Nuestro Tiempo

Capitulo III

JAX MILLER

 

Vi correr a mi hijo todo entusiasmado hacia la puerta que yo mismo empecé a tener expectativa y curiosidad por aquella mujer. Al abrir la puerta pude ver que era Camilo, Rosa y el pequeño Renato, como diablos se me había olvidado que ellos llegarían hoy.

Saludaron a Gabriel quien mostraba en su rostro una decepción porque al parecer no era la persona que esperaba.

—Hola Camilo —salude con un apretón de manos, mientras cargaba en brazos al pequeño Renato.

—Hola Jax —saludo Rosa quien desde el fallecimiento de Renata se mantuvo un poco distante, supongo que me hace culpable por la muerte y bueno yo también lo siento así.

Minutos después les indique sus habitaciones para luego pasar a la terraza donde estaba Catalina junto a mi madre. Al ver a su tío Camilo corrió a sus brazos y se aferró a ellos, luego fue cargada por Rosa quien siempre hacía mención lo mucho que se parecía a su madre.

Luego los niños se fueron a jugar, mientras nosotros quedamos en la terraza organizando la parrilla y contando anécdotas de todo un poco, agradecía que no tocaran el tema del accidente. Aún era una herida abierta, cada que se hablaba de ello era como echarle sal sobre la misma.

Vi desaparecer a mi madre junto a Rosa, supongo que se fueron a vigilar a los niños y querían darnos espacio para hablar porque según nuestra última conversación me dijo que me tenía algo importante que contar.

—Camilo que me ibas a contar, que era ese algo importante —dije mientras daba un sorbo a mi trago.

—No sé si sea importante para ti, pero considero que deberías saberlo.

—Claro, dime de que se trata y sabré si es importante o no.

—Recuerdas a Mariana Brown.

—Si claro que la recuerdo, la vi dos veces creo que en el hospital y después no supe más de ella.

—Pues resulta que es la tía biológica de Renata.

¿Qué? ¿Cómo así? ¿Renata lo sabía?.

—Según me conto Mariana, nunca se atrevió a decirle la verdad a Nata y después de lo que había hecho pensó que Renata nunca la aceptaría y no le permitiría estar cerca de ella.

—Entonces de Catalina sería su tía abuela, pero porque desde que murió Renata no volvió a preguntar por Catalina. —¿No te parece extraño? —dije mientras levantaba una ceja.

—Eso es algo que tampoco pudiera responderte, a mí también me pareció raro porque prácticamente Mariana estuvo desde que nació Cata. Yo la encontré en el cementerio para el aniversario de Nata y mis padres con ella tuvieron sus altercados y ahí fue donde me entere de lo sucedido.

—Bueno, sino quiere ver a Catalina sus razones tendrá y pues como ves a mi hija está feliz, aunque tuvimos un pequeño incidente en el aeropuerto, Catalina jura que vio a su madre y estoy pensando seriamente llevarla a un psicólogo porque aún no asume que su madre ya no está con nosotros.

—Pienso que sería mejor para mi sobrina.

—¿Por cierto que sabes de la loca de Ana y tu hermano Darío? —pregunte.

—Desde que falleció Renata, perdimos bastante comunicación con mi hermano, supimos que se casaron y están viviendo en Chile, ya sabes mi madre odia a muerte a Ana y mi hermano pensó que lo correcto era mantenerse lejos de todo, aunque no lo dijo sé que sufrió mucho por la muerte de Nata —dijo Camilo mientras soltaba un suspiro.

—Por cierto, ¿Sabes algo de Ricardo? —no volví a saber de él, según supe ustedes eran muy amigos.

— La verdad, no sé qué es de la vida de Ricardo. Yo no supe que él se había enamorado de Nata hasta que lo volví a ver en el hospital, es más yo conocí a Catalina cuando tenía quizá 6 meses, justo me había encontrado con Ricardo en el hospital, pero él me había dicho que Cata era hija suya.

—Así, mira que sorpresas tiene la vida. Ósea tu viste a tu hija de pequeña y Nata nunca lo supo. Sabes, daría mi vida si eso significa que traería de vuelta a Renata, mis padres no volvieron a ser los mismos desde el fallecimiento de Nata.

—Nada es lo mismo Camilo, yo sacrificaría todo lo que tengo por volver a ver a mi Renata, hay noches que no puedo dormir por la culpa que siento. Si tan solo yo hubiese confiado en ella, si tan solo hubiese sacado a Sonia de nuestras vidas, fui un maldito imbécil que decía amarla, pero nunca pude darle un tiempo de paz y tranquilidad —dije con mucha rabia mientras apretaba la lata de cerveza.

—Ya no te culpes Jax, a veces la vida tiene muchos misterios que nunca lograremos entender y es allí que debemos ser más fuertes y tener mucha fortaleza, tienes que mantenerte firme y fuerte por tus hijos, a Renata no le gustaría verte así —consoló Camilo.

Instantes después escuchamos unos gritos y llantos, supongo que era de Catalina así que decidimos bajar a ver que estaba pasando porque mi hija lloraba desconsoladamente y le estaba reclamando a alguien. Llegamos al primer nivel y si era Catalina la que lloraba y le reclamaba a Gabriel que no estaba cumpliendo su promesa que era un mentiroso. Mire a mi madre como queriendo saber de qué estaban hablando y ella solo se encogió de hombros porque tampoco entendía supongo.

—Camine hacia donde estaba Catalina —¿Qué pasa mi amor? —pregunte.

—Gabriel dijo que mamá vendría hoy a mi cumpleaños y no llego, él me mintió —dijo entre llantos. Cargué a Cata en brazos con el fin de tranquilizarla y miré a Gabriel quien tenía la mirada en el suelo. Ve a la habitación jovencito tu y yo vamos a tener una charla —advertí, estaba muy molesto y decepcionado de Gabriel, como podía jugarle esa broma a su hermana.

—Pero papá —trato de defenderse Gabriel.

—Ve a la habitación y espérame. Levante un poco el timbre de mi voz, nunca lo había hecho, pero esto no estaba bien, me dolió gritarle a mi hijo, pero no podía permitir que molestará de esa manera a su hermana.

Subí con Cata en mis brazos, mientras ella sollozaba en mi hombro, no sabía cómo debía consolarla. Ella exigía que le trajera a su madre y yo no sabía ni que decirle, solo podía darle pequeños golpecitos en la espalda tratando de consolarla, pero de algo estaba seguro que debía llevar a mi hija al psicólogo no podía seguir prolongando esta situación.




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