Nuestros Demonios

Capítulo 2

— Tal vez encuentres a alguien — dijo Gohan volviendo al presente, retomando la conversación — la vida da muchas sorpresas... aunque no siempre sean buenas — comentó y, aunque lo había dicho casi en un tono introspectivo, no pasó desapercibido para su acompañante que, además, también había captado aquella tristeza incipiente de nuevo.

El de ojeras se había quedado observándolo profundamente tras haber llevado su dedo pulgar a sus labios, sabiendo que sus pensamientos estaban enfrascados en el pasado. A L siempre le había llamado la atención que muchas veces su compañero estuviera tranquilo y que, de repente, sin un motivo aparente, todo su ser desprendiera un aura de intensa pena, justo como en ese instante. Con el tiempo que habían convivido y compartido, L de sobra había aprendido que no debía preguntar si no quería recibir mentiras como respuesta.

Con el tiempo que habían convivido y compartido, L de sobra había aprendido que no debía preguntar si no quería recibir mentiras como respuesta

Un mes había transcurrido, y ambos se embarcaban en diferentes aviones, rumbo a su nuevo destino.

Gohan, apenas despegar, había fijado su mirada en el paisaje a través de la ventanilla cuando, sin previo aviso, su mente se llenó de recuerdos, de la última vez que había estado en Inglaterra...

El joven tenía trece años cuando llegaron a aquella casa. Su hermanito tan sólo contaba con tres años, por lo que su madre, Milk, se dedicaba al pequeño dejando al mayor estudiando solo en su cuarto la mayor parte del tiempo. Fue en una de esas tardes cuando Gohan, enfrascado en sus libros, vio por el rabillo del ojo que en el árbol frente a su casa había un muchacho al que jamás había visto, hasta ahora, esto aumentó su curiosidad y lo llevó a acercarse con sigilo a la ventana para seguir indagando.

El peculiar muchacho tenía la piel de una intensa tonalidad verde y, por su posición, daba la sensación de estar ocultándose. Gohan, ante el hallazgo, no se veía capaz de apartar la mirada de él. Sin embargo, otro suceso lo obligó a hacerlo, pues divisó por el camino a un tipo parecido al chico que se ocultaba, pero bastante mayor. Su pensamiento instintivo le indicaba que seguramente sería su padre, pero más allá de eso, le había disgustado la forma en que pronunciaba el nombre del jovencito, que aún permanecía escondido, sin visos de querer ser encontrado.

— Si no vienes en este momento, te irá peor — amenazó — ¡Ven ahora mismo! — terminó gritando el hombre mayor, tenso, hecho una furia.

Gohan, alarmado con aquella escena, no tardó ni un segundo en reaccionar. Como estaba cerca, abrió silenciosamente la ventana y le hizo señas al muchacho indicándole que entrara, viendo su propuesta aceptada en menos de lo que dura un parpadeo.

Así fue como conoció a Piccolo. Era un chico dos años mayor que él, pero que parecía mucho mayor, por su altura y contextura, además de ser muy introvertido y callado.

El muchacho de pelo negro se entristecía cada vez que lo veía y, ante su imagen desamparada, siempre le ofrecía su ayuda, incapaz de darle la espalda. Muchas veces tuvo que curarle las heridas que traía y ser un apoyo silencioso para él. Al principio, cuando Gohan le preguntaba por las cicatrices en su piel, Piccolo se iba con evasivas: que se había caído, que tuvo una pelea con otros adolescentes y otras tantas excusas que inventaba con una velocidad aterradora, hasta que, con el paso del tiempo y un aumento de confianza, le confesó que era su propio padre quien le hacía eso cuando Piccolo no hacía lo que su progenitor le exigía. La última golpiza fue porque le había llevado una prostituta y el muchacho de piel verde no había querido pasar la noche con ella.

— ¿Por qué te hace esto? Sólo tienes dieciséis años — indagó, con una mirada tan apenada que habría enternecido a cualquiera.

— Me dice que lo hace para que sea más fuerte, más hombre. Que eso me servirá para seguir dirigiendo sus negocios cuando él no pueda — explicó al fin Piccolo, vencido por el odio que sentía hacia su progenie.

— Denúncialo, no puedes dejar que te golpee así — insistió Gohan, desesperado por querer ayudarlo.

— Nadie me hará caso — aseguró — mi padre es muy poderoso, tiene conexiones en todas partes.

— ¿Y tu madre por qué no hace nada para protegerte?

— Ella... — el joven de piel verdosa pareció rumiarlo con recelo, pero continuó hablando — murió cuando yo era muy pequeño... — y tras lo que Gohan interpretó como un intenso debate mental entre si seguir liberando o no sus tormentos, Piccolo saltó por la ventana hacia el árbol y fue cuestión de segundos que desapareciera en la distancia.

A Gohan, pensar en la suerte que corría Piccolo a manos de su padre, le hacía doler el alma. Sin embargo, sabía que no había nada que pudiera hacer, y de haberlo, su severa y estricta madre no se lo hubiera permitido. Tras mucho cavilarlo, decidió darle la llave del subterráneo a Piccolo para que se escondiera allí el tiempo que quisiera. No era una solución definitiva, pero al menos así el muchacho tendría un lugar seguro donde guarecerse.

Una noche, cuando la densa oscuridad ya lo engullía todo, Gohan despertó sobresaltado al haber escuchado algunos ruidos en el sótano de la casa, dio gracias porque sus padres ya se hubieran dormido, pues no parecía que hubieran llegado a escuchar nada. El muchacho bajó sin perder tiempo y se encontró a Piccolo muy golpeado. Lo vio dormido en un catre de campaña, cuando entró en el lugar cayó en la cuenta de que primero se había limpiado en el baño, que había en un costado.



#3501 en Fanfic

En el texto hay: piccolo, gohan, l_lawliet

Editado: 21.12.2021

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