Nuestro Último Atardecer

Capítulo 14: Aprendiendo a olvidarte

El tiempo, aquello contra lo que Sara había estado luchando durante cuatro años y que parecía haber conseguido frenar, ahora se había puesto en marcha de una manera imparable...

La joven escritora, se había pasado toda la mañana intentando concentrarse en los exámenes finales, pero su cabeza no se lo permitía. Aquel viaje, lo había cambiado todo; Kai, se había marchado. Alicia y Michael habían roto su relación. Al, culpó a Sara de la ruptura y también rompió su amistad con ella.

Todo su mundo se desmoronaba a su alrededor. Necesitaba aferrarse a algo y recurrió a su caja de los recuerdos, en ella había metido un pequeño frasco de cristal con la arena que recogió de la cala donde la llevó Kai. Guardaba un recuerdo agridulce, aquel paradisiaco lugar fue el detonante de todo y precisamente por eso, había algo más que también decía guardar en aquella caja, el muñeco de Allen…

Solo le quedaba Mike, lo estaba pasando muy mal con la ruptura de Alicia y desde que regresaron estaba algo esquivo y distante, pero al menos se tenían el uno al otro. Era la única persona con la que había podido contar y sabía que nunca la abandonaría.

Mientras tenia este pensamiento y casi como una premonición, llamarón a su puerta, de una manera tan característica que solo podría tratarse del joven baloncestista.

-¡¡Mike!!- Abrió la puerta con una gran sonrisa, pero su expresión cambió abruptamente al ver el rostro pálido de su amigo

-Sara- dijo con un hilo de voz.
-Mike ¿Que ocurre? Vamos pasa y siéntate.

El joven capitán, se mostraba muy inquieto. Sara, nunca lo había visto así, ni siquiera antes de un partido.

-Sara...-Repitió su nombre, agachando la vista. Lo que estaba a punto, de decir, era lo más difícil que había tenido que hacer, en toda su vida -Me marcho...-al pronunciar aquellas palabras sintió como una parte de él, se rompía en mil pedazos.

Sara, se sentó a su lado y tragó saliva, con miedo a preguntar, pues ya intuía la respuesta.

- ¿Te marchas? ¿A dónde?

-Me han ofrecido una beca, para estudiar en una prestigiosa universidad de Estamos Unidos y si todo va bien, cuando termine tengo muchas probabilidades de que me fichen para jugar en la NBA

- ¿La NBA? ¡Vaya! Ese a sido siempre tu sueño.

-Exacto, por eso espero que lo entiendas. Se que no es el mejor momento para irme, pero es algo que tengo que hacer.

La escritora, hizo un gran esfuerzo por hacer a un lado su egoísmo. Le cogió ambas manos, las tenía frías y temblorosas y en ese momento comprendió cuanto estaba sufriendo él también.

-Claro que lo entiendo. -dijo esbozando una cariñosa sonrisa – Tienes todo mi apoyo ¿Cuándo te marchas?

-Ahora. Tengo un coche ahí fuera esperando para llevarme al aeropuerto.

-¡¡Ahora!! -Gritó sobrecogida por la noticia - ¿Cómo es posible? ¿Qué pasa con los exámenes? Tienes que graduarte.

-Esta todo solucionado.

- ¿Cómo? A estas alturas del curso, es imposible.

-He tenido algo de ayuda -respondió con tono misterioso.

La joven arqueó una ceja.

-Mike… ¿Qué es lo que no me estas contando? ¿Quién te ha ayudado?

-Esta bien -dijo con un suspiro – Ha sido Roswell.

-Kai, ¿Te ha conseguido la beca?

-¡¡No!! – Gritó ofendido -La beca la he conseguido por mí mismo. Me la ofrecieron hace unos meses, pero la rechacé.

- ¿Por qué hiciste algo así?

-Por ti y por la promesa que le hice a Allen. Después, paso todo lo de la carta y vi que estabas decidida a seguir tu camino con Roswell, así que pensé que yo también debía seguir el mío. En la isla, le comenté mi decisión al ricachón y él me ofreció su ayuda.

-No puedo creerlo- Sara se tapó la boca aguantando las ganas de llorar. Era mucha información que asimilar de golpe - ¿Lo sabe Al?

Mike asintió con la cabeza.

-Es la razón por la que rompí mi relación con ella. No podía soportar que pasara por lo mismo que tú. Aunque sigue empeñada en echarte a ti la culpa.

-En parte, así es.

-Espero que se le pase pronto y volváis a ser amigas.

-Nunca hemos dejado de serlo.

-Tienes razón… nunca.

Se miraron el uno a otro, sabiendo que aquello era el final, que pasaría mucho tiempo antes de volver a verse y se fundieron en un abrazo, sin poder aguantar por más tiempo las lágrimas.

-Gracias por ser mi mejor amigo.

-No me de las gracias, aún no…. – dijo dándole un beso en la mejilla.

Al abrir la puerta para para marcharse, Sara descubrió que el coche que esperaba a Mike era el Roce Rolls de Kai y durante un breve instante pudo verlo. Solo un instante, que fue suficiente para acelerar su corazón.

Aún estaba tratando de recuperarse del tsunami emocional que acababa de experimentar, cuando su timbre volvió a sonar.

Aunque sabía que no era Mike, jamás habría adivinado quien se encontraba tras su puerta.

-¡¡Rose!!

-Por fin querida, menos mal. Llevo una hora esperando a que Kai se marchara. Si me hubiese visto, me lo habría impedido por todos los medios.

La cara de Sara era de total desconcierto.

-Rose discúlpame, no entiendo nada ¿Impedirte el qué?

-Invitarte a mi boda, por supuesto. Estoy aquí para llevarte conmigo.

- ¿A dónde?

-A Francia.

-¡¡Francia!! ¿Te has vuelto loca? 

-Por supuesto que no. Tenemos que darnos prisa, ya he perdido un tiempo muy valioso. Recoge tus cosas y vámonos o mejor aún, te compraré lo que necesites.

-Rose, agradezco la invitación, pero no puedo irme sin más. Tengo muchas que hacer, estoy con los exámenes finales, tengo que...

-¡¡Para!!- la interrumpió.- No voy a irme de aquí sin ti. Necesito que vengas a mi boda, de no ser por ti, jamás se habría celebrado, por eso es muy importante para mí que axistas, por favor. - suplicó. La enologa parecía verdaderamente desesperada por qué fuera y conmovió el corazón de Sara.




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