Nuestros Milagros de Navidad

Capítulo 3: Debemos irnos

Estoy cansada y después de que todo el servicio médico me tratara como una típica madre primeriza que confunde las contracciones de Braxton Hicks, con las contracciones reales. O sea, mi útero se está preparando para el parto, pero mis chicos no están listos y claro, no estoy de parto. Tantodolor para nada y además he quedado como una completa idiota.

— ¿A dónde vamos?

Hemos pasado dos horas en este hospital, dos horas en las que hemos perdido nuestro tiempo y he sufrido un intenso dolor, para nada.

El concierto ya ha terminado, y estoy segura de que los chicos del grupo y Jacob se irán para alguna fiesta con una cantidad exorbitante de mujeres alocadas, bellas, histéricas y medio desnudas. Así que tengo que ir al teatro para poder saber dónde están o podría seguirlos por las redes sociales, así sabré exactamente lo que están haciendo.

He vuelto a llamar a Jacob, pero su teléfono estaba apagado y su buzón de voz completo, lo que me ha enfurecido porque me la paso diciéndole que escuche los mensajes y luego los borre, pero él, en su omnipotente terquedad no hace ni lo uno, ni lo otro. Ni siquiera escucha los mensajes ¡Qué idiota soy!

Así que, no he podido dejarle ningún mensaje ¡Voy a matarlo! Poco a poco y con sevicia y mientras lo haga, voy a disfrutar de cada gesto de dolor que vea en su cara porque no eliminó los estúpidos mensajes.

Intento relajarme y muevo mis dedos buscando relajarlo, ya que, por supuesto, la estúpida chica que tiene el teléfono de Bianca no me contestó.

— Buscamos a tu esposo, el famoso baterista del grupo Déjà Vu ¿Verdad? Aunque eso es lo que dices tú, una persona que no tiene papeles y que puede ser, no importa que persona o tal vez una esquizofrénica — la chica cierra con rabia sus manos en el volante.

— ¿Se puede saber qué te he hecho? —No entiendo su rabia contra mí, no le he dicho o hecho nada, porque no creo que mirar como estúpida a mi Ángel cuente y además, solo lo miraba así porque me hacía sentir tranquila y serena; casi que podría decir que tenía el efecto de una anestesia.

— Nada y todo — me mira mientras me responde — Has arruinado una entrega que estábamos esperando desde hace tiempo, ¿por qué tenías que hacer pipí en ese callejón precisamente? Por eso no voy a tener hijos, las mujeres embarazas están estorbando todo el tiempo — ¿Ella también es narco? Me vuelvo a mirarla, bastante impresionada— No entiendes nada, ¿verdad? Eres como esas fans estúpidas que siguen de un lado para el otro a los egocéntricos cantantes — sonríe con amargura.

— No, la verdad es que no, porque aunque fuera menos estúpida de lo que piensas, no podría entender algo de lo que no tengo la menor idea y que, amablemente, no me has explicado —Tengo mucha hambre y no tengo tiempo para pelearme con villanas narcotraficantes.

— Los dos tipos que te secuestraron estaban llevando a cabo una entrega de drogas. — Levanto una ceja y la miro como si fuera tonta, eso ya lo sabía— El tipo que las tenía, el más grande y robusto, debería comprobar que todo estaba bien con el dinero y entregar una pequeña cantidad de prueba. Luego irían hasta la furgoneta, donde se encontraba la droga y procederían a terminar el intercambio.—Anda, ¡qué organizados son!— Nosotros estábamos listos para obtener las imágenes de todo el proceso. Pero solo conseguimos a un tipo probando un poco de polvo blanco y a otro revisando un maletín con dinero —No había prestado atención, pero él más, más, llevaba un bolso en su espalda —Luego te vieron y todo se fue al carajo. Cómo he dicho, las mujeres embarazadas solo estorban.

— Vale, entiendo tu rabia, pero no puedo ser responsable de eso, estaban en una calle pública ¿A quién se le ocurre hacer una entrega en un lugar donde cualquiera puede estar, por ejemplo; haciendo pipí? — le pregunto y sin esperar su respuesta continúo con mi retahíla — Además no entiendo, cómo puedes trabajar en esto, hay cosas más interesantes para una chica linda e inteligente cómo tú— Ahora es su turno de levantar una ceja ¿Qué le pasa? ¡Si es preciosa! — No deberías trabajar con narcos. Aunque lo hagas por estar cerca de tu compañero, sé que el amor nos hace cometer locuras. Pero pareces una chica inteligente — detiene el auto con violencia frente a un semáforo en rojo.

— No somos “narcos” —Dice bastante alterada — No debería decirte esto, pero estás enloqueciéndome con tu habladera y tus extrañas hipótesis. Somos policías, detectives y a menos de que mi compañero John, los convenza de que no vas a decir nada, vas a estar en peligro — Me quedo mirándola.

— No he visto nada — vuelvo a decirle. ¿Por qué nadie me cree? Tengo derecho a hacer pipí como todo el mundo.

— Lo entendimos, estabas vigilando tus zapatos para que no se llenaran de pipí — me dice despectivamente y acelera — No creo que encontremos a alguien en el teatro — dice de un momento a otro.

— Podríamos seguir las redes sociales del grupo — Digo con tranquilidad y ella vuelve a levantar una ceja ¡Qué gesto tan fastidioso! — Ellos no van a decir dónde están, pero las fans sí, sucede siempre — Lara, cómo se llama la detective, me pasa su Smartphone.

Como me imaginaba, Lara no sigue a los chicos en ninguna red social, tengo la impresión de que los detesta; Así que desde sus redes comienzo a seguirlos y leo cómo algunas fans han escrito que los chicos se encuentran en un hotel cerca al teatro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.