Nuevas curvas para el Ceo

CAPÍTULO 56 — EL PASADO QUE SUSURRA, EL PRESENTE QUE GRITA

Narrado por Lía

Ha pasado un tiempo desde esa primera cita con Ethan. Desde entonces, han habido más. Algunas improvisadas después del trabajo, otras con los niños riendo entre nosotros como si fuéramos una familia completamente unida. A veces, mientras caminamos por el parque tomados de la mano, o mientras él me mira de reojo cuando pienso que no lo noto, siento que todo podría ser perfecto otra vez.

Y eso me asusta.

Porque estoy empezando a sentir amor. De nuevo.

¿Eso está bien? ¿Está mal? No lo sé. Solo sé que el corazón no tiene memoria, pero sí cicatrices. Y aunque las suyas se están cerrando poco a poco, no puedo evitar recordar. No se puede perdonar un pasado sin antes enfrentarlo. Y aunque he avanzado tanto… olvidar no es una opción. Solo puedo decidir qué hacer con lo que aún duele.

Esta noche, después de acostar a los niños, me reuní con mis padres en la sala. Mamá me ofreció una taza de té y papá me miró con esos ojos sabios que siempre parecen saber más de lo que dicen.

—¿Estás bien, hija? —preguntó con esa voz suave que siempre logra desarmarme.

Asentí, aunque sabía que no podía ocultarlo.

—Creo que estoy empezando a enamorarme de nuevo de Ethan —confesé, bajando la mirada—. Pero no sé si eso sea lo correcto. Después de todo lo que pasó…

Mamá me acarició la mano. Papá se apoyó en el respaldo de la silla, como quien se prepara para decir algo importante.

—No puedes borrar el pasado, Lía —comenzó con calma—. El tiempo perdido jamás se recupera, y eso es una verdad que a todos nos pesa. Pero también es cierto que puedes aprender de él. No puedes quedarte mirando siempre hacia atrás, porque si lo haces… te vas a perder de todo lo que viene por delante.

Levanté la vista. Papá me sonrió, esa sonrisa que siempre me hace sentir segura.

—Tú ya sabes lo que es el dolor. Has enfrentado más de lo que muchas personas enfrentarán en toda su vida. Pero también sabes lo que es el amor, el verdadero, el que nace cuando uno es capaz de perdonar, incluso lo imperdonable… por uno mismo, no por el otro.

Me estremecí.

—¿Crees que debería darle otra oportunidad?

Papá suspiró y se acercó un poco más.

—No se trata de darle una oportunidad a Ethan, hija. Se trata de darte una oportunidad a ti. De vivir, de amar… y de ser feliz. Si eso es con él, bien. Si no, también está bien. Pero no dejes pasar los momentos y las oportunidades que te da la vida, porque es corta. Y si sientes que volver con él te hace feliz… hazlo. Solo asegúrate de que esta vez, sea bajo tus condiciones, con tus límites, con tu corazón cuidado.

Mamá asintió, sus ojos vidriosos.

—Y pase lo que pase, hija, tu padre y yo vamos a estar aquí. Siempre.

Sentí un nudo en la garganta. No dije nada más, solo los abracé a ambos con fuerza.

Porque a veces, lo que más necesitamos no es una respuesta… sino sentir que no estamos solos en la búsqueda.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.