrae a su cuerpo y la besa con pasión, ella rodea su cuello con sus brazos, cuando se separan, ambos están agitados —Pudimos salvar nuestra reputación ante los que dudan de nosotros, vamos.
Dahlia aún estaba aturdida, prefería que Cael no la besara, pero sabía que era imposible.
—Haz la maleta, está noche viajamos a la casa de campo—se baja del auto —¿Pasa algo?