–¿Cómo fue que entraste?– Fulker se encontraba detrás de ellos.
–Tengo mis encantos.
–Si, me hago una idea sobre cómo los utilizas tus “encantos” – mencionó Fulker haciendo especial énfasis en la palabra “encanto” mientras los veía de forma sospechosa.
–No fulker, no era de esos encantos que quiso decir, ella, nosotros, solo estábamos hablando– aclaró Cedric nerviosamente, sin embargo su tartamudeo lo hizo más sospechoso.
–Por supuesto, “hablar”, ahora le dices así.
–”Oh por la corona, en estos momentos es en los que quisiera desaparecer en verdad”– Fulker volvió a dirigir su mirada hacia Evangeline.
–Supongo que has venido por tus amigos.
–¿Mis amigos?– exclamó confundida.
–Si, los dos rubios. Que por cierto, la mujer estaba “hablando” con tu amigo Frost– le dijo a su hermano.
–”Rubios”- ¿Qué amigos?.
–La mujer rubia vestida de zorro y un rubio de armadura, lo encontraron anoche y los encarcelaron a ambos. El hombre no ha dejado de preguntar por ti.
–¿Pueden llevarme con ellos?
⧫⧫
–”La prisión estaba en las alturas, había dos formas de llegar a la celdas, la más rápida: los dragones te podían llevar hasta arriba, y la segunda era subir las escaleras, todos los grandes pisos, dado a mi gran miedo a las alturas era más que evidente la opción que elegí. Llevábamos alrededor de media hora subiendo las escaleras, cada paso que daba era una punzada en mi corazón, estaba dando mi mayor esfuerzo para no ver hacia abajo”.
Fulker no quiso usar las escaleras ya que era la forma más tardada, él se quedó en el piso de abajo arreglando algunos detalles, mientras Evangeline y Cedric subían las escaleras. Aunque los escalones no fueran estrechos, no había una barra que le diera apoyo para subir, solo la pared. Evangeline respiro profundamente inhalando profundamente por la nariz, liberando por la boca, repite este ejercicio varias veces hasta que pudo seguir con su camino.
Dio un par de pasos más, sin embargo el viento del que se impulsaba uno de los dragones la hizo perder el equilibro, dio un grito pensando que caería pero no fue haci, Cedric tomó su mano antes de que se tambaleara por completo, sin embargo esto provocó que su mirada terminará dirigiéndose hacia abajo, a su mente llegaron las imágenes de el desafortunado suceso. Soltó la mano de Cedric bruscamente, camino hacia atrás hasta que sintió su espalda contra la pared, era como si quisiera ser una misma con el muro.
–Perdoname, ¿Hice algo malo?– dijo Cedric preocupado, al ver a la mujer pegada a la pared, con la respiración agitada.t
–No…no es tú culpa– Evangeline cerró sus ojos continuando su respiración agitada–Le tengo miedo a las alturas– confesó bajando la cabeza, sus ojos apretados, las palmas de las manos pegadas al muró.
Aún con sus ojos cerrados pudo sentir el calor de un par de manos tomando las suyas.
–Yo te ayudaré a subir, ya no falta mucho– Evangeline abrió sus ojos lentamente para ver a Cedric delante de ella, aunque seguía dudosa– Te prometo que llegarás a salvo, confía en mí.
Con duda Evangeline se relajo un poco, Cedric tomó sus manos con más fuerza, caminaba en reversa sin quitar sus ojos de los suyos, sin embargo el miedo de Evangeline por caer seguía presente, sus ojos un pequeños lapsos iban a el precipicio.
–Evangeline, no mires abajo, mírame a mí– pidió al ver que la pobre aún seguía temblando de miedo– Cuéntame, si pudiste aparecer en el jardín, ¿por qué no usas tu magia para llegar hasta allá arriba?.
–Hasta la magia tiene sus límites, solo puedo ir a lugares donde ya he estado, donde están personas que conozco o a donde quiera ir inconscientemente.
–En teoría, podrías ir a cualquier lugar que desees.
–Mientras ya hubiera estado ahí, si.
–Supongo que por eso has viajado tanto.
–¿Cómo sabes que he viajado?– preguntó con curiosidad.
–Un pajarito me lo dijo. Yo también he viajado.
–Creí que no podían salir de Dracho.
–Ser el príncipe me ha dado ese beneficio pero no lo hacía tan seguido. ¿Puedo preguntar a dónde has ido?.
–Vaya, son tantos lugares. Los últimos siete años no me he quedado quieta por mucho tiempo; mi primer viaje fue a la aldea Troll, fui con unos amigos; los Trolls son muy agradables, pacíficos, no se meten con nadie.
–¿A dónde fuiste por última vez?.
–De hecho llegué de mi último viaje hace unos días. La tierra de los centauros…
–¿Centauros?– interrumpió Cedric.
–Si, ¿hay algún problema?.
–Al parecer si me hubiera quedado quieto, nos hubiéramos encontrado.
–¿Qué buscaban con los centauros?.
Cedric no contestó la pregunta al instante, pero pudo ver como un suave rubor se dibujó en su rostro.
–Te buscaba a ti– contestó desviando su mirada.
Sin darse cuenta ya habían llegado a la prisión, donde Fulker ya estaba esperándolos.