Nuestros tiempos

El nuevo ajedrez

Cuando el primer movimiento es un paso hacia lo desconocido,
el tablero de ajedrez, como el cosmos, espera.
El corazón tiembla, la mano vacila,
y cada jugada abre una nueva realidad.

El sonido de las teclas resuena como batalla en silencio;
el oponente invisible, pero tan cercano.
Campos virtuales donde los miedos luchan,
la soledad profunda como una casilla negra.

La teoría se estudia, las estrategias se revelan,
el conocimiento es la fuerza que guía hacia la victoria.
Cada movimiento es una oportunidad, cada paso una lección;
abro nuevos horizontes y siento confianza.

Jugar con otros es un desafío constante,
emociones de alegría y competencia flotan en el aire.
Ya no soy quien comenzó en la sombra;
ahora soy un jugador que persigue la meta.

Cada victoria, como estrella en el cielo,
confirma mis esfuerzos.
El sueño de la selección nacional se acerca;
¡la invitación llegó, es mi momento!

Orgullo y gratitud llenan mi corazón;
el camino al éxito fue difícil, pero estoy aquí.
El juego continúa, nuevos desafíos me esperan,
y cada partida enseña una lección nueva.

En los campos virtuales, donde los miedos callan,
el ajedrez es batalla, no solo juego.
Cada movimiento es un paso al abismo,
donde enemigos invisibles me esperan.

Las teclas hacen clic, el corazón sigue el ritmo de la batalla;
soy un guerrero solitario en un mundo sin límites.
Con alfiles y peones que danzan,
me guían a través de la oscuridad.

La victoria es un instante fugaz,
la derrota, una sombra que pesa sobre mis hombros.
De la alegría a la amargura viajo,
sintiendo cómo mi alma crece nuevamente.

De repente, en el silencio, llega un mensaje:
invitación a la selección, hacia nuevas alturas.
Un sueño hecho realidad vuela como un pájaro libre
que gira en el cielo.

Ahora estoy al borde de nuevos caminos;
el tablero de ajedrez es mi mapa, mi ruta.
El juego continúa, la vida no se detiene,
y cada partida deja una lección que me fortalece.

Cada movimiento es un desafío hacia lo desconocido,
las piezas, como estrellas, brillan sobre el tablero.
Siento el pulso del juego en mi corazón,
y en cada jugada descubro nuevos horizontes y sueños.

Sumergido en la práctica, el conocimiento se vuelve fuerza,
las estrategias abren caminos infinitos.
Entreno con cada partida, aprendo de cada derrota,
el éxito exige esfuerzo y fe en uno mismo.

Cada victoria es un paso más cerca de mi sueño,
cada derrota, una lección para crecer.
El tablero de ajedrez se convierte en mi vida,
y yo, en jugador y soñador, sigo adelante.

¡Aquí está! La invitación llegó,
la selección de Ucrania me espera.
Recuerdo mi primer movimiento, el temblor en el corazón,
cómo un novato se convirtió en campeón,
y cómo los sueños se vuelven realidad.




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