Nuestro Último Atardecer

Capítulo 8 : Un Vaivén de Sentimientos

Un taxi paró frente a los muelles y de el se bajaron tres personas, una con una gran sonrisa en su rostro, las otras dos, por el contrario con gesto de resignación.
-Dime otra vez como nos hemos dejando convencer -Se quejó Mike.
-Alicia puede ser muy persuasiva cuando se lo propone –Dijo Sara
-Venga chicos animaos, es una fiesta en un barco, lo pasaremos bien - gritó Al entusiasmada.
Fueron caminando entre los astilleros, era tarde y la actividad del puerto había cesado. Solo se escuchaba el crujir del los barcos en el agua y el chapoteo de algunos peces sobre la superficie.

Llegaron hasta una especie de embarcadero privado, desde fuera se podía ver claramente el barco de Kai. Un Yate de un blanco inmaculado, con un diseño clásico y distinguido, que contaba con tres pisos de altura, además de un helipuerto en la cima. Desde la proa hasta la popa, media casi los cien metros y su espectacular y llamativo diseño exterior lo convertían en una verdadera maravilla de la embarcación.

Justo a la entrada del embarcadero los detuvo un hombre increíblemente grande de apariencia fuerte y robusta.

-Perdonen, me permiten ver sus invitaciones.

-¿Invitaciones? Kai no me dijo nada acerca de eso.

-Lo siento, esto es una fiesta privada y sin invitación no puedo a dejarles pasar.

-Vaya, que pena, parece que al final no vamos a poder asistir-dijo Michael, con sarcasmo.

-Déjalos pasar Carlos, ellos están conmigo. Son unos invitados muy especiales-Ordenó Kai, quien pareció surgir de pronto de la nada.

-Señor Kai, perdone el malentendido, nadie me había informado nada al respecto-dijo el empleado de seguridad, quien a pasar de su aspecto, se mostraba visiblemente nervioso, ante la presencia de Kai.

-Nuestro caballero de brillante armadura, ha venido a rescatarnos-dijo Michael molesto.

-Yo también me alegro de volver a verte.-Contestó Kai con ironía. A pesar de que la relación entre Mike y Kai había mejorado un poco, la tensión entre ellos dos continuaba latente.-Por favor, subir y sed libres de explorar en barco, podéis ir a cualquier zona que os apetezca.

-¡¡Bien!!-exclamó Alicia.-Vamos Michael.

-¿Ir? ¿A dónde?

-A la proa, siempre he querido representar, esa famosa escena del Titanic.

-¿Qué? ¡¡No!!.Espera un momento ¿Y qué pasa con Sara?

-No te preocupes por ella, la dejamos en buenas manos –Dijo Al guiñándole un ojo a Kai y arrastrando a Mike hasta arriba, a pesar de sus negativas.

Los dos se quedaron a solas, frente a frente sin saber que decirse. Era una situación muy incómoda que últimamente se repetía mucho...
-Hola -Saludó él
-Hola -contestó ella. Tras lo cual volvió el silencio, Sara trataba de mirar a cualquier parte menos a él mientras pensaba en algún tema de conversación. Entonces se fijó otra vez en el enorme buque - Bonito barco.
-Gracias, aunque en realidad es de mi padre. Lo compró después de morir mi madre, está dedicado a ella, por eso lo bautizó como Princess, que significa...
-¡Sara! - exclamaron los dos al mismo tiempo y soltaron una carcajada.

-¡¡Kai!! – De pronto, una hipnótica mujer de largas piernas, melena roja como el fuego y un vestido de noche que dibujaba su exuberante contorno a la perfección, descendió por la pasarela, se acercó a ellos y se apoyó sobre el hombro del editor - El capitán dice que podemos zarpar ya.

-De acuerdo. Rose esta es Sara.
-Oh Así que tú eres la famosa Sara. No te imaginas las ganas que tenía de conocerte. -le tendió la mano, sonriendo con sus labios carmesí y sus dientes de un blanco impoluto.
Sara jamás había conocido a una mujer como esa, intimidantemente hermosa. Cuya presencia la hacía sentirse muy pequeña.
Alzó tímidamente su brazo, y estrechó su temblorosa mano.
-En… encantada de conocerte, ojalá pudiese decir lo mismo, pero solo hace un par de días que conozco su existencia.
Rose rió.
-Es graciosa, me gusta - opinó la enóloga - Bueno será mejor que subamos o el barco se irá sin nosotros –anunció- Cariño ¿Por qué no haces de guía y le enseñas el yate a esta criatura? Yo Me haré cargo del resto de los invitados.
- Claro, buena idea.
Al subir a la cubierta se toparon con Alicia y Michael, quienes habían iniciado ya su propia expedición por el buque.
-Dios mío Sara, esta fiesta está llena de gente famosa. Personas a las que veo todos los días por la tele, ahora están aquí, en persona ¿No es alucinante? - Exclamó Al, que no cabía en sí de la emoción.
-Estupendo- Dijo Sara sin darle demasiada importancia.
-Sí, es genial -Afirmó Mike con sarcasmo- Y adivina a quien ha llevado de carabina de un lado a otro.
Sara y Kai lucharon por contener la risa.
-Chicos ¿Por qué no os enseño la sala principal? Podéis tomar lo que queráis y está llena de personas muy conocidas –propuso Kai.

-¡¡Comida y famosos!! ¿Qué más podemos pedir? –Gritó Al.

El salón principal, ocupaba gran parte del primer piso. Era un salón elegante y muy iluminado. Sus paredes, estaban revestidas en madera de sequoia. En una de las esquinas había un solemne piano de cola de ébano, el cual daba un toque de distinción a aquel lugar.

Nada más acceder al lugar, el rico heredero fue rápidamente capturado por los invitaos que reclamaban ansiosos su intención. Al también se escabulló, móvil en mano en busca y captura de los famosos. Mientras que Sara y Mike intentaban mezclarse con el resto de los invitados, querían hacer todo lo posible por pasar desapercibidos, no obstante aquello iba resultar del todo imposible, comenzando por Al merodeando por allí, cual cazador tras su presa y después estaba el tema de su ropa.

-Una fiesta informal.... y una porra - Dijo Mike observando que la mayoría de los hombres llevaban traje y corbata y él unos vaqueros rotos y una camisa. Sara lucía un discreto vestido azul de cuello alto, nada que ver con lo distinguido de las demás mujeres de la fiesta. Alicia probablemente no se había dado cuenta de ese detalle, sin embargo su mini falda y su blusa tampoco se ajustaban a la etiqueta establecida.




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