Nuevas curvas para el Ceo

CAPÍTULO 52 — PRIMER MOVIMIENTO

Narrado por Ethan

Todo comenzó con una nota en mi taza de café. No era una nota común. Estaba escrita con letras grandes, con crayón rojo y azul, y decía: “Hoy es buen día para decirle a mamá que está hermosa.”

Supe de inmediato que habían sido ellos. Ian y Leo. Mis hijos. Mis cómplices.

Desde que me permitieron entrar a sus vidas, no han dejado de sorprenderme. Son niños inteligentes, sensibles, leales… igual a su madre. Y también decididos. Cuando me miran con esos ojitos —tan parecidos a los míos— y me dicen “tienes que hacer que mami sonría más”, no puedo negarme.

Sé que no debería. Ella fue clara. Me lo dijo con la serenidad de quien ya no espera nada: que no me ama, que entre nosotros no hay un futuro, que solo puedo estar presente como el padre de sus hijos… y nada más.

Y lo entiendo. Lo acepto. Porque me lo gané.

Le hice daño. Dudé de ella cuando más necesitaba mi confianza. Le dije cosas horribles. Negué algo tan puro como la vida que habíamos creado juntos… y eso es imperdonable.

Pero aún así… la amo. La amo con cada parte de lo que soy.

No espero que me perdone de inmediato. No espero que regrese a mí como si nada hubiera pasado. Pero sí espero que me vea. Que me mire con los mismos ojos con los que alguna vez me miró, y descubra que este Ethan —el de ahora— ya no es el mismo de antes.

Quiero demostrarle que puedo cambiar. No por remordimiento, no por obligación. Sino porque quiero ser el hombre que ella se merece.

Y si eso significa seguir cada consejo de mis hijos para hacerla sonreír, lo haré. Cada uno. Porque tal vez ellos tengan razón. Tal vez con pequeños pasos pueda reconstruir el puente que rompí.

Hoy me dejaron una segunda nota, esta vez en mi portafolio: “No olvides decirle que te gusta su sonrisa.”

Sonreí. Esa sonrisa que creí perdida, volvió.

No sé si lograré reconquistarla. No sé cuánto me tomará. Pero estoy dispuesto a intentarlo. Porque aunque no me alcance la vida para pedirle perdón… intentaré vivir cada día de ella demostrándole cuánto la amo.

Todo comenzó con una nota.

Y esta vez… no la dejaré ir.




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