Nuevas curvas para el Ceo

Capítulo 4 — Cuando dos miradas se cruzan

Narrado por Lia

Renunciar fue fácil.
Lo difícil vino después.

Desperté al día siguiente con esa mezcla rara de libertad y vértigo. La ciudad seguía su ritmo frenético, pero por primera vez en mucho tiempo, yo no tenía un lugar al que ir.
Ni correos que contestar.
Ni café que servir.

Me quedé sentada en el borde de mi cama, en pijama, con el cabello recogido en un moño desordenado y la mente llena de dudas. ¿Había hecho lo correcto? ¿Y si no encontraba algo mejor? ¿Y si nadie contrataba a una secretaria curvy con demasiadas opiniones y una sinceridad que a veces asusta?

Ding dong.
La puerta.

—¡Liaaa! —gritó Annette apenas abrí—. ¡Dime que fue cierto! ¡Dime que le diste una patada en los bajos a ese idiota con corbata!

—No solo eso —dije riéndome—, creo que también le arruiné el ego… y el traje.

Nos abrazamos, y por primera vez desde todo lo ocurrido, me sentí acompañada. Ella se acomodó en mi sofá con confianza total y me lanzó una mirada de esas que solo una amiga de verdad sabe dar.

—Mira, escúchame bien: ese lugar ya no era para ti. Era un nido de mediocridad, y tú naciste para cosas grandes. No sé cómo, no sé cuándo, pero presiento que vas a encontrar algo mejor. Algo increíble.

—Ojalá tuvieras una bola de cristal para confirmarlo —bromeé.

—¿Bola de cristal? No, nena. Se llama intuición femenina.

Reímos. Me preparó café como si estuviera en su casa —como siempre— y luego se fue, dejando una estela de perfume floral y optimismo a su paso.

Unos minutos después, mi celular vibró.
“Mamá”.

—¡Hola, mi vida! —dijo su voz cálida desde el otro lado del mundo—. ¿Cómo estás, mi niña?

No pude evitarlo. Al oírla, la coraza se rompió un poco.

—Ay, mamá... renuncié.

Le conté todo. Desde el acoso, hasta la patada. Y aunque se preocupó, como cualquier madre, también se rió.

—Sabes que hiciste bien, Lia. Tienes que cuidarte. Y no dudo que algo bueno está por venir. Eres inteligente, capaz, hermosa… y valiente. ¡Ya verás que se vienen cosas mucho mejores que esas!

—¿Tú crees?

—Lo sé, mi niña. Lo sé.

Colgué con el corazón un poquito más tranquilo.
Y entonces, encendí la laptop.

Currículum actualizado.
Foto con sonrisa profesional.
Correo con asunto: “Postulación - Secretaria Ejecutiva”.

Mandé mi hoja de vida a todas las empresas medianamente decentes que encontré.
Algunas me ignoraron.
Otras contestaron con el clásico “lo tendremos en cuenta”.

Pero una…
una brillaba entre las demás como un faro: BlackSteel Corporation, la constructora más importante del país.

Me llamó la atención el diseño impecable de su página, su liderazgo en el mercado, sus proyectos monumentales… y el nombre del CEO: Ethan Blackwell.

Envié mi aplicación sin muchas expectativas.
Y para mi sorpresa, a la mañana siguiente, recibí un correo:

“Querida señorita Parker:
Hemos recibido su hoja de vida y queremos agendar una entrevista con usted mañana a las 10:00 a. m.
Será atendida directamente por el CEO, señor Ethan Blackwell.
Cordialmente,
Departamento de Recursos Humanos – BlackSteel”

Tragué saliva. ¿El CEO directamente?
Eso no era común.
Eso era... intimidante.
Pero también, una oportunidad.

Al día siguiente, llegué al imponente edificio de vidrio que parecía acariciar el cielo. Vestida con mi mejor conjunto (ni tan formal, ni tan simple), cabello suelto y la frente en alto.

La recepcionista me condujo hasta el piso 42.
Puertas negras, silenciosas. Un mundo de concreto, acero y éxito contenido.
Y entonces, lo vi.

Él.

Alto, cabello negro impecable, traje oscuro. Sus ojos...
Verdes. Como esmeraldas antiguas bajo la sombra.
Y fríos, al menos al principio.

Pero cuando nuestras miradas se cruzaron, algo cambió.

Los suyos se suavizaron.
Los míos… se detuvieron.
Por un segundo, se hizo un silencio extraño. Casi íntimo.

—Señorita Parker —dijo con voz profunda—. Tome asiento, por favor.

Obedecí.
Respiré.
Y comencé a responder sus preguntas con firmeza, seguridad… y una sonrisa que no pude evitar.

Él también parecía intrigado. Sus ojos no se apartaban de los míos, como si buscara algo que no sabía que estaba buscando.
Quizá ambos lo hacíamos.

Y mientras la entrevista avanzaba, me di cuenta de algo:
Ethan Blackwell no era lo que parecía.
Y esta entrevista… no era cualquier entrevista.



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En el texto hay: romance, ceo multimillonario, curvy girl amor

Editado: 23.06.2025

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