A la mañana siguiente, Victoria se alistaba para ir a trabajar como de costumbre; sin embargo, sentía una enorme pereza para hacerlo, ya que durante toda la noche no pudo dormir ni un instante por lo que ocurrió en la cena. ¿Suena exagerado? Tal vez, pero ella lo creía tan emocionante, que seguía muy entusiasmada por saber cuál sería la próxima aventura que tendría con Christian. Solo que no imaginó que esa «aventura» llegaría tan rápido antes de que se diera cuenta de que era tarde para ir a trabajar.
—¡Dios mío! —dijo apresurada. No sé cómo se me hizo tan tarde. Voy a tener que avisarle a Emma que voy un poco atrasada; espero que no se enoje.
Tan pronto terminó de desayunar, tomó su celular y lo metió en su bolso, para salir corriendo para ir al trabajo. Pero lo que no tenía previsto es que al salir de su puerta y cerrar con llave. Se encontraría a Christian estacionado en la puerta de su casa.
—Se te hizo tarde, ¿verdad?
—¡Christian! ¡Me asustaste! Sí, la verdad es que se me hizo un poquito tarde, casi nada. Sin embargo, tengo un poco de prisa.
—No te preocupes, para eso estoy aquí. Yo te llevo al trabajo.
—¿Qué? ¿Y tu trabajo? ¿No te regañarán por llegar tarde?
—No te preocupes por mí, yo me las arreglo. Vamos.
A Victoria se le hacía extraño que Christian estuviera tan temprano en la puerta de su hogar. Pues ella creía que él tendría problemas en el trabajo por haber tomado la decisión de llegar un poco tarde.
—¿Te preocupa algo, Vicky? Ya casi estamos cerca.
—¿Estás seguro de que no tendrás problemas por mi culpa?
—Muy seguro.
—Mmm…
—Mira, voy a ser sincero. La verdad es que pedí permiso para poder llevarte al trabajo; además, quería comentarte algo.
—¿Qué pasó? ¿Todo bien? —dijo nerviosa.
—Te quería invitar a la hora de la comida a mi oficina. Quiero que conozcas la empresa donde trabajo. Ya sabes, por cualquier cosa, ya sabes dónde buscarme. Yo paso por ti y vamos a comer a mi oficina.
—Ya veo por dónde iba este asunto… Creo que no tengo problema en salir a comer contigo.
—¡Perfecto! Te gustará, ya lo verás. Por cierto, ya llegamos. Y llegamos a tiempo para que no te preocupes si tengo que llegar temprano o no al trabajo. Cuídate mucho y nos vemos más tarde. ¿A las 2:00 pm está bien?
—Muchas gracias Chris, sin ti no hubiera llegado a tiempo, y por supuesto que a esa hora nos vemos. ¡Cuídate también!
Y antes de que Victoria pudiera dar un paso más fuera del auto, Christian la detuvo y él se bajó del vehículo para poder abrirle a Victoria y sostener su mano mientras descendía.
—Jaja, eres muy caballeroso, Chris. Gracias.
—No es nada, quiero que sepas que haría cualquier cosa por tratarse de ti.
Esta última afirmación hizo que Victoria se sonrojara demasiado, que solo alcanzó a decirle «¡Gracias, nos vemos!» Y entrará corriendo a la cafetería.
—¿Y a ti qué te pasó? Vienes muy aprisa cuando todavía es temprano. Oye, ¿y qué hace Christian allá?
—Hola, Emma, ha sido toda una travesía estos últimos 30 minutos que han pasado, que por eso llegué eufórica.
—A ver, a ver, relájate, respira, toma aire y siéntate. No pasa nada si aún no atendemos a los clientes; al final, yo soy la dueña de este lugar, jeje. ¿Quieres contarme qué pasó?
Casi al momento en que Christian había subido de nuevo a su auto, ella comenzó a platicarle a Emma todo lo que había ocurrido desde la noche anterior. No omitió ningún detalle de lo que había ocurrido y, sin embargo, entre más contaba, más se relajaba y se sentía tranquila.
Además, tenía que contarle que saldría a las 2:00 pm a comer con Christian y conocería su oficina por primera vez, ya que él le había hecho la invitación.
—Y por eso casi llegué tarde.
—¡Increíble! Esto es mejor que un capítulo de telenovela, jaja.
—No exageres, no es para tanto. Son situaciones que ocurren entre amigos.
Cuando Emma escuchó la palabra «amigos», soltó una carcajada que hasta se había escuchado hasta afuera del establecimiento, tanto que las personas que iban pasando se quedaron extrañadas.
—¿Qué tanto te causa gracia? A la otra ya no te cuento nada por burlona.
—¡No te enojes! Solo que es gracioso que tú creas que serán amigos por mucho tiempo. Vicky, date cuenta, él no quiere ser tu amigo. Él, desde la primera vez que pisó la cafetería, no te vio con otros ojos más que de «amor».
—¿Cómo puedes decir eso? Eso no es verdad.
—¿Ah, no? ¿Acaso alguno de tus amigos te había mostrado su otra cara? El cómo es en verdad.
—No, pues… Ahora que lo dices, creo que no.
—Es lo que te digo, solo por una vez en tu vida trata de ser observadora y analiza con detalle. Ve todo lo que Christian hace por ti, la atención que le pone a las cosas que te da y te hace, y te darás cuenta de que ese hombre se derrite por ti. Para ser sincera, yo me percaté de ello cuando regresó aquí y tú te escondiste; en su rostro mostraba demasiada preocupación por encontrarte y que lo pudieras recibir. Solo que ahora ya es muy notorio para evadirlo. En fin, ya fue demasiado chisme, hay que apurarse. Si quieres salir en la tarde, hay que apurarse, para que veas a tu enamorado.
Esas palabras resonaron mucho en los pensamientos de Victoria; ella tenía la creencia de que en verdad serían amigos, no para siempre, pero sí por un tiempo más prolongado. Aunque, más que sentirse molesta o triste, se sentía con algo de «esperanza» o simplemente no podía concluir con lo que estaba sintiendo en ese momento. Solo sabía que no era un sentimiento de molestia.
Y antes de que el reloj marcara las dos de la tarde, Emma se detuvo de sus labores y se dirigió hacia Victoria con un solo objetivo. Implantar una duda.
—Oye, Victoria, antes de que te vayas a comer, quisiera preguntar algo…
—Claro, dime. ¿Qué quieres saber?
—Si llegara a suceder lo que te comenté hace rato y él te confesara que siente algo por ti más que una amistad… ¿Qué harás con eso? ¿Tú sientes algo por él?...
Editado: 25.12.2025