1
En la fábrica donde las sombras giran,
El peso del papel — una patria invisible.
Cada día, como una línea gastada,
Cada centavo — un paso hacia un sueño.
Un campo soleado donde no hay sufrimiento.
El hierro chirría, el corazón late,
Manos agrietadas por cicatrices,
Entre montones de basura, encontrarme a mí mismo —
No es solo un camino — es destino,
Donde los sueños presionan como una prensa pesada.
¿Dónde estás ahora? En el olvido de los sueños,
Allí donde alguna vez resonaron voces infantiles.
(¡Sordo!)
Es solo un silencio que devora,
Como la desesperanza que abraza el alma.
El tiempo pasó entre los dedos,
Como el viento que lleva las hojas.
¿Cuántas veces más dar la vuelta?
Y aún queda solo la risa,
Risa que resuena apagada en la oscuridad.
Aquí estoy, sentado junto a la prensa,
Mis pensamientos vuelan alto:
¿Quién me dará la fuerza para seguir?
O para quedarme aquí para siempre,
En un mundo donde el trabajo duro es la única vida.
2
En la fábrica donde juegan las sombras,
Entre desechos donde los sueños se apagan,
Busco la luz que se ha perdido,
En el olvido de los días que pasan.
El hierro chirría, el corazón late,
Cada día es una lucha por un centavo,
Manos agrietadas, pero en el alma
La esperanza que no muere.
Entre montones de basura donde los sueños desaparecieron,
Veo campos donde florecen las flores,
Donde el sol brilla, donde el viento canta,
Donde no existe el peso del trabajo duro.
El silencio de la fábrica es mi compañero,
Susurra sobre la desesperanza,
Pero en mi corazón arde
Un fuego que no se apagará.
Sueño con los días en que podré levantarme,
Dejar atrás el peso que oprime,
Abandonar esta oscuridad,
Encontrarme a mí mismo en la luz.
Cada centavo es un paso hacia el sueño,
Cada día es una oportunidad de empezar de nuevo,
Creo que podré liberarme,
Encontrar belleza entre los desechos.
Y cuando llegue ese día,
Saldré a la luz con orgullo,
Dejando atrás todas las sombras,
Encontraré mi libertad.
3
Silencio, silencio, silencio sordo,
La fábrica duerme y yo estoy solo.
Cada día es como la eternidad,
El peso del papel oprime mis hombros.
Manos agrietadas por cicatrices,
Entre desechos donde los sueños mueren.
Cada centavo es como un paso al abismo,
Pero aún estoy aquí, aún lucho.
¿Dónde está el apoyo? ¿Dónde las voces?
Solo el eco de mis pensamientos,
Solo el silencio que penetra el alma,
La sensación de desesperanza — como un muro invisible.
El chirrido del metal, el corazón late,
Pero en el silencio — sordera.
¿Hay salida? ¿Hay camino?
Los sueños desaparecidos, como humo en el aire.
Aquí estoy, sentado junto a la prensa,
Mis pensamientos vuelan alto,
Pero las manos, las manos trabajan,
Procesando desechos como la vida.
Desesperanza en el silencio,
Silencio que devora la esperanza.
¿Podré encontrarme a mí mismo?
¿Podré escapar de este ciclo?
Silencio, silencio, silencio sordo,
Pero dentro de mí — fuego.
Seguiré luchando,
Incluso cuando todo a mi alrededor guarda silencio.
4
¿Escuchas cómo ruge el silencio,
Cuando las manos, como hierro, trabajan,
Entre desechos donde los sueños desaparecieron,
Y cada día es un peso que oprime?
Recuerdos de la infancia, como sombras,
Susurran sobre alegría, sobre luz,
Donde la risa resonaba, donde los sueños volaban,
Y ahora — solo polvo y oscuridad.
Estoy sentado, abatido, a la sombra de la prensa,
Siento cómo el pasado oprime mis hombros,
Cada centavo es como una gota de sudor,
Cada recuerdo — una herida en el corazón.
El hierro chirría, el corazón late,
En esta desesperanza donde la esperanza se extingue,
Pero en lo profundo del alma — una chispa vive,
Sueños de un campo donde el sol brilla.
¿Cuántas veces más volveré a los sueños,
Donde la infancia brilla como una estrella a lo lejos?
¿Encontraré el camino para escapar de la sombra,
O permaneceré aquí, en los brazos de la desesperanza?
Pero en mi corazón — la esperanza arde,
Cada día es una nueva batalla, un nuevo camino,
Y aún en la oscuridad, veo la luz
Que me guía hacia el sueño, hacia la libertad.
5
En la fábrica donde la sombra no cede,
Día tras día, como ruedas, giran los pensamientos.
Cada centavo es un paso al abismo,
Donde los sueños, como papel, se deshacen en polvo.
El hierro chirría, el corazón late al ritmo,
Manos agrietadas, cicatrices como testigos,
Entre montones de basura que devoran la esperanza,
Busco encontrarme a mí mismo, pero solo hallo silencio.
El silencio no es paz, es desesperanza,
Donde las voces de los amigos, como eco, desaparecen.
Cada día — repetición,
Mi vida es un mosaico de desechos.
Aquí estoy, sentado junto a la prensa,
Mis pensamientos vuelan alto,
¿Quién me dará fuerza para seguir?
¿O para quedarme aquí, en esta sombra, para siempre?
Cada centavo es dignidad,
Cada esfuerzo — lucha,
Pero, ¿vale la pena pagar ese precio
Por sueños que se han consumido en humo?
Me levanto de nuevo,
Siento cómo late el corazón,
Cada día es una oportunidad,
Cada centavo — mi victoria.
6
Cuando la luz se filtra por las grietas,
En la oscuridad de la fábrica, donde el alma se ahoga,
El trabajador, cansado, se levanta de nuevo,
En sus manos — la esperanza, como un rayo de primavera.