Narrado por Lia
Mi vida últimamente parece una novela romántica que alguien olvidó escribir con pausas. Todo ha pasado tan rápido, tan intenso… y al mismo tiempo, tan real.
Mis días se dividen ahora entre la oficina, las llamadas de mi padre y los silencios compartidos con Ethan. Silencios que dicen más que mil palabras, que a veces terminan en roces de manos o miradas que duran más de lo apropiado para jefes y secretarias.
Papá me llamó esta mañana y me pidió algo especial.
—¿Puedo pasar por tu oficina esta tarde? Me gustaría conocer el lugar donde trabajas... y a las personas importantes en tu vida.
Accedí con una sonrisa que me duró todo el día. Me hacía ilusión que conociera mi mundo, el que me construí sola durante tanto tiempo.
Cuando el reloj marcó las cinco, lo vi entrar por la puerta principal de la constructora con paso firme. Elegante como siempre, con esa presencia segura que heredé de él, aunque no lo supiera hasta hace poco.
Me acerqué a recibirlo con emoción.
—Papá —lo saludé con un abrazo.
—Hija —dijo con orgullo, sin soltarme del todo—. Este lugar tiene tu energía. Me gusta.
—Ven, quiero presentarte a alguien.
Lo llevé por los pasillos hasta la oficina principal. Ethan estaba de pie, revisando unos planos con su habitual concentración. Golpeé suavemente la puerta abierta y él levantó la vista con esa sonrisa que aún no sabe que tiene cada vez que me ve.
—Ethan —dije, con un ligero temblor de emoción—, quiero presentarte a alguien especial. Este es James Carter… mi padre.
Narrado por Ethan
La palabra “padre” me golpeó primero, pero fue el apellido lo que me congeló. Carter. James Carter.
Conocía ese nombre. Todos en esta industria lo conocen. Uno de los fundadores de la constructora Carter & West, una firma legendaria… la misma que inspiró a mi padre y, por ende, a mí.
Pero no era solo eso. Ahora entendía. Los ojos. La mirada. El carácter. Todo tenía sentido.
—Un gusto, señor Carter —dije extendiéndole la mano con respeto y sorpresa contenida.
—El gusto es mío, joven Ethan —respondió con firmeza y una sonrisa cómplice al ver la reacción en mi rostro.
La mujer que me está volviendo loco es hija de uno de los hombres más admirados —y ahora entiendo por qué. Ella es extraordinaria.
Y, sin saberlo, ese momento selló algo en mi interior. Porque no solo estaba enamorándome de ella… Estaba comenzando a ver cómo todo en su vida me importaba, incluso antes de saberlo.
Editado: 03.08.2025