Nuevas curvas para el Ceo

CAPÍTULO 60 — ENTRE LATIDOS Y SECRETOS

Narrado por Lía

Ha pasado un tiempo desde aquella cita con Ethan. Aquel momento en que casi me besa aún lo llevo guardado, no sólo en la memoria, sino también en el corazón. Desde entonces, ha sido más constante. Me ha invitado a salir más seguido, a veces con nuestros hijos, y otras veces solo nosotros dos.

No ha sido solo eso. Ha tenido detalles que no esperaba: flores en mi oficina sin razón aparente, mensajes dulces, una tarde de juegos con los niños en el parque donde se disfrazó de pirata para hacerlos reír... y vaya que lo logró. Nunca pensé volver a ver esa versión de él. Y sin embargo, ahí estaba. Sonriendo. Viviendo. Amando… poco a poco, a su manera.

[Flashback]

Estábamos en un picnic improvisado en el jardín trasero de la casa de mis padres. Ian y Leo se revolcaban en la manta riéndose, mientras Ethan preparaba sandwiches con forma de dinosaurios. Luego se puso un parche en el ojo, tomó una espada de juguete y comenzó a hacer voces de pirata mientras los perseguía por el jardín. Mis hijos gritaban entre risas, yo no podía dejar de grabar la escena con mi celular mientras mi corazón se llenaba de ternura. Lo vi tirarse al césped con ellos, los tres exhaustos, mirando el cielo y contando nubes. Nunca me imaginé verlo así, tan libre, tan padre, tan nuestro.

[Flashback]

Un sábado por la noche me llevó a una galería de arte pequeña. Caminamos tomados del brazo, comentando los cuadros con voces bajas. Me sorprendió lo mucho que se interesaba en lo que opinaba. Me escuchó. Me miró. Me hizo sentir como si yo fuera la obra más valiosa del lugar. En un rincón, había una pintura de una mujer rodeada de caos pero con una expresión serena en su rostro. "Me recuerda a ti", susurró. Y sentí un nudo en la garganta.

[Flashback]

En otra ocasión, me llevó a un autocinema. Vimos una comedia romántica mientras compartíamos palomitas y risas. No faltaron los roces de manos casuales, ni los silencios cómodos que decían más que mil palabras. En medio de la película, la lluvia comenzó a caer suavemente sobre el parabrisas. Él se inclinó a limpiar el vidrio con su manga mientras yo lo observaba, pensando lo mucho que había cambiado todo.

[Flashback ]

Una noche fuimos a cenar a un restaurante mexicano. Yo llevaba un vestido rojo que él no dejaba de elogiar. Bailamos. Sí, Ethan bailando. Me tomó de la cintura y me susurró al oído que me veía hermosa. Yo reí, incrédula, pero dejé que me guiara en la pista. No fuimos los mejores bailarines, pero sí los más felices.

Y así, con pequeños gestos, fue reconstruyendo mi confianza… y sin quererlo —o tal vez queriéndolo demasiado—, volví a enamorarme de él.

Hoy, me pidió otra cita. Esta vez fue diferente. Su voz al teléfono sonaba nerviosa. Me dijo que era importante. Que necesitaba decirme algo y que no podía esperar más.

—¿Una pista? —le pregunté, con una sonrisa pícara.

—No —dijo—. Sólo prométeme que vendrás.

Y aquí estoy, horas antes de esa cita, mirando mi reflejo frente al espejo, con el corazón latiendo más fuerte de lo que debería.

¿Qué será eso tan importante que tiene que decirme?

No lo sé.

Pero sé que me importa. Que me pone nerviosa. Que me hace sonreír como una adolescente.

Y, sobre todo, que ya no tengo miedo.

Porque si algo tengo claro ahora… es que volví a enamorarme de Ethan, completamente.




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