Narrado por Lia
No hay nada que me saque más rápido de mi centro que una mujer creída entrando con aires de reina al lugar donde trabajo… y encima, dirigiéndose a mí con superioridad. Bueno, excepto si esa mujer es la ex de mi novio. Y no cualquier ex: la que lo rompió, lo abandonó y ahora cree que puede volver como si nada hubiera pasado.
Estaba saliendo de la oficina de Ethan cuando la vi. Rubia, alta, envuelta en una chaqueta que probablemente costaba lo mismo que el alquiler de mi apartamento por seis meses. Tacones altísimos, labios rojos, y esa mirada que lanzan las mujeres que creen que el mundo gira a su alrededor.
—Oh —dijo con fingida sorpresa—. Tú debes ser… Lia. La nueva secretaria.
Me detuve. La miré de arriba abajo. Sonreí.
—Y tú debes ser Valerie, la ex que pensó que Ethan iba a quedarse esperándola como un perrito abandonado. Qué decepción debió ser enterarte que ahora es feliz… sin ti.
Ella entrecerró los ojos.
—Tienes agallas. Pero dudo que entiendas realmente con quién estás. Ethan y yo compartimos años de historia. Tú… solo eres un capítulo nuevo. Y ya sabes lo que hacen los lectores con los capítulos que no les gustan. Los saltan.
Mi sonrisa se volvió más filosa. Saqué mi barra de labios del bolso y me lo retoqué como si no estuviera hablando con alguien que intentaba hundirme.
—¿Sabes qué hacen los escritores con los personajes tóxicos que ya no aportan nada a la historia? Los matan. O peor… los olvidan. Y créeme, Ethan ya te olvidó. Lo que tú llamas historia, yo lo llamo error de juicio. Todos tenemos uno.
Valerie bufó.
—No sabes nada sobre él.
—Sé que le gusta el café con una cucharada exacta de azúcar, que duerme con la ventana ligeramente abierta y que ronca suave cuando está agotado. Sé que sonríe con los ojos cuando está realmente feliz, y que le duele la rodilla izquierda cuando llueve. Ah, y también sé que ama como si nunca lo hubieran herido… aunque tú lo hiciste pedazos.
Me acerqué un poco más, con la cabeza en alto.
—Así que no vengas aquí a pintarte como el gran amor de su vida, porque si algo tiene claro Ethan, es que lo que tenemos el y yo… no tiene comparación. Y si te parece que una secretaria no es suficiente para él, te recuerdo que los títulos no definen el valor de una persona. Lo hacen los actos. Y a ti, querida, los tuyos te condenan.
Di media vuelta, dejando a Valerie con la boca semiabierta y el ego en el suelo. Sentí que las miradas de algunos empleados nos habían seguido, y no me importó.
Porque yo no iba a permitir que nadie, absolutamente nadie, menospreciara lo que Ethan y yo habíamos construido.
Y mucho menos… que intentara borrarme de su historia.
No soy la secretaria de paso.
Soy la mujer que él eligió.
Y no pienso retroceder ni un paso.
Ni por rubias tóxicas, ni por su pasado.
Y eso, lo sabe hasta el mismísimo destino.
Editado: 03.08.2025