Nuestros tiempos

Dependencia

1

Cuando el humo se enrosca como una sombra,
Recuerdo los días — dos paquetes al día,
El humo del cigarrillo que oprime el pecho,
Huyendo de la realidad que me llama.

Ese humo — mi libertad, mi identidad,
Pero detrás se esconde la soledad,
La tristeza que no se va, como un fantasma,
Y la alegría que se ha convertido en sombra.

Luché con el síndrome de abstinencia, prisionero de sombras,
Cada respiración es una batalla, cada recuerdo — una herida,
El dolor físico que me desgarra en pedazos,
Las sombras del pasado no dan descanso.

Un paquete de café — una nueva adicción,
El sabor amargo de las pérdidas que embriaga el alma,
Recuerdos de alegrías que se volvieron carga,
Y nuevamente intento encontrar el camino.

Los médicos, como ángeles, me salvan de la oscuridad,
Cuando el corazón se detiene y la respiración se pierde,
Me dan una segunda oportunidad, pero ¿qué sigue?
¿Volverá la felicidad, o solo el humo?

Los fantasmas del pasado, que persiguen en sueños,
Adicciones que, como sombras, permanecen con nosotros,
En la avenida de los recuerdos olvidados,
Recuerdo ese sabor de libertad — un humo que no desaparece.

2

¿Puedo detener este humo que arde dentro de mí,
cuando las sombras del pasado, como fantasmas, susurran,
quitándome el aliento?
Siento cómo late mi corazón, cada latido — un grito de ayuda,

cada recuerdo — un humo que no desaparece.
La abstinencia, como tormenta, destroza el alma,
cuando intento dejar los hábitos,
los cigarrillos que quemaron mis días,

el fuego que dejó solo cenizas en mi corazón.
Renunciar no es solo palabras,
es un dolor físico que atraviesa,
como agujas que penetran la piel.

Lucho, combato con mis propias sombras,
pero no me sueltan, no me sueltan.
El café, mi nuevo amigo, pero su sabor amargo
me recuerda pérdidas, tiempos

cuando la vida parecía más ligera,
pero ahora — solo carga sobre mis hombros.
Los médicos, salvadores de la oscuridad,
cuando mi corazón se detuvo, yacía

entre el silencio que me envolvía,
y sus manos, como esperanza, me salvaron,
pero la felicidad parece no haber vuelto.
Recuerdo cómo fumaba, cómo bebía,

cómo el humo se enroscaba sobre la tierra,
y ahora, en la avenida de los recuerdos olvidados,
busco el camino hacia la libertad,
pero las sombras del pasado todavía están cerca.

3

El café que humea en la taza — sabor amargo de pérdidas,
Parecía seguro, como la alegría de la mañana,
Pero cada sorbo es un recuerdo que arrastra hacia atrás,
A la sombra de aquellos días donde la risa desapareció.

La bebida caliente que embriaga el alma,
abre las puertas al pasado, donde la risa resonaba,
Pero ahora es solo una concha vacía,
Un corazón que late como un reloj roto.

Recuerdo cómo fumaba, dos paquetes al día,
El humo que se enroscaba — mi amigo, mi enemigo,
Ahora el humo del café solo lleva sombra,
El sabor de libertad — desapareció, dejando solo recuerdo.

La abstinencia en el corazón, como arritmia,
Los médicos que salvan de la oscuridad,
Pero la felicidad no regresa, otra vez sola,
La sensación de impotencia, como un drama eterno.

¿Es realmente una nueva adicción, o solo sombra?
El café — un recuerdo que no da descanso,
Siento el silencio, intentando encontrar mi día,
Pero en cada sorbo — amargura que no se va.

En la avenida de los recuerdos olvidados,
La vida deja marcas como ceniza,
Recuerdo ese sabor que fue alegría,
Pero ahora — solo humo que no desaparece.

4

Al borde de la vida, donde el corazón late al ritmo del miedo,
Yazco, como en la oscuridad, impotente, sin esperanza,
La arritmia — sombra que roba mi aliento,
Los médicos, como ángeles, irrumpen en esta noche.

En sus manos — esperanza, en sus corazones — palabras salvadoras,
Me sacan del abismo donde los sueños se olvidan,
Cada inyección — una oportunidad, cada pastilla — un nuevo camino,
Siento cómo la vida regresa, como la primavera.

Recuerdo el humo que se enroscaba sobre la tierra,
Dos paquetes al día — mi camino hacia la libertad,
Pero la libertad resultó ser una sombra que oprime,
Yo, como un pájaro que no puede volar, quedé aquí.

El café — mi amigo que embriaga pero también hiere,
Sabor amargo de pérdidas que no se va,
Pensé que encontraría consuelo en él,
Pero solo subrayó mi soledad.

Los médicos dicen: "Lucha, no estás solo,"
Pero ¿cómo luchar contra los fantasmas del pasado?
Adicciones que persiguen incluso en sueños,
Intento encontrar paz, pero las sombras no sueltan.

Ahora sé que la vida es un regalo,
Y cada día — un nuevo desafío, una nueva lucha,
Debo luchar por él, por mi lugar,
Incluso si el humo que no desaparece siempre estará conmigo.

5

¿Puedo escapar de los fantasmas que susurran en los sueños,
donde el humo del cigarrillo, como sombra, envuelve mis pensamientos?
Cada respiración — un recuerdo que llama atrás,
Los hábitos olvidados, como fantasmas, vagan en la oscuridad.

He luchado con ellos, como con una tormenta que no cesa,
La abstinencia — fuego que quema mi alma,
El corazón, como tambor, golpea al ritmo del miedo,
Pero no puedo olvidar lo que fue antes.

El café, que se convirtió en nueva encarnación de la adicción,
Sabor amargo de pérdidas que llena mis días,
Embriaga, pero no trae alegría,
Solo recuerda lo difícil que es dejar ir.

Los médicos, como ángeles, aparecieron en la oscuridad,
Me salvaron de ese mundo donde ya no estaba,
Pero la felicidad no regresó, solo sombras,
Vuelvo a escuchar susurros en el silencio de la noche.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.