Nuestro Secreto

Capítulo 11

Dahlia se mete en la cama, después de ducharse, Cael estaba dormido, ella suspira, la mentira estaba llegando demasiado lejos, al dia siguiente le explicaría lo de las cámaras.

No supo en que momento se quedo dormida, pero despertó al sentir como la besaban con pasión, ella está somnolienta, pero al sentir una mano acariciando sus piernas rápidamente se sienta y enciende la luz de la lámpara.

Cael respiraba entrecortado, su pecho subía y bajaba.

—Lo siento, estaba soñando.

Ella pasa su mano por su cabello.

—Iré a dormir al sofá —busca a salir de la cama, pero él la sujeta del brazo.

—No, quédate en la cama, sabes bien que nos visitan, iré a cambiarme—se quita la sábana, ella desvía la mirada al ver el enorme bulto en su pantalón —Es normal, te deseo, mi miembro ansia hundirse en tu delicioso cuerpo —ella lleva sus manos a sus oídos para no escucharlo, él suelta una carcajada, al salir de la cama, sin pudor alguno se baja los pantalones junto a sus bóxer, su enorme virilidad se hace presente, ella no evita mirarlo, él sonríe, suavemente se acaricia en toda su longitud —Podemos disfrutar está noche, te aseguro que te haré gemir de placer.

Para su horror Dahlia siente aquella humedad resbalosa en su centro, él sube a la cama totalmente desnudo, mueve las piernas de Dahlia para acomodarse en medio de ellas, la joven no sabia que decir estaba confundida, sus creencias o tener una noche placentera.

Él sin preguntarle sube su camisón, ella lo mira a los ojos, él lleva sus dedos a su ropa interior, acaricia en toda su longitud su intimidad encima de la tela, sonríe al sentir la humedad.

—Sólo lo pides y ambos disfrutaremos —ella no dijo nada, él acarició su miembro sobre su ropa interior, ella gime al sentir sensaciones, él empezó a moverse sobre ella, arrancandole gemidos, nunca imagino que el sexo era así de placentero... y esto que solo la estaba rozando sobre su ropa interior, él apretó sus senos, mientras no dejaba de moverse sobre ella, Dahlia cierra los ojos, al sentir la lengua de Cael mojando sus pezones atraves de la tela, todo era tan placentero, ella se aferra a los hombros de él al sentir que explotaba en miles de pedazos, a lo lejos los escucho gemir, se aparta de ella, tenia la respiración entrecortada.

—Debes lavarte —lo escucha hablar, ella suspira, su ropa interior era un desastre totalmente mojada por ella y por él —Te prometo querida que hacer el amor es mucho más placentera de lo que acabamos de hacer.

—Esto está llegando demasiado lejos —murmura Dahlia —Señor Clayton mi deseo es llegar virgen al matrimonio —él se ponde lado, apoyándose sobre su brazo, sus ojos recorre el cuerpo de Dahlia, las manchas húmedas sobre sus senos, su ropa interior empapada por ambos.

—Creo Dahlia que eso será imposible, su cuerpo se vuelve como lava al ser acariciado.

Ella no responde, solo se levanta y camina hacia el cuarto de baño, se detiene sin verlo.

—No habrá una próxima vez Señor Clayton.

— No puedes hablar por tu cuerpo, si gustas para no gastar mucha agua caliente, nos podemos duchar juntos —se encogió de hombros al escuchar el portazo.

*****

Dhalia se miró al espejo, sus mejillas estaban rojas, se veía distinta, su cuerpo había experimentado el placer, sabía que había más con la unión de ambos cuerpos, de solo pensarlo, sintió como su cuerpo se excito, esto no podía estarle pasando, ella era una persona tranquila, jamás sintió el deseo de meterse bajo las sabanas con un hombre, ni siquiera con Alden, pero con Cael era diferente, sólo pensaba en él y su cuerpo se incendiaba, se quita la ropa interior, el camisón y se mete a la ducha, cierra los ojos, aún su cuerpo quería más, debía luchar contra ella misma y con Cael Clayton.

*****

Llegó la mañana y ella se sentía cansada, no había podido dormir, en cambio Cael se veía fresco como una lechuga, todos estaban en la mesa para desayunar, cuando se sentaron, Henry los observa con curiosidad.

—¿Todo bien en el paraíso? —Dahlia no estaba de humor para los juegos estúpidos de Henrik.

—¿Por qué estaríamos mal? Solo en el paraíso de Adán y Eva, hubo una serpiente a la cual Eva escuchó, este no es el caso —lanza una mirada a Soledad quien aprieta los dientes con fuerza.

— Querida he invitado al Reverendo Johnson a desayunar —le indica la abuela —Él está en la parroquia del pueblo, me gustaría que él los casará.

La sonrisa de Dahlia dolía, estaba asustada, la abuela iba demasiado rápido, una novia verdadera estaría brillando de felicidad, pero no era su caso, ella era una novia falsa, una que pronto saldría de la familia Clayton.

—Que maravillosa noticia—responde Henrik —Supongo no les molestará que los visite el Reverendo, después de todo van a casarse.

—¿Por qué me molestaría? —Dahlia estaba harta de Henrik —Nuestro mayor deseo es casarnos.

Henrik aplaude.

—En ese caso, supongo no pondrían objeción si el Reverendo los casa está mañana —Dahlia sujeta con fuerza la taza de café, su mayor deseo era estrellarsela en el rostro a Henrik.

—Deseo ver a mi prometida con su vestido de novia —responde Cael.

La abuela estaba en silencio, escuchándolos

—El vestido de las mujeres Clayton está en esta casa de campo —sonríe la abuela —No sé si el sueño de Dahlia es tener una boda con muchos invitados, pero me parece romántico que solo este la familia.

—Abuela —interviene Cael —No están los padres de Dahlia.

La abuela suspira.

—Hubiera sido romántico que se casaran hoy —Dahlia observa como Henrik y Soledad se miran con una enorme sonrisa, ellos estaban probandolos, ella pensó, que la boda que debía evitar era la civil, porque era la que se registraba legalmente, no menospreciaba la boda escleciastica, pero no era tan peligrosa como la civil, era ganarle a Henrik, no darle la razón de sus sospechas.

—Abuela, me gustaría ver el vestido —Dahlia se dirige a la abuela, no pudo evitar sonreír triunfante al ver como la sonrisa de Henrik y Soledad se borraba de su rostro.




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