A la mañana siguiente Evangeline se levantó temprano para ir al pueblo, durante la noche decidió que ver lo que habían cambiado las cosas la ayudaría a tomar una decisión. Usó una capa para no llamar la atención de las personas, no de una buena forma, cada que la veían podría jurar que en cualquier momento se abalanzarían sobre ella para atacar. Las calles eran visiblemente más despejadas, las personas ya no estaban tiradas sobre ellas, estaban sucias, al parecer la limpieza y el respeto por las vías públicas no era algo que practicarán.
Las casas se multiplicaron, hablando con algunas personas se enteró que el número de muertes disminuyó considerablemente en los últimos años, las enfermedades sufrieron el mismo caso. Todos estaban muy agradecidos con su rey que se apiado de ellos, pensó en su reino “mejorando” su calidad de vida, no pudo evitar sentir lástima por ellos, a comparación de todo lo que ha visto con sus ojos, lo que a ellos les daban no eran más que migajas, migajas que les daban una pizca de esperanza sin embargo no dejaban de ser solo las sobras que los poderosos daban para mantener el pueblo en calma.
Camino lo suficiente hasta llegar a una casa con un pequeño huerto, dentro de él se encontraba un hombre trabajando en el.
–¿Trabajando duro?.
Al escuchar la voz conocida de la joven, se levantó, sacudiendo la tierra de sus manos, dio la media vuelta.
–Los grandes cambios necesitan trabajo duro–dijo Hugo–¿Que te trae por aquí?.
–Regreso sobre mis pasos, trato de pensar mejor.
–A mi me ayuda estar en contacto con la tierra, ¿quieres intentarlo?.
Evangeline pasó el umbral que separaba la calle del huerto, se inco en la tierra sin ninguna preocupación por ensuciar su ropa, puso sus manos sobre el elemento arenoso, cavar no la hizo tener sus pensamientos más claros sin embargo era entretenido.
–¿Cómo han estado las cosas estos años?, ¿Cree que esto es un cambio bueno?...
–Han mejorado mucho, no diría que estamos bien, solo menos peor– como si la preocupación de Evangeline hubiera pasado a su cabeza, en la suya Hugo formuló una teoría– Algo está pasando, algo grande de otro modo no te arriesgarías a que te apedreen nuevamente.
–Tiene razón, si pasa algo debo tomar una decisión que puede que cambie sus vidas para siempre, que las cambie para mal. No sé qué hacer.
–No quiero parecer egoísta, sin embargo reconozco que los pocos cambios que han hecho nos han ayudado mucho.
Evangeline mordió su labio inferior, la mirada baja, ella misma sabía que era verdad que las personas necesitan ese apoyo.
–Es una decisión difícil para mí.
–Es una decisión difícil para cualquier persona, sin embargo siendo tan joven intenta hacer las cosas bien.
–No soy tan joven.
–A comparación mía si–Hugo se levantó de la tierra, ofreció su mano para que Evangeline se levantará con más facilidad lo cual fue lo que pasó– Princesa espero que me permita decirle algo.
–Por supuesto, puede decirme lo que quiera.
–Usted ha hecho mucho por nosotros y estas personas sin embargo la odian, he intentado hablar con ellos, contar lo que de verdad pasó esa noche pero es en vano. Al parecer un poco de comida los ha hecho olvidar que fue ese mismo rey que casi nos mata de hambre, el mismo que nos despojo de nuestras propiedades y luego nos dio una miseria.
–Aunque no me guste admitirlo, de alguna forma también son mi gente, tal y como lo es Towerkuns de parte de mi padre, Verklig lo es de parte de mi madre.
–Princesa no es justo que la odien así, siendo que por usted reciben lo que hoy sacia su hambre, las personas de la prisión y yo nos reunimos para ayudar en su nombre…
–No es necesario que hagan eso, yo no buscaba reconocimiento cuando hice ese trato con el rey.
–Un trato…entonces por eso está atada de manos.
–Lamentablemente si…podría irme don Hugo, podría irme y alejarme de todo esto, de todo este desastre, pero mi conciencia no estaría tranquila.
–Si me permite decirle otra cosa, con todo respeto pero creo que usted ya había tomado una decisión.
–No es la primera persona que me lo dice.
⧫⧫
–”Era casi mediodía, lo se por la luz que entra en la habitación, quiero disfrutar los momentos de cordura de los que puedo permitirme, me cerca de la ventana que me permite admirar el paisaje, veo a los demás caminar con tal naturalidad, me siento peor que un pájaro enjaulado, al menos un pájaro es visto, lo hacen sentir real. Yo soy vista como una loca, ni siquiera mi hijo quiere que lo vean cerca de mí” – tomó con sus dedos un mechón de su cabello rojizo, tenía la mirada perdida en el jardín. Recordó sus días dorados junto a su mejor amiga, dos niñas recogiendo piedras, dos niñas escapando juntas, sin aviso alguno a su mente vinieron los acontecimientos de la noche anterior –Evangeline…
Por parte del destino al decir el nombre de la chica, la puerta se abrió dejando ver a una de las criadas.
–Majestad, tiene una visita.