Narrado por Ethan
Llegué al hospital con el corazón en la garganta, temiendo lo peor. En cuanto vi a Annette y a los niños, corrí hacia ellos. Me arrodillé frente a Leo y a Ian, abrazándolos fuerte.
—¿Están bien? —pregunté, acariciando sus rostros.
Leo asintió, aún tembloroso. —Mami me abrazó muy fuerte… me salvó.
Mi pecho se apretó al escucharlo. Miré a Annette.
—¿Llamaste a sus padres?
—Sí, ya están en camino —respondió con voz baja. Su rostro reflejaba el impacto del momento.
Poco después, llegaron mis suegros. Al vernos, corrieron hacia nosotros. El padre de Lía me tomó del brazo.
—¿Dónde está mi hija? ¿Qué dijeron los médicos?
—Todavía no han salido —respondí con la voz quebrada.
Fueron dos horas eternas, llenas de ansiedad, silencios cargados y miradas que evitaban el peor de los pensamientos. Finalmente, el doctor apareció. Su rostro era solemne.
—¿Familiares de Lía Parker? —preguntó.
Nos pusimos de pie al instante. —Yo soy su esposo —dije rápidamente.
—La operación fue complicada. Sufrió una fractura en la pierna derecha, contusiones internas y un traumatismo craneoencefálico. Está estable, pero en estado de coma inducido. No podemos asegurar cuándo despertará… ni cómo estará al hacerlo.
Mis piernas flaquearon. Sentí que el suelo desaparecía. Mi suegra soltó un sollozo, mi suegro se aferró a ella.
Y entonces llegó la policía. Uno de los oficiales se acercó con su libreta en mano.
—Señor, lamentamos interrumpir en este momento tan delicado. Pero el accidente fue un caso de atropello y fuga. Necesitamos hacerle algunas preguntas para ayudar en la investigación.
Respiré hondo, limpié mis lágrimas y asentí. —Lo que sea necesario para encontrar al que hizo esto. Solo quiero justicia para Lía.
La pesadilla apenas comenzaba.
Editado: 03.08.2025