Nuestros Demonios

Capítulo 17

"No sé si Piccolo ha desistido finalmente en sus intentos por escapar o si simplemente adoptó el comportamiento de una serpiente que se enrolla sobre sí misma antes de saltar y atacar a su presa.

Debo seguir siendo cauteloso."

L continuó ojeando las páginas del cuaderno sin perder detalle. En algunas notas encontraba vagos pensamientos de Gohan que no lo llevaban a ninguna conclusión, pero finalmente terminó encontrando una nueva entrada en lo referente al caso. Habían seis meses de diferencia entre la última y ésta, y aunque L hubiese preferido tener más detalles de lo sucedido durante todo ese tiempo, pudo conformarse con lo que ya había empezado a leer.

"Últimamente Piccolo ha puesto en práctica lo que, supongo, representa su última esperanza para fugarse. Me habla en un tono nostálgico, como de añoranza, y me hace recordar aquel tiempo lejano en el que estuvimos juntos y pudimos ser tan felices. Ablanda mi corazón con esas tiernas memorias y luego me tienta a entrar para volver a probar sus labios, para que nos fundamos el uno con el otro en la cama que nos vio deshacernos en caricias aquella primera vez.

El problema es que funciona. Le está surtiendo efecto porque sabe que aún siento algo por él y con sus palabras bajan mis defensas. Me vuelve vulnerable.

Hace un par de días esperó a que yo bajara para bañarse. Lo sé porque al oír mis pisadas fue cuando empezó a quitarse la ropa de manera lenta, tentadora. No lo niego, sucumbí a las gloriosas imágenes que me estaba regalando y pude ver de nuevo su cuerpo, empapado y con el jabón deslizándose por su piel. Tan tonificado, tan perfecto... me impresionó ver, no obstante, la incontable cantidad de cicatrices que tiene repartidas a lo largo de toda su anatomía.

Lo sigo amando, el tiempo sigue pasando y mis sentimientos por él, en lugar de menguar, siguen al alza, ahora que entiendo todo el sacrificio que hizo por mí. Quiero estar de nuevo con él. Lo amo, maldita sea.

Está decidido. Voy a hacerle una propuesta."

 

"Sé que ha sido algo radical, pero así ahora ya por fin puedo estar tranquilo. Si algo llegará a suceder, ambos nos iremos al otro mundo, juntos.

Mis condiciones no fueron fáciles, pero él las aceptó. Le puse un cinturón con cargas explosivas de gran calibre conectadas a mi ritmo cardiaco. La carga está programada para que, si Piccolo sale de la casa o mi corazón se detiene, se active y que todo estalle por los aires.

Bajo estas condiciones es cuando por fin podemos amarnos como no pudimos cuando éramos jóvenes, pero también sé que en algún momento me matará. No puede evitarlo, lamentablemente está en su naturaleza. No puede luchar contra eso... pero es que yo tampoco puedo, ni he podido nunca evitar amarlo. Así que aprovecharé de estar con él mientras pueda, con mi único y gran amor."

— ¿Cómo fue que llegaste a algo así, Gohan? — se preguntó L para sus adentros, mientras se pasaba una mano por el cabello — esto es de locos... — y es que por momentos sentía tan desconocido a aquel muchacho con el que había estudiado en la academia y con el que tan buena amistad había logrado entablar, que le costaba creer que se tratara de la misma persona.

Cerró el cuaderno tras haber leído la última entrada y mientras reorganizaba las ideas en su mente tomándose otro café, y comiendo algunos pastelillos dulces tomó el disco duro para comenzar a revisarlo. Aún había detalles que pulir en toda esa historia y L no pensaba quedarse a medias a estas alturas. En cuanto el computador cargó los archivos vio que el contenido le mostraba varios vídeos de las cámaras de seguridad.

Comenzó a verlos uno por uno con toda naturalidad y con toda su capacidad analítica. Uno, otro, y luego otro más, hasta que en sus retinas se grabaron las imágenes y los sonidos de Piccolo y Gohan amándose en aquel sótano como si no hubiera un mañana.

Gohan al fin había logrado volver a estar con Piccolo. Después de que el hombre de piel verde aceptara su propuesta, habían pasado a tener relaciones sexuales con regularidad. Ambos sabían que algo así no podría durar eternamente, que estaban destinados a no estar juntos hasta ser ancianos, que el amor que se tuvieron de forma mutua estaba condenado. Y por supuesto, contaban también con el plus de peligrosidad añadido, pues si Gohan moría, los explosivos detonarían.

Sin embargo, durante un buen tiempo, ninguno de los dos hizo alusiones a eso. Simple y llanamente se dedicaron a amarse y a entregarse el uno al otro.

Varios meses pasaron desde que Gohan empezara a frecuentar la cama de Piccolo. Tiempo de sobra para que el de piel verde, cauteloso y astuto, se aprovechara de los sentimientos y los pocos descuidos de su amante para ir haciéndose con cualquier cosa que encontrara a mano. Cualquier objeto, por inservible que pareciese, en las manos adecuadas podía convertirse en un arma peligrosa. Y Piccolo por supuesto que hacía alarde de ello. Le había costado, pero en cuanto pudo hacerse con un pedazo alambre grueso empezó a enroscarlo varias veces sobre sí mismo hasta conseguir aumentar más su grosor. Luego, todo cuanto había tenido que hacer fue afilar la punta tanto como pudo y darle forma.

Era como tener una navaja entre sus manos, hasta que por fin, una noche ya lo tenía listo y todo cuanto le quedaba por hacer era esconderlo bajo el colchón. A buen recaudo y a su alcance.

Apenas pasaron unas pocas horas para que, de nuevo, hicieran el amor.

Gohan, en ese encuentro le había parecido sentir a Piccolo más entregado a él, más receptivo, lloraba de felicidad en su interior al fantasear con la posibilidad de que pudiera estar sanando las viejas heridas de Piccolo y retornarlo a aquel tiempo pasado donde aún no era un delincuente. Y entre idas y venidas se dejó llevar, y recibir las embestidas de su amado que, frenético, parecía estar a punto de explotar, y con ello Gohan sintió su orgasmo abrirse paso al mismo tiempo.



#3491 en Fanfic

En el texto hay: piccolo, gohan, l_lawliet

Editado: 21.12.2021

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