Nuestros dos mundos

Capitulo 16.

Me duele la cabeza, es más, me va a explotar la cabeza, el golpe de anoche no es algo que quiera recordar... pero al menos no he amanecido en su cama.

Él seguía sin soltarle ni un poquito y sus besos se iban haciendo más frecuentes y siempre dejándome con ganas de más, la luna, las rosas... esta rosa negra.. era todo perfecto, demasiado perfecto cuando sus manos bajaban y subían agresivamente por mi cuerpo yo me iba encendiendo, lo malo de este estado es que no controlo mis poderes y eso, eso es un problema bien gordo, y no pude empeorarlo más abriendo los ojos y viendo el alma de aquel demonio, normalmente cerraba este poder por miedo a las almas de los demás y si, esta era espeluznante, tenia una forma negra y como dos cuencas rojas, no era un alma normal y aunque he visto muchas de demonios nunca eran así. Del susto por esa alma me separé de el instintivamente pero no le miraba a él, si no a su alma que ahora iba cambiando a un marrón oscuro pero no negra como el azufre, había vuelto a ser demonio. ¿Que narices?

-Creo que nos hemos dejado llevar.

-¿Que eres?

-¿Cómo?

-Tú maldita alma acaba de cambiar.

¿Él sabia sobre mi poder? No es un secreto pero no suelo gritarlo como si de algo bueno fuera, su cara de confusión era claramente un no y si le sumamos la cara de tremendo miedo que tenia ... La cosa iría a peor.

-¿Que has visto?

-Contesta a la pregunta, Asderel.

-Me encanta cuando dices mi nombre pero es un secreto, pequeña.

Me fui separando poco a poco de él, que cambiara de tema no era otra que una gran estrategia para planear algo y yo no era tan ingenua.

-Vale, Sebastian, responde.

-No puedo.

-¿Por qué?

-Por que irias a reportarlo -¿Qué? No lo he hecho ya, como puede dudar así.

-¿Que ganaría con eso?

-Quitarte esa cara de miedo por mi.

-No es miedo por ti.

-¿Entonces?

-Es confusión por mi poder.

-Eres sumamente extraña... Pero supongo que es lo que me atrajo de ti.

-Vaya, vaya, vaya ¿Cita romántica chicos ? -Una voz proveniente del interior del invernadero nos sobresaltó a los dos, ahí estaba una mujer joven y bastante elegante, sus ojos rojos me daban una gran pista de que era un demonio, eso son malas noticias... Para mi, claro.

-¿Que estas haciendo aquí, Beelzebub?

-Parece que mi parte femenina no te atrae ni un poco eh...-Derepente esta hermosa chica se convirtió en un alto y esbelto hombre, aparentemente hermoso como un ser divino y cabello plateado, sus ojos rojos era lo único que no cambio de todo su cuerpo, que seguian mirándome sin quitar la mirada de mi.

-No me mires así, querido, tan solo quería ver que clase de sobrenatural es aquella que te intriga tanto y... Creo que ya se por que lo hace -No le vi ni le oí acercarse pero estaba delante mia levantandome la cara por la barbilla -Deberías cuidar mejor tus cosas, Asderel.

Y eso fue lo ultimo que oí y vi de Beelzebub.

Ahora estoy sentada en una gran cama y con un dolor de cabeza insoportable, supongo que un golpe en la cabeza valió para dejarme K.O pero había otras maneras. La habitación era muy espaciosa, supongo que será la casa del antiguo divino, dinero por todos lados me grita esta casa, todo blancos, negros y marrones, muy moderna para mi gusto, me levanto de la cama e intento encontrar un baño con el mareo que llevo encima, cuando consigo acertar en el pomo de esta entro casi arrastrasdome y me miro en el espejo. El moratón en mi mejilla explicaba el golpe que me dejo inconsciente, así que el dolor de cabeza es de la caída, perfecto, toma bola morada en el pómulo, cualquier modelo estaría contratando mercenarios pero yo decido salir a investigar en el lugar donde me encuentro, fuera de la habitación el estilo no cambia mucho, todo muy frío y futurista, hasta la escalera de cristal me daba escalofríos, me agarre a la barandilla y baje lo más rápido posible ya que la caída también han hecho que mis piernas estén doloridas y con ganas de dejar de andar .

Abajo habia un gran salón muy costosamente amueblado, esto estaba desierto, no me habia encontrado a nadie en el pasillo ni en el salón y la cocina, estaba en aquel frio apartamento sola y confundida, la puerta de entrada se encontraba en una pequeña entrada rodeada de cristal en todos sitios. Que casualidad... la puerta no se abria, no se que esperaba intentando abrirla.

-Ya estas intentando huir de mi, muñeca. -Me giro lo más rápido que puedo pero ya tengo encima a ese hermoso demonio, ¿Beelzebub? -No pongas esa cara, en serio pensabas que seria tu principe de la luna eh... te abandono a tu suerte, será mejor que te olvides de él -Me cojió de la cara elevandola -Y te entregues a mi.

¿Que narices hacía yo para que de golpe tenga tanto amorios? Tiene que ser la pubertad solo puede ser esa respuesta, me gafo de su agarre mirando bruscamente para un lado, lo mejor era no abrir la boca, los espiritus que habia dentro de esta habitación esperaba cualquier guardia baja para aprovecharse de mi poder y poseerme sin problema, habia miles de espiritus esperando una interacción, unos con una imagen más terrible que otros, con cada una de sus muertes y heridas profundas y mortales, cojí coraje y me dirigi al salón haciendo que los espiritus entraran en mi y desaparecieran, el demonio de mi espalda no se daba por vencido y seguia mis pasos hacia la terraza.



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En el texto hay: magia antigua, seres paranormales

Editado: 23.01.2019

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