Nueva Vida

3 - Alara - 2

Alara no podía devolverles a su hijo, pero Mara y Shintou ahora sabían todo lo que había hecho y estaban contentos con saber que Shin había explorado la galaxia tanto como había soñado de niño. Su tío era mucho más verbal y emocional que su padre. Cen, que apareció por la noche, estuvo gritándole por un par de horas hasta que ocultó en su estupor alcohólico. La mañana la encontró en el glaciar que había explorado con Shin hace tantos años. Tori estaba entrenando en la entrada, su forma era irregular y tenía mucho por aprender. El frío la estaba afectando un poco, pero luego de ponerse su abrigo ya estaba lista para seguir. El glaciar ahora estaba custodiado por dos soldados de la República, ya que dentro había una excavación arqueológica de la cual no sabía nada. Su maestro a veces hacía eso y se olvidada por completo de algunos de sus descubrimientos, para luego recordarlos y enforcarse en ellos. Tori saltó hacia ella para mirarla de cerca. Su padawan era muy curiosa y se había pasado un largo rato preguntándole sobre que habían hecho con su viejo padawan en el lugar. Ya era hora de seguir con su viaje. Tori tomó su gorro, que había recibido de Mara, para seguirla hasta el viejo speeder de Shin. Su padre no había podido obligarse a venderlo. Cen estaba en la puerta esperando por ellas.
“Buenos días, maestra…” Dijo con seriedad el hombre.
Alara pensó que Shin solía ser más parecido a su tío que a su padre.
“Quería disculparme por lo de ayer… No suelen pasarme esas cosas.” Agregó mirando a Tori.
“No hay nada de que disculparse…” Dijo sonriente Alara. “Es una de las frases de tu sobrino…”
“El idiota siempre tenía que ser el mejor hombre del lugar…” Dijo divertido Cen. “¿Cuándo se van? Podría llevarlas hasta el puerto.”
“Veníamos a despedirnos y devolverles el speeder.” Dijo pensante Alara. “Así que podríamos aceptar esa invitación.”
“¿Su nave es distinta a la nuestra?” Preguntó con curiosidad Tori.
“Es un poco más grande, pequeña.” Dijo divertido Cen. “Los espero, estoy cerca del límite del pueblo.
Alara se despidió de todos con mucho cariño, preguntándose como Shin no había extrañado a su familia. Ella iba a extrañarlos pronto, aunque no tanto como a él. Cen los esperaba en los límites de la ciudad. Su nave era muy parecida a la de Lyrian, aunque esta era naranja y tenía algunas marcas de batalla. La rampa los dejó en el depósito, para luego llegar a la cabina.
“Estoy solo hoy, tengo que buscar a la tripulación en la ciudad.” Dijo Cen mientras se sentaba en su butaca. “
Tori se sentó en la que estaba a su lado, para ver cómo funcionaba todo. La nave era mucho más silenciosa que la de Lyrian.
“Shin tenía razón…” Dijo al aire Alara. “Tu nave tiene mejor mecánico…”
“Siempre tuvo buen ojo para esos detalles…” Dijo pensante Cen.
“Él solía ser mi mecánico… tengo un caza de la República.” Dijo pensante Alara. “Se pasaba horas reparando todas las naves del templo…”
Cen la miró con curiosidad.
“Tu necesitabas esto más que nosotros.” Dijo pensante el capitán.
Alara acarició la cabeza de Tori con cariño.
“La verdad es que sí.” Dijo pensante la maestra. “Nadie va a poder borrarlo de mi corazón…” Agregó sin cuidado.
“Eso no es algo que esperaba de una jedi…” Dijo divertido Cen. “Supongo que gracias a él he aprendido a tolerarlos un poco.”
“Supongo que es normal…” Dijo apenada la jedi.
“No lo entenderías, Alara. Tu siempre has sido una jedi, tú nunca has tenido que soportar sus lecciones morales cuando la mitad de una ciudad se muere de hambre por un criminal que eligen ignorar… Nunca has estado de ese lado de la vida. Ustedes siempre tienen una causa mayor, algo más importante que hacer e ignoran las relaciones más vitales entre las personas de esta galaxia…”
Alara sonrió divertida.
“No es gracioso lo que estoy diciendo.” Agregó ofuscado el capitán.
“Shin es… era más parecido a ti de lo que esperaba.” Dijo sonriente Alara. “En una de sus misiones tuvo que rescatar a unas personas para la República. Era la primera vez que hacía algo solo, ya que yo estaba ocupada en una ruina con mi maestro. Por alguna razón, uno de sus compañeros decidió adelantarse a ellos e ir en contra de sus órdenes de no hacer nada en Anchorhead. Terminaron destruyendo el mercado peleando con un androide cazarrecompensas…” Agregó mirando a Cen, que la escuchaba con atención. “¿Sabes que hizo para castigar a su compañero? Lo mandó a reparar el mercado…”
Cen sonrió encantado.
“Ese idiota…” Dijo mirando hacia el puerto donde iban.
“Maestra, los edificios no son tan grandes desde la nave…” Dijo divertida Tori.
“Deberías darle un paseo por la costa, es el único lugar tropical del planeta.” Dijo pensante Cen. “¿Era esa clase de jedi?”
“Shin solo saltaba a los problemas, siempre nos pelábamos por eso, pero… en el fondo siempre me ha encantado esa parte de él.” Dijo sonrojada Alara. “Siempre ponía a los demás primero, sin importar la situación…”
“Ahora me gustaría haberlo visto…” Dijo apenado Cen.
“Tengo entendido que conoces a Lyrian…” Dijo pensante Alara.
“Somos… colegas.” Dijo al aire Cen. “Yo tengo un poco más de escrúpulos que él.”
“Es lo que siempre dice…” Dijo divertida Alara. “Por lo que me dijo, mandó a Shin a preguntarte algo en la estación de Anaxes…”
Cen estaba sorprendido.
“¿Ese gigante era Shin?” Preguntó sorprendido.
“Sí, Shin estaba algo triste porque no lo habías reconocido…” Dijo apenada Alara.
“Idiota… Ahora entiendo porque te dio mi chaqueta entonces…” Dijo divertido Cen.
“No le quedaba…” Dijo apenada Alara. “Puedo…”
“Es tuya, Alara… Cuídala bien, es la única cosa que me queda de mi padre…” Dijo pensante Cen.
La nave aterrizó haciendo muy poco ruido. Tori saltó de la butaca para correr hacia la rampa mientras ellos la seguían de cerca.
“Supongo que tu trabajo con Shin era diferente a esto…” Dijo pensante Cen mientras caminaban hacia el puerto.
“Como dije en estos días, aprendí mucho más de él de lo que le pude enseñar…” Dijo sonriente Alara. “Shin sobresalía en el templo, siempre tenía comentarios que nadie hacía. Siempre me decía lo mucho que le gustaba mi cabello u opinaba de asuntos banales. Siempre notaba un poco más que los demás con tan solo verte a los ojos…”
“Ah, tú eres con la única que he hablado de esta manera, pero me imagino que no deben hablar de ciertos temas en la Orden…” Dijo pensante Cen.
El pasillo estaba atestado y parecía que alguna nave había llegado hace poco, ya que la recepción estaba atestada. Su nave esperaba como la había dejado y Keyfour estaba quejándose de algo que había hecho el mecánico del lugar.
“Hermoso caza, Alara…” Dijo sorprendido Cen. “No sé si me gusta el astromech…”
“Keyfour tiene mucha personalidad…” Dijo pensante Alara.
Sus palabras fueron interrumpidas por el holo del capitán. La imagen de un duros apareció en imagen y no esperó un segundo por hablar.
“Cen, tengo noticias que vienen desde el sector Esstran…” Dijo apurado el duros. “Lyrian está muerto…”
El corazón de Alara salteó un latido.
“No es la primera vez que escucho eso, Deto…” Dijo al aire Cen. “No deberías gritar esas cosas en el holo, tengo invitadas…”
“Cen, es cierto…” Dijo agitado Deto. “Parece que Lyrian estaba traficando a dos jedis en Korriban…”
Alara sabía que lo había dicho Deto era cierto.
“Estaba comprando las partes que necesitábamos para nave y veo pasar a un sith a toda velocidad hacia el puerto, cuando llegué todo había terminado. El Imperio tiene su nave…” Agregó nervioso. “Te espero en la estación espacial, Cen, no te retrases.”
Cen y Alara intercambiaron una mirada en silencio.
“Maldición…” Dijo ofuscado Cen.
Alara miró el suelo pensando en Shin, ahora iba a tener compañía.
“Lo siento, Cen.” Dijo con seriedad Alara. “No puedo creer lo que tu amigo dijo, pero siento que es cierto.”
“Cuando dijo lo de nave todo tuvo sentido…” Dijo enojado Cen. “Miles de veces le he dicho que no debería meterse en espacio sith, pero ahí está, en el medio de…”
Alara apretó el hombro de Cen con cuidado.
“Lyrian siempre ha vivido así…” Dijo apenada Alara. “Tori, ve a tu habitáculo y dile a Keyfour que se parare para viajar.”
“Entendido, maestra.” Dijo con energía la padawan.
“¿Cómo pueden pasear a niños de esa manera?” Preguntó ofuscado Cen.
“Es una vieja tradición. No voy a hacer nada para ponerla en peligro, pero así puede aprender de que se trata la vida de un jedi.” Dijo pensante Alara. “Yo quiero cambiar alguna de estas situaciones… por acepté el título de maestra.”
“Ten cuidado, Alara…” Dijo con seriedad el capitán mientras se giraba para marcharse.
Alara miró a su padawan hablar con Keyfour, sintiendo que algo había cambiado en la galaxia.



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Editado: 21.03.2023

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