Cuando escuchamos la palabra “secreto”, intuimos que se trata de algo que debemos guardar, que no debemos decir en voz alta o que debemos ocultar. Pero ¿se han parado a pensar que los “secretos” son más difíciles de abordar? No me refiero a guardar silencio, sino, que, para la persona que revela su secreto, resulta muy desgastante aceptarlo, ya que sabe que si sale a la luz o lo saben las demás personas podría ser el resultado del fin de algo. Y no me refiero a algo positivo, ya que las probabilidades regularmente son mínimas; más bien, el resultado a veces es negativo. No quiero decir que siempre es así, sino que, de cada 100 casos, 80 tienen consecuencias negativas.
En esta historia no solo veremos el pasado de nuestros personajes, sino también otros acontecimientos importantes que refuerzan la idea de mantener un secreto.
Para terminar esta parte, quiero terminar con la siguiente frase de Jean-Baptiste Racine (poeta trágico francés): “No hay secreto que el tiempo no revele”.
Con esta frase me gustaría que imaginaran de qué trata la historia o hacia qué rumbo toma cada capítulo.