Nuestros Milagros de Navidad

Capítulo 4: Feliz viaje

Jacob

Cuando estoy lejos de Miranda, la extraño y me preocupo constantemente. Extraño su voz, su sonrisa, su cuerpo y sobre todo extraño poder besarla y abrazarla. Algo que las videollamadas no me permiten hacer.

Miranda duerme de lado, con una almohada entre las piernas. Su vientre sobresaliendo, dándole un aspecto muy divertido.

Miranda ha llamado a los bebés "Nuestros Milagros de Navidad" y para mí, el concepto de Navidad ha cambiado por completo .  Antes me era indiferente, no entendía el afán de las personas por celebrar algo que no era real. No tenía a mi madre ni a nadie en especial para celebrar. 

— Hermosa. Despierta por favor — debo irme pronto para el Aeropuerto y todavía tengo que contárselo, no he tenido el valor para decirle que tengo el último concierto una semana antes de Navidad — Hermosa, por favor.

Carla le ha preparado un desayuno típico español, cocinar no es mi fuerte, ayudé con el pan y el tomate.

— Déjame dormir, tus hijos me han hecho pasar una mala noche — Susurra y se acomoda en la cama. Es verdad, la escuché moviéndose toda la noche.

— Nena, necesito decirte algo — Abre los ojos y con suavidad se sienta, lleva una almohada detrás de su espalda, quiero besarla.

— ¿Ha pasado algo? — Amo verla en las mañanas.

— Tengo algo importante que decirte — No sé por qué doy tantas vueltas, normalmente soy una persona directa.

— Ahhh, desayuno español, ¡No puedo creerlo! — se me tira encima y me besa, su beso me sabe a gloria — Gracias, amor — ¡su sonrisa me puede! Le acerco el carrito con el desayuno.

— Miranda — sus ojos brillantes, yo me siento el peor hombre del mundo. Este concierto fue organizado antes de que nos enteráramos de que estábamos embarazados y no fue posible cancelarlo — Hermosa, siento mucho lo que tengo que decirte, pero debo irme a New York en unas horas.

Deja de comer, aleja de ella el carrito con el desayuno y me mira intensamente.

— Repite lo que acabas de decir, porque al parecer he entendido mal — me dice con una voz suave, tan suave que me estremece la piel y no de deseo.

— Tengo un concierto en New York mañana — hablo con calma — Lo siento, no he sido capaz de decírtelo antes — No me gusta para nada su reacción, ella es como un volcán a punto de erupción, entre más calmada, peor.

— ¿Desde cuándo lo sabes? 

— Desde hace unos meses — se levanta de la cama y entra al cuarto de baño — ¿Miranda? 

— ¡Lárgate — pasa por mi lado — Tienes prisa ¿Verdad? Pues lárgate ahora mismo — la sigo, baja las escaleras, lentamente. 

— Miranda, te prometo que hice todo lo posible para anular el concierto, desde que nos enteramos del embarazo, Bianca lo intentó, pero no fue posible, sabes cómo son estas cosas – se dirige a la cocina, Carla sale del cuarto de lavado.

— El señor que acaba de llegar hace dos días, después de estar durante dos semanas fuera, tiene que irse para New York, porque tiene un concierto programado desde hace meses — Empieza a levantar la voz — Y claro, como soy una idiota hormonal, hasta hoy se le ha ocurrido informarme — Carla la mira, sin decir una palabra ¿Puedes creerlo, Carla?  —  la pobre baja la mirada.

— No pienso que sea algo en lo que yo deba opinar — responde rápidamente.

— Miranda, no creo que debamos molestar a Carla con estos asuntos — Se gira,  su mirada llena de rabia.

— ¡Cállate! — me señala con su dedo — Te esperé para poder poner el árbol de Navidad, pensaba que terminaríamos de preparar la habitación de los niños, juntos ¡Joder! 

— Nena — intento acercarme.

— No me llames así, no soy tu nena — sale de la cocina — Ve a tu concierto, diviértete con tus amigos, al fin y al cabo, tendrás una fiesta con todas tus delgadas fans cuando se termine — me dice y se dirige hacia las escaleras.

— Hermosa, tú sabes que solo te deseo a ti y me encantas así gordita — Me doy cuenta de mi error.

— Eres un idiota, Jacob – me grita mientras intenta subir las escaleras— No quiero verte — temo que pueda perder el equilibrio y caer – Ni siquiera sé por qué me he quedado embarazada de ti, si voy a tener que cuidar a estos bebés yo sola — Su comentario hace que mi corazón duela.

— Que tengas un feliz viaje — grita.

¡Mierda! Espero poder tener todavía un lugar donde celebrar la Navidad cuando vuelva.

 




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