Alara estaba rodeada por sus amigos, todos los maestros hablaron de lo que habían hecho y de lo que había que hacer. Ella sentía que el tiempo empezaba a fluir y que su vida continuaba. Extrañando a Shin, se encontró escuchando a Kysho hablar de los más pequeños en el templo.
“¿Cómo te fue con Tori?” Preguntó pensante la maestra.
“Bien, necesito… aprender un poco más sobre ella. Ya me percaté de las diferencias entre tenerla a ella con lo que hacíamos con Shin.” Respondió distraída Alara.
“Es la primera vez que siento que estás con nosotros, Alara.” Dijo pensante Lak. “Bienvenida.”
“Gracias, Lak.” Dijo pensante Alara. “Quiero anunciar algo, ya no vamos a poder usar los servicios de Lyrian… El capitán ha muerto.”
“¿Qué?” Preguntó sorprendido Syo.
“Me llegaron las noticias a través de… Cen.” Dijo pensante Alara. “Mañana mismo es el funeral, así que voy a ausentarme por unos días. Tori ya sabe qué hacer y va a estar preparando toda la tarea que omitió decirme que tenía.”
“Entendido…” Dijo pensante Kysho.
“Voy a intentar convencer a Cen de trabajar con nosotros…” Dijo pensante Alara. “Creo que nos vendría bien un aliado como él y su tripulación.”
“¿Cen Karadin?” Preguntó al aire Aola. “No creo que acepte…”
“Lo sé, pero… nos hicimos amigos en los días que estuve con ellos.” Dijo pensante Alara.
“¿Por qué no me lo dijiste antes?” Preguntó con curiosidad Syo.
“No lo sé… ya no quiero ir a ningún funeral de un amigo…” Respondió pensante Alara.
Shin era más que un amigo.
“Así es la vida, Alara.” Dijo pensante Ch’Chok. “Gracias por informarnos, cuando vuelvas tengo algo para que hagas, necesitamos tu… sutileza.”
“Entendido, Gran Maestro.” Dijo pensante Alara.
“Yo sé que todavía no te agrada mi decisión sobre Shin, pero es lo que había que hacer.” Dijo con firmeza Ch’Chok.
Alara quería decir algo.
“Ya sabes que puedes decir lo que piensas en este lugar, padawan.” Dijo divertido Syo.
“Shin… Shin nunca se habría rendido…” Dijo apenada Alara. “Es todo lo que quería decir.”
“Yo no puedo pensar como un individuo, Alara. Tengo a cargo a muchas personas y no quiero ponerlas en peligro por…”
“No deberías decir eso en voz alta, Ch’Chok.” Dijo con seriedad Kysho. “Todos sabemos que meditaste tu decisión, pero nadie quiere escuchar lo que tienes para decir. Shin es y siempre será uno de los nuestros, incluso cuando nos rendimos en su búsqueda, incluso cuando lo damos por muerto.”
“Alara, yo sé que esto es difícil para ti, pero la galaxia sigue girando, sigue viviendo y es nuestro deber hacer que su sacrificio no sea en vano.” Agregó pensante el Gran Maestro.
“Lo sé, maestro. Aprendí esa lección en estos días.” Dijo con seriedad Alara. “Eso no significa que vaya a olvidarlo o que deje de extrañarlo. Si algo me enseñó mi padawan, es que tenemos que cuidar a esta familia.”
Alara no quería perder a nadie más, pero iba a tener que ir a despedir a su amigo en Corellia.