Capitulo 21.

Me encontraba en la entrada de una de las ciudades mas secretas del mundo, la civilización Élfica, no podia ser tan secreta cuando he entrado como Pedro por su casa, aunque a lo mejor a eso se referia la prisa de aquel conejo y tambien que soy una proyección, estúpida, no estoy realmente aqui, obvio que he entrado asi de fácil. El conejo que me guió no logré encontrarle despues de tantas tonterias en mi cabeza, habia desaparecido asi que simplemente camino, intentando encontrar a Lety donde quiera que esté pero debo darme prisa antes de que se empiecen a dar cuenta de mi presencia, me adentro por las calles de Vendaled y todo es tan sofisticado y lujoso que hasta los peores barrios tienen su pequeño encanto y toque de caro, podrías sobrevivir muy gustosamente y sin preocupación alguna.

Nada parece desapercibido u oscuro en esta ciudad, salvo la gente, lo que más me sorprende de la gente a mi alrededor es la falta de expresión es sus caras, reflejando tristeza y desolación, vacias de cualquier sentimiento en comparación a los que transmite los edificios. Las calles me llevan instintivamente hacia la construcción más regia y elegante de lo que nunca veré en mi vida, El palacio Real, este pudimos verlo y estudiarlo en clase, es famoso por sus muros de mármol imponentes ante cualquier criatura pero tambien por el sentimiento de superioridad que transmite, cuanto más te acercas más ganas tienes de alejarte, es terreno inexplorado, lo único que sabes es eso su fachada, ningun ser mágico ha podido entras por sus puertas salvo los Elfos y algun invitado muy especial del gobierno. A lo mejor el secreto de los elfos es que torturan a su ciudadela en el sotano de palacio, o cortan sus lenguas para parecer más tranquilos y callados, donde el castillo es su final y su terrible infierno.

-Dios, para ya, Arwen, es solo un castillo-oí a la distancia la voz de Lety- Entra de una vez para que puedas salir de mi cabeza.-Asentí hacia el castillo como si me estuviera hablando a traves del mármol mientras que las puertas se abrian con mi llegada.

Pasé al lado de unos guardias frios y serios como el hielo y en cuanto puse un pie en el castillo, todo se empezó a iluminar cegandome con un fondo blanco <<falta de recuerdos>> pensé esto pasa cuando esa zona o lugar no se recuerda de la misma manera o nunca se ha visto en la vida real, me extraña con lo familiarizada que parece Lety aqui, tomo volvió a tomar forma poco a poco, apreciando un suelo de piedra, frio si pudiera sentirlo en mi piel, donde empieza un pasillo no suficientemente largo y termina en un balcón, en las paredes decoraban múltiples retratos de la familia Real Élfica, magestuosos y finos como su estatus social.

Caminé lo que me quedaba de pasillo cuando se empezaron a escuchar risas de niños fuera, en el balcón, parecian estar jugando y hasta se respiraba la diversión haciendome caminar más deprisa por intriga a que cara redonda me espera en esas puertas.

Mi sorpresa fué ver a Claymore, un ultra mini, comparado con ahora, que corretea y da vueltas tarareando con una niña alrededor, supe enseguida que esa menuda niña con ojos brillantes, era Lety. Una pequeña hada riendo como si fuera la vida  en ello, como si hace un momento no hubiera estado sola en ese bosque tenebroso y húmedo.

-¿Sorprendida?-Me pregunto una voz triste y nostalgica detrás mía, una Lety en su tamaño y edad normal estaba sentada y apoyada en la pared viendo a los niños-Me encanta revivir este momento una y otra vez mientras en la realidad no puedo más.

-¿Que haceis tú y Claymore juntos? Pensaba que los elfos no tenían relación con otras especies, menos las hadas.- pregunté hipnotizada por el baile de los dos niños.

-Arwen, no soy un hada pura, al igual que tampoco un elfo.-Dijo bajando la cabeza con lo último- Soy una bastarda mestiza de la Realeza Élfica.