Nuestro Secreto

Epílogo

—La Corporación Zimtex, desde hoy esta bajo la dirección de Cael Clayton —el clan Clayton no protestó ante la noticia de la abuela —Demostró en este año que es un buen líder convirtió la Revista Feminizia en la número uno en el país, a pesar de la tecnología, la gente la compra, les gusta las historias de la Señorita Amor, un aplauzo para el nuevo Presidente de la Corporación Zimtex.

Todos aplaudieron, de mala gana lo hizo Henrik, había luchado con uñas y dientes, pero al final Cael había ganado, la abuela era la única del clan Clayton que sabía que Dahlia era Señorita Amor, era su admiradora número uno, pero estaba tratando de calmarse y no pedir adelantos de la nueva novela de Dahlia, la joven había publicado su primer novela en físico y había sido un éxito, ahora estaba escribiendo el segundo libro, la abuela todos los días le preguntaba si ya lo había terminado y si ya lo tenía la editorial para esperar la venta, la joven se sentía feliz porque tenía el apoyo de su esposo, sus padres y por supuesto de su hijo Edward Clayton, acababa de cumplir un año de edad, era idéntico a su padre, Dahlia había dejado el trabajo de secretaria y se había dedicado a su familia y a sus libros, seguía escribiendo en la revista, historias cortas que le encantaban a la gente.

—Felicidades —Henrik estrecha la mano de Cael —Debo reconocer que mereces ser el presidente.

—¿Quién eres tú? ¿Dónde está mi primo mezquino, egoísta?

—Qué gracioso —responde Henrik.

—Gracias Henrik —responde Cael sinceramente —Al fin la guerra llegó a su fin —el otro hombre asiente.

—La guerra y la competencia terminó, mi negocio de construcción va muy bien, desde que supe que Dahlia estaba embarazada, deje de perseguirte y le dediqué más tiempo al trabajo.

—Me alegra por ti, Henrik.

Ambos siguieron conversando, Dahlia camino hacia el balcón, están en la mansión de los Clayton.

—¿Qué pasó con esa jovencita? —la abuela sabía de la traición de Eira, Cael le había contado indignado.

—Sus padres le dijeron a los míos que se había ido del país, que fue por mi culpa, y no puede volver porque la tengo amenazada.

—Sigue mintiendo, hay personas, que nunca aprenden la lección.

—Es triste, nunca pensé que Eira fuera así.

—Caras vemos, corazones no sabemos, cuando te conocí supe que eras una mujer de noble corazón, eso mi querida niña, no todo el mundo lo tiene, ya puedo morir en paz —en ese momento estaban los fuegos artificiales en el cielo —La Corporación Zimtex esta en buenas manos, Cael encontró el amor y me dio el nieto que tanto anhelaba, bueno debo conocer al hijo de Henrik.

Dahlia abre más los ojos.

—No sabia que estaba saliendo con alguien.

—No sale con nadie, en una noche de tragos se acostó con la joven y la embarazo, en siete meses vendrá al mundo un nuevo miembros de la familia Clayton.

****

—Casi dos años, pero lo logré —Cael sonríe mostrando el juego de llaves que Dahlia ya conocía

—Supongo tu equipo los volvió locos.

—Casi un año, luego desistieron y entré yo, tuve que sentarme largas horas a escuchar sus historias y contar las mías... las nuestras, hasta que aceptaron que ya estaban de edad y sus últimos años viajarian por el mundo, así que querida, ya tenemos la casa de tus sueños para las vacaciones de los niños.

—Dirás de Edward.

—Querida eres despistada, pero yo no, llevó la cuenta, hace dos meses debio llegar tu periodo —ella lleva las manos a su boca, tenía razón, no había visto su periodo hace rato y no le prestó atención —Me gustaría una niña con el lindo color de tu cabello.

Ella sonríe.

—Edward tendrá con quien jugar.

—Una nueva generación de los Clayton —Cael abraza a Dahlia —Señora Clayton ¿la estoy haciendo feliz?

—Mucho —responde Dahlia —Te amo Cael.

—¿Cómo el primer día que nos confesamos? —ella niega y el hace un puchero con los labios.

—Te amo más que ese día, soy afortunada por haberte encontrado, y que seas mío.

Él enarca una ceja.

—Di que soy tuyo, pero con más posesividad, que él mundo sepa con una sola mirada tuya que soy tuyo.

Dahlia rie.

—Eres mío y de nadie más —él pega la frente en la de ella.

—Soy tuyo Dahlia, solo tuyo.

Fin.




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