Nuestros tiempos

prostituta

1

En la ciudad de sombras, donde la risa desaparece,
al susurro tras las puertas, mi corazón late
por aquellos días lejanos
cuando la luz aún calentaba, y no oprimía el pecho.

El aislamiento es una sombra que me sigue,
como un compañero invisible en los locales
donde chicas con ojos ardientes venden ilusiones,
y no amor verdadero.

Entro buscando calor, pero solo encuentro vacío,
coqueteo que se desvanece como humo en el aire,
en la desesperación de un amor olvidado.

Diez años prisionero de los deseos,
cada momento un dolor delicado,
placer que deja cicatrices
cuando el alma pide cercanía verdadera.

¿He causado dolor a quienes esperaban?
¿O me convertí en parte de su sufrimiento?
Lágrimas que caen como lluvia nocturna,
pequeños lagos de tristeza que nunca se secarán.

Salgo del salón con el corazón cautivo,
pensamientos que giran como hojas en otoño,
¿podré encontrar perdón,
cuando ellas dejaron su huella en mi alma?

Se han convertido en parte de mí,
a pesar de todo sufrimiento,
recuerdo sus rostros como estrellas
que brillan en la oscuridad.

En busca de sentido, entre pérdidas,
descubro que incluso en la oscuridad
se puede hallar esperanza,
oportunidad de crecer y comenzar de nuevo.

2

En la ciudad de tentaciones, donde las sombras se debilitan,
donde la risa es solo un eco susurrante,
camino perdido entre miradas coquetas
que desconocen el calor.

Aquí, en salas donde los perfumes embriagan,
mezclándose con la niebla del deseo,
siento que mi corazón late
por una cercanía verdadera que se oculta en la sombra.

Anhelo un toque que no se paga,
pero las reglas del local son frías,
y me voy, dejando huellas en el suelo,
donde cada paso es un grito que nadie oye.

¿He causado dolor? — me pregunto,
cuando los rostros de las chicas emergen en mi memoria,
cada una parte de mi mundo,
aunque desconocía sus nombres.

Ellas, como estrellas que desaparecieron en el cielo,
dejaron huella en mi corazón,
y yo, cautivo de mis deseos,
vago buscando un sentido perdido.

La melodía de la risa, convertida en susurro,
cubre mi alma como niebla,
y entiendo que todo esto es solo ilusión,
donde la cercanía es un juego, no amor.

En esta ciudad de tentaciones, permanezco solo,
pensando que lo verdadero está lejos,
y tal vez encontraré el camino de regreso,
donde mi corazón pueda volver a amar.

3

En la ciudad de sombras, donde la risa se vuelve susurro,
camino como una sombra entre luces,
donde los deseos, como recuerdos, se entrelazan en la niebla,
y mi corazón late por los días lejanos.

Diez años prisionero de los deseos,
entre chicas que venden sueños,
siento que sus ojos —
profundos océanos llenos de secretos.

Es bendición y maldición,
cada toque como promesa,
pero sé que el amor verdadero
permanece más allá de estos muros.

En habitaciones lujosas donde la luz juega,
busco calor, pero solo encuentro frío,
y en cada beso que se desvanece,
siento que mi corazón se quiebra.

¿He causado dolor a estas chicas?
¿Sus lágrimas son solo parte del juego?
Llevo sus imágenes en mi corazón,
como sombras que nunca desaparecen.

Salgo del salón donde los deseos mueren,
donde las reglas prohíben la cercanía verdadera,
y mis pensamientos, como tormentas, giran:
¿es correcto buscar amor en la sombra?

Ellas dejaron huella en mi alma,
estas chicas que se convirtieron en parte de mí,
aunque todo lo que hubo fue solo sexo,
se volvieron recuerdos para toda la vida.

4

¿Es posible encontrar amor en la sombra?
En la ciudad donde los corazones vagan,
donde el susurro de los sueños se vuelve sordo,
busco calor de manos,
pero solo encuentro vacío.

Entre los giros brillantes,
donde la risa se convierte en sombra,
los recuerdos olvidados arden,
como velas en el viento —
temblorosas, pero incapaces de calentar.

Diez años prisionero de los deseos,
me he vuelto esclavo de ilusiones,
cada toque un instante,
pero detrás de él siempre el vacío,
como una ventana que conduce a ninguna parte.

Sueño con verdadera cercanía,
pero las reglas del local impiden tocar el alma
que tanto ansía calor.
¿He causado dolor?

Las lágrimas de las chicas, como lluvia,
lavan mis pecados,
pero mi corazón permanece en sus manos.

Me voy, dejando huellas olvidadas
en la ciudad de tentaciones,
y mis sueños, como estrellas, desaparecen en el cielo,
pero viven en el corazón.

¿Alguna vez encontraré lo que busco en la sombra?
Amor verdadero, que no desaparezca como humo en el aire.

5

¿Puede un corazón herido volar de nuevo,
en la sombra de la soledad, donde los sueños se perdieron en la niebla?

Escucho cómo el tiempo susurra
por calles donde la risa se vuelve llanto,
y las almas de las chicas que vendieron sus sueños
permanecen en mi memoria, como ecos en el desierto.

¿Dónde estoy, en esta ciudad de tentaciones,
donde cada mirada es promesa,
pero cada toque solo es sombra?

Camino como un fantasma, olvidando que la cercanía verdadera
no se compra, solo se da.

Diez años prisionero de los deseos,
cada noche una nueva ilusión,
cada momento un placer y un dolor.
Busco en sus ojos lo que no encuentro en mí:
el perdón perdido en la niebla.

Ahora, cuando las puertas se cierran,
estoy en el umbral, preguntándome
si he causado dolor a quienes se volvieron parte de mí.
¿Podré hallar paz,
cuando mi corazón guarda huellas de sus lágrimas?




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